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<span class="fck_mw_template">{{info|My Joy Rose as Sorrows Fell}}</span><p><strong>REGOCIJ&Aacute;NDOSE A&Uacute;N M&Aacute;S EN EL SUFRIMIENTO</strong></p>
<p>Sol&iacute;a tener una gran vida. Me iba de vacaciones emocionantes, preparaba comidas gourmet para mi familia y pintaba todo, desde platos hasta lienzos. Claro, ten&iacute;a limitaciones por mi polio infantil, pero pod&iacute;a hacer lo que quer&iacute;a. Poco a poco, sin embargo, todo eso cambi&oacute;. Hoy uso una silla de ruedas para ir a donde alguna vez camin&eacute;. Admiro el arte que una vez cre&eacute;. Necesito ayuda cuando una vez solo la ofrec&iacute;. Mi mundo se ha vuelto m&aacute;s peque&ntilde;o.</p>
<p>Hace d&eacute;cadas, las palabras de 2 Corintios 6:10, &ldquo;entristecidos, mas siempre gozosos&rdquo;, parec&iacute;an admirables en teor&iacute;a, pero imposibles en la pr&aacute;ctica. No pod&iacute;a imaginar el gozo y la tristeza siquiera coexistiendo; por definici&oacute;n, teniendo uno significaba la ausencia del otro. La &uacute;nica forma en que podr&iacute;a haberme imaginado regocijarme cuando estaba entristecida era si mi tristeza temporal fuese desplazada por una r&aacute;pida y milagrosa liberaci&oacute;n. Entonces podr&iacute;a regocijarme, mientras todos se maravillar&iacute;an de mi fe y la bondad de Dios.</p>
<p><strong>Mis tristezas inesperadas</strong></p>
<p>As&iacute; que, cuando hace diecis&eacute;is a&ntilde;os me diagnosticaron inesperadamente el s&iacute;ndrome post-polio, no pod&iacute;a ver c&oacute;mo podr&iacute;a encontrar gozo aparte de la sanidad. Los m&eacute;dicos dijeron que no hab&iacute;a cura para mi afecci&oacute;n y que vivir&iacute;a con p&eacute;rdidas continuas. Para frenar la progresi&oacute;n, me aconsejaron que redujera mi vida al m&iacute;nimo y dejara de usar mis brazos en exceso. Como esposa y madre de ni&ntilde;os peque&ntilde;os, me vi obligada a tomar decisiones dif&iacute;ciles a diario, y cada mes surg&iacute;an nuevas p&eacute;rdidas. Se sinti&oacute; implacable. Honestamente, todav&iacute;a se siente as&iacute;.</p>
<p>Hoy ni siquiera puedo hacer mi propio caf&eacute;, ni mucho menos llevarlo a la mesa. Trato con un dolor continuo que solo se intensificar&aacute;. Aunque esto puede sonar deprimente, sorprendentemente me ha hecho m&aacute;s gozosa. He aprendido a dejar de fijarme en mis circunstancias y comenzar a regocijarme en el Dios que se ha acercado a m&iacute; a trav&eacute;s de ellas.</p>
<p><strong>C&oacute;mo todav&iacute;a me regocijo</strong></p>
<p>A medida que mi cuerpo se debilita, Dios se ha vuelto m&aacute;s real y presente que nunca. Puedo hacer eco de las palabras del Salmo 46:1, que Dios es mi &ldquo;amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones&rdquo;. En todas mis pruebas, el Se&ntilde;or nunca me ha fallado, nunca se ha alejado de mi lado, nunca me ha soltado.</p>
<p>La Biblia se ha vuelto m&aacute;s preciosa para m&iacute; porque las garant&iacute;as de Dios de consuelo, fortaleza y liberaci&oacute;n ya no son simplemente palabras que he memorizado; ahora son promesas que me sostienen. Como tengo que depender de Dios incluso para las tareas m&aacute;s peque&ntilde;as, debo buscarlo constantemente. Es una decisi&oacute;n consciente dejar de enfocarme en lo que me rodea y comenzar a enfocarme en Dios. Es una elecci&oacute;n que debo hacer todo el d&iacute;a, todos los d&iacute;as.</p>
<p>Mientras he andado con Dios en el valle de sombra de muerte, he aprendido tres grandes lecciones para estar &ldquo;entristecidos, mas siempre gozosos&rdquo;.</p>
<p>1.&nbsp;<strong>Llora</strong></p>
<p>Antes de poder regocijarme, necesito lamentarme. Este paso es cr&iacute;tico porque es solo a trav&eacute;s del reconocimiento y el duelo de mi dolor que he experimentado la presencia y el consuelo de Dios. Sin este paso, mis palabras pueden sonar espirituales e incluso elocuentes, pero est&aacute;n desconectadas de mi vida &mdash;me quedo sinti&eacute;ndome vac&iacute;a y sola.</p>
<p>Sol&iacute;a pensar que estaba mal lamentarse. Fing&iacute;a que mi dolor no me molestaba, alej&aacute;ndome silenciosamente de Dios mientras lo alababa externamente. No sab&iacute;a c&oacute;mo aplicar estar &ldquo;entristecidos, mas siempre gozosos&rdquo;. Desde entonces, he aprendido que Dios entiende nuestro lamento. La Biblia me ha dado palabras para usar &mdash;Dios, en Su bondad, nos muestra c&oacute;mo ser verdadero con &Eacute;l.</p>
<p>En la Biblia, David (Salmo 69:1&ndash;3), el ap&oacute;stol Pablo (2 Corintios 12:7&ndash;9) e incluso el mismo Jes&uacute;s (Marcos 14:36) le pidieron a Dios que les quitara su sufrimiento, as&iacute; que audazmente tambi&eacute;n le pido Dios por liberaci&oacute;n. Dios no espera que me acerque estoicamente al dolor, fingiendo que no duele, sino que me invita a clamarle y decirle lo que anhelo. Es en esta conversaci&oacute;n aut&eacute;ntica e &iacute;ntima con Dios que &Eacute;l me cambia. Le digo cuando me siento abandonada. Le pido nuevas fuerzas. Ruego por un alivio del dolor.</p>
<p>David comienza el Salmo 13 diciendo: &ldquo;&iquest;Hasta cu&aacute;ndo, Jehov&aacute;? &iquest;Me olvidar&aacute;s para siempre? &iquest;Hasta cu&aacute;ndo esconder&aacute;s Tu rostro de m&iacute;?&rdquo; (Salmo 13:1), y, sin embargo, termina unos vers&iacute;culos m&aacute;s tarde diciendo: &ldquo;Mas yo en Tu misericordia he confiado; mi coraz&oacute;n se alegrar&aacute; en Tu salvaci&oacute;n&rdquo; (Salmo 13:5). &iquest;Qu&eacute; caus&oacute; su nueva perspectiva? &iquest;C&oacute;mo pudo pasar de cuestionar a Dios un momento a regocijarse al siguiente? Para m&iacute;, al igual que para David, este cambio ocurre cuando hablo directamente con Dios, esperando que &Eacute;l responda.</p>
<p>Cuando sigo el ejemplo de David, mi perspectiva cambia como lo hizo la de David. Puede que mis circunstancias no cambien, pero lo que sucede a mi alrededor ya no es mi enfoque. Algo dentro de m&iacute; cambia cuando leo las palabras de Dios y le derramo mis pensamientos in&eacute;ditos. Dios Mismo se encuentra conmigo, consol&aacute;ndome y revivi&eacute;ndome. En un momento estoy abrumada por el dolor en mi vida, y al siguiente momento tengo esperanza y perspectiva renovadas. Incontables veces he orado el Salmo 119:25: &ldquo;Abatida hasta el polvo est&aacute; mi alma, &iexcl;vivif&iacute;came seg&uacute;n Tu palabra!&rdquo;. Y Dios ha hecho exactamente eso.</p>
<p>2.&nbsp;<strong>B&uacute;scalo</strong></p>
<p>En la tristeza, he aprendido el gozo de la presencia de Dios. Dios siempre est&aacute; con nosotros y no hay ning&uacute;n lugar al que podamos huir de &Eacute;l, pero hay veces cuando estoy m&aacute;s consciente de &Eacute;l. En el sufrimiento, a menudo veo a Dios m&aacute;s claramente, tal vez porque estoy m&aacute;s desesperada por encontrarlo. Como dice Oseas 6:3: &ldquo;Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehov&aacute;; como el alba est&aacute; dispuesta su salida, y vendr&aacute; a nosotros como la lluvia, como la lluvia tard&iacute;a y temprana a la tierra&rdquo;.</p>
<p>Dios viene a nosotros mientras lo buscamos. Puedo hacer eco de las proclamaciones de David en los Salmos &mdash;he encontrado plenitud de gozo en la presencia de Dios, y he probado y visto la bondad de Dios de primera mano. Este tipo de gozo solo est&aacute; en Dios, quien me consuela, me fortalece y me asegura que nunca me dejar&aacute;.</p>
<p>3.&nbsp;<strong>Conf&iacute;a en Su dise&ntilde;o</strong></p>
<p>Tengo gozo en saber que hay un prop&oacute;sito para mi sufrimiento. Mi sufrimiento fue dise&ntilde;ado por Dios para mi bien &mdash;no para castigarme sino para bendecirme. Aunque puede que no vea o entienda f&aacute;cilmente lo que Dios est&aacute; haciendo, s&eacute; que Dios me est&aacute; transformando a trav&eacute;s de mis pruebas. Mi sufrimiento ha producido un gozo resistente &mdash;uno que me lleva a la paciencia [perseverancia], la prueba [car&aacute;cter] y la esperanza (Romanos 5:3&ndash;5). Las cosas de este mundo son menos atractivas, y las cosas de Dios son mucho m&aacute;s preciosas.</p>
<p>Despu&eacute;s de vivir mis peores pesadillas, tengo menos miedo al futuro y m&aacute;s gozo en el presente. Tengo confianza de que Dios estar&aacute; conmigo, incluso a trav&eacute;s del valle de la sombra de la muerte, y s&eacute; que &Eacute;l est&aacute; ayudando [obrando] todas las cosas a mi bien. Estar &ldquo;entristecidos, mas siempre gozosos&rdquo; no significa que debamos regocijarnos <em>por</em> nuestro sufrimiento, sino que podemos regocijarnos incluso en medio de nuestro sufrimiento.</p>
<p>S&iacute;, sol&iacute;a tener una gran vida, pero ahora mi vida es a&uacute;n mejor. Mi dolor ha producido un gozo rebosante que nunca se puede quitar.</p>