Por qué no debemos dejar de reunirnos
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Última versión de 14:59 12 sep 2017
¿Ha pensado alguna vez en esta asombrosa afirmación que Dios hizo en relación con el hecho de que debemos estar juntos cuando nos reunimos para adorarle?
No es bueno que el hombre esté solo (Génesis 2:18, LBLA)
Lo que es más extraordinario es que Dios dice esto antes de la caída, cuando el corazón de Adán todavía no estaba ensombrecido por la oscura noche del pecado y disfrutaba de una relación inmaculada con su creador.
¿Había algo que no fuese bueno en la situación de Adán? Tenía una comunión directa con Dios. No tenía un agujero con forma de Dios en su corazón. ¿No habría sido más real para Adán que para Asaf la siguiente afirmación: "Fuera de ti, nada deseo en la tierra" (Salmo 73:25)? ¿No habría sido más cierto para Adán que para Chris Tomlin el decir que: "Todo lo que hay en ti es más que suficiente para todo lo que yo soy"?
Contenido |
¿No era Dios suficiente para Adán?
Creo que muchas veces pensamos que el hecho de que Adán estuviese solo no era bueno para Adán. Según el diseño de Dios, realmente era así. Pero eso no era lo único cierto ni lo más importante. Que Adán estuviese solo no era bueno para Dios. El objetivo final no era que todo lo que hay en Dios no fuera suficiente para todo lo que Adán es. Era que todo lo que había en Adán no era suficiente para todo lo que es Dios. Una persona no disfrutaría de Dios tanto como lo harían muchas personas juntas.
El gozo más profundo
Nuestro disfrute comunitario de Dios está enraizado en un gran misterio: la trinidad. Dios es uno (Deuteronomio 6:4; Santiago 2:19), pero él es uno en tres (Mateo 28:19). A causa de esta verdad insondable, podemos decir en cierta forma que "no es bueno" que Dios esté solo. Existe una dimensión en la que Dios se experimenta a si mismo más completa y gozosamente como tres en uno que si fuera una deidad monocromática.
Y fue en este consejo trinitario que decidió: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza" (Génesis 1:26). Eso no significa que nos ha hecho a cada uno de nosotros como pequeñas trinidades. Pero sí supone que Dios nos ha creado, de una forma única como seres humanos, para que muchos podamos llegar a ser uno. Hay maneras en las que podemos experimentar a Dios más completa y gozosamente siendo muchos en uno que si solamente existiera un ser humano.
Nosotros, aunque muchos, somos un cuerpo.
Un misterio que el Nuevo Testamento revela es que experimentar a Dios como muchos-en-uno está reservado a los que pertenecen al cuerpo de Cristo (Efesios 5:23). Es por eso que el apóstol Pablo dice:
Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros. (Romanos 12:4-5)
¡Unidos formamos el cuerpo de Cristo! Y según 1ª de Corintios 12, cada uno de nosotros tiene una función indispensable para que el cuerpo funcione saludablemente. A través de cada uno de nosotros, Dios está alimentando y desarrollando su cuerpo "hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efesios 4:13).
Nosotros, aunque muchos, somos una novia
¡Pero este misterio aún es más profundo! No solamente somos el cuerpo de Cristo: somos la novia de Cristo (Efesios 5:32).
Adán y Eva cayeron. La comunión que habían empezado a disfrutar con Dios se rompió. Pero Jesús es el segundo Adán (Romanos 5:15-17) y la iglesia, en este contexto, es la segunda Eva. Ella es la madre de todos los nacidos de nuevo que existen y es la novia de Cristo. Y nosotros somos ella...¡Cuando estamos juntos!
¡Reflexione sobre esta maravilla! "No es bueno" que Dios esté solo, no solamente en el sentido trinitario, sino también en el de las bodas de Cristo con su novia. El Dios en tres personas y la iglesia de muchos en uno deben unirse en una hermosa y santa alianza, por así decirlo, que nos permita a todos experimentar a Dios más completa y gozosamente que si alguno de nosotros no existiera.
Ahí estoy yo en medio de ellos
Es por eso que nos reunimos como iglesia este fin de semana. No es que simplemente "vamos a la iglesia". Somos parte del mayor misterio y la más increíble maravilla que cualquier persona o grupo humano puede llegar a experimentar jamás: la unidad con el cuerpo y la novia de Cristo que conjuntamente llegan a ser uno con Cristo en Dios.
Hay un disfrute de Dios, un "(probar) del don celestial" y una "(participación) del Espíritu Santo" y un "(gustar) de la bondad de la Palabra de Dios y de los poderes del mundo venidero" que no se pueden experimentar fuera de la congregación de la iglesia de Jesús (Hebreos 6:4-5; 1 Corintios 14:26; Colosenses 3:15-16). Y hay una manifestación de la presencia de Jesús que solo ocurre cuando esto sucede:
Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. (Mateo 18:20)
La Biblia nos enseña a adorar y a orar en privado (Mateo 6:6). Pero eso nunca va a constituir la experiencia más completa, profunda y gozosa de Dios que podamos tener. Eso está reservado para el cuerpo unido de Cristo, su novia.
Esta es la razón más profunda por la que debemos procurar reunirnos (Hebreos 10:25). Porque cuando se trata de ver y saborear a Jesucristo al máximo, no es bueno que el hombre esté solo.
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