Jesús y los Niños

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Algo que se tiene que tener en cuenta cuando se está evaluando la aptitud espiritual de una persona para el ministerio es la manera en que él/ella se relaciona a los niños. Pon a un niño en un cuarto y observa. Eso es lo que Jesús hizo para mostrarnos algo. Los niños son como el papel tornasol que se usa para revelar la presencia del orgullo.  
Algo que se tiene que tener en cuenta cuando se está evaluando la aptitud espiritual de una persona para el ministerio es la manera en que él/ella se relaciona a los niños. Pon a un niño en un cuarto y observa. Eso es lo que Jesús hizo para mostrarnos algo. Los niños son como el papel tornasol que se usa para revelar la presencia del orgullo.  
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Podrías pensar que lo principal que te diría Jesús sería: “No sean orgullosos, sean como los niños.” Lo fundamental que él dijo en Mateo 18:3 fue lo siguiente: “En verdad os digo que si no os convertís y os haceís como ninos, no entrareis en el reino de los cielos.” Pero Él dijo otra cosa que es aún más llamativa. Cuando Jesús vió que sus discípulos estaban disputando sobre quién era el más importante, “Jesús se sentó y, llamó á los doce…. Luego tomó a un niño y lo puso en medio de ellos, abrazándolo, les dijo: El que recibe en mi nombre a uno de estos niños, me recibe a mi, y el que me recibe a mi, no me recibe a mí sino al que me envió”(Marcos 9:34-37).  
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Podrías pensar que lo principal que te diría Jesús sería: “No sean orgullosos, sean como los niños.” Lo fundamental que él dijo en Mateo 18:3 fue lo siguiente: “En verdad os digo que si no os convertís y os haceís como ninos, no entrareís en el reino de los cielos.” Pero Él dijo otra cosa que es aún más llamativa. Cuando Jesús vió que sus discípulos estaban disputando sobre quién era el más importante, “Sentándose, llamó a los doce y les dijo: Si alguno desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos. Y tomando a un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándolo en sus brazos les dijo: El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a me recibe; y el que me recibe a , no me recibe a mí, sino a aquel que me envió.”(Marcos 9:34-37).  
Recibir a un niño en tus brazos en el nombre de Jesús es una manera de recibir a Jesús. Y el recibir a Jesús es una manera de recibir al Señor, Dios. Por lo tanto, la manera en que tratemos los niños es una señal de nuestro compañerismo con Dios. Algo está completamente equivocado en aquella alma que no descienda (o debería ser “''ascienda''”) a amar y valorar a un niño.  
Recibir a un niño en tus brazos en el nombre de Jesús es una manera de recibir a Jesús. Y el recibir a Jesús es una manera de recibir al Señor, Dios. Por lo tanto, la manera en que tratemos los niños es una señal de nuestro compañerismo con Dios. Algo está completamente equivocado en aquella alma que no descienda (o debería ser “''ascienda''”) a amar y valorar a un niño.  

Revisión de 15:00 24 nov 2015

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English: Jesus and the Children

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Reflexionando sobre los niños como detectores del orgullo

Algo que se tiene que tener en cuenta cuando se está evaluando la aptitud espiritual de una persona para el ministerio es la manera en que él/ella se relaciona a los niños. Pon a un niño en un cuarto y observa. Eso es lo que Jesús hizo para mostrarnos algo. Los niños son como el papel tornasol que se usa para revelar la presencia del orgullo.

Podrías pensar que lo principal que te diría Jesús sería: “No sean orgullosos, sean como los niños.” Lo fundamental que él dijo en Mateo 18:3 fue lo siguiente: “En verdad os digo que si no os convertís y os haceís como ninos, no entrareís en el reino de los cielos.” Pero Él dijo otra cosa que es aún más llamativa. Cuando Jesús vió que sus discípulos estaban disputando sobre quién era el más importante, “Sentándose, llamó a los doce y les dijo: Si alguno desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos. Y tomando a un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándolo en sus brazos les dijo: El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me envió.”(Marcos 9:34-37).

Recibir a un niño en tus brazos en el nombre de Jesús es una manera de recibir a Jesús. Y el recibir a Jesús es una manera de recibir al Señor, Dios. Por lo tanto, la manera en que tratemos los niños es una señal de nuestro compañerismo con Dios. Algo está completamente equivocado en aquella alma que no descienda (o debería ser “ascienda”) a amar y valorar a un niño.

Entonces, sería bueno prestar atención especial a la manera en que Jesús se relaciona con los niños. Considera estas situaciones y deja que los te ayudan entender los deseos de Cristo. ¿Qué sería más importante que recibir a Cristo y al mismo tiempo recibir a Dios el Creador en él? Increíblemente Jesús Cristo dice que esto ocurre cuando nos relacionamos con los niños.

1. Jesús era un niño

Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se les darán estos nombres: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. (Isaías 9:6).

2. Y tomándolos en los brazos, Jesús los bendecía

Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él.» Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos. (Marco 10:14- 16)

3. Jesús cura la niña de una extranjera

Entonces respondiendo Jesús, dijo: —¡Mujer, qué grande es tu fe! — contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija. (Mateo 15:28)

4. Jesús expulsó un demonio de un niño

Y Jesús le reprendió, y salió el demonio de él; y el mozo fue sano desde aquella hora (Mateo 17:18)

5. Jesús resucitó a una niña que había muerto.

Y tomando la mano de la muchacha, —Talitha cumi, que significa: Niña, a ti te digo, ¡levántate!. La niña, que tenía doce años, se levantó en seguida y comenzó a andar. Ante este hecho todos se llenaron de asombro. (Marcos 5:41-42)

6. Jesús usa los panes y peces de un niño para alimentar a cinco mil personas.

Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente? —Hagan que se sienten todos —ordenó Jesús. En ese lugar había mucha hierba. Así que se sentaron, y los varones adultos eran como cinco mil. (Juan 6:9-10)

7. Jesús dijo que deberíamos ser como un niño.

Entonces dijo: Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos. . (Mateo 18:3-4)

8. Cuando llegó a Jesús, los niños decían “Hosana! al Hijo de David”.

Pero cuando los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley vieron que hacía cosas maravillosas, y que los niños gritaban en el templo: «¡Hosana al Hijo de David!», se indignaron. (Mateo 21:15)

9. Jesús predice los días terribles cuando los padres darían a sus niños a morir

El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. Los hijos se rebelarán contra sus padres y les darán muerte. (Marco 13:12)

10. Jesús dijo que si se recibe a un niño en su nombre, se recibe a El que le envió.

El que recibiere en mi nombre uno de los tales niños, á mí recibe; y el que á mí recibe, no me recibe á mí, sino al que me envió. (Marco 9:37)

Permitan que el El Padre nos enseñe esta verdad profunda – que muestra que amar a los niños en el nombre de Jesús es amar a Dios el hijo y Dios el padre. Por supuesto, esto vá más allá: tiene que ver con aceptar y estar en íntima comunión con Dios. El trabajar con los niños “en el nombre de Cristo” no es ninguna tarea fácil.

Pastor John

[Adaptado de “A Godward Life”, Libro #2, págs. 188-190]


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