Rut: una Providencia Agridulce
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Revisión de 15:21 10 nov 2010
Por John Piper
sobre La Soberanía de Dios
Una parte de la serie Ruth: Sweet & Bitter Providence
Traducción por Maria Alvarez Alvarez
Rut 1
[1] En tiempo de los Jueces hubo hambre en el país, y un hombre emigró, con su mujer y sus dos hijos, desde Belén de Judá a los campos de Moab. [2] Se llamaba Elimélec; su mujer, Noemí, y sus hijos, Majlón y Kilión. Eran efrateos, de Belén de Judá. Llegados a la campiña de Moab, se establecieron allí. [3] Elimélec, el marido de Noemí, murió, y quedaron con ella sus dos hijos, [4] que se casaron con dos mujeres moabitas: una se llamaba Orfá y la otra Rut. Pero al cabo de diez años de residir allí, [5] murieron también los dos hijos, Majlón y Kilión, y la mujer se quedó sin marido y sin hijos. [6] Al enterarse de que el Señor había atendido a su pueblo dándole pan, Noemí con sus dos nueras emprendió el camino de vuelta desde la campiña de Moab. [7] En compañía de sus dos nueras salió del lugar donde residía, y emprendieron el regreso al país de Judá. [8] Noemí dijo a sus dos nueras: ---Andad, volveos cada una a vuestra casa. Que el Señor os trate con piedad, como vosotras lo habéis hecho con mis muertos y conmigo. [9] El Señor os conceda vivir tranquilas en casa de un nuevo marido. Y las abrazó. Ellas, rompiendo a llorar, [10] le respondieron: ---¡De ningún modo! Volveremos contigo a tu pueblo. [11] Noemí insistió: ---Volveos, hijas. ¿A qué vais a venir conmigo? ¿Creéis que podré tener más hijos para casaros con ellos? [12] Andad, volveos, hijas, que soy demasiado vieja para casarme. Y aunque pensara que me queda esperanza, y me casara esta noche, y tuviera hijos, [13] ¿vais a esperar a que crezcan, vais a renunciar, por ellos, a casaros? No, hijas. Mi suerte es más amarga que la vuestra, porque la mano del Señor se ha desatado contra mí. [14] De nuevo rompieron a llorar. Orfá se despidió de su suegra y volvió a su pueblo, mientras que Rut se quedó con Noemí. [15] Noemí le dijo: ---Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios. Vuélvete tú con ella. [16] Pero Rut contestó: ---No insistas en que te deje y me vuelva. A donde tú vayas, yo iré, donde tú vivas, yo viviré; tu pueblo será el mío, tu Dios será mi Dios; [17] donde tú mueras, allí moriré y allí me enterrarán. Sólo la muerte podrá separarnos, y si no, que el Señor me castigue. [18] Al ver que se empeñaba en ir con ella, Noemí no insistió más. [19] Y siguieron caminando las dos hasta Belén. Cuando llegaron, se alborotó toda la población, y las mujeres decían: ---¡Si es Noemí! [20] Ella corregía: ---No me llaméis Noemí. Llamadme Mara, porque el Todopoderoso me ha llenado de amargura. [21] Partí llena de bienes, y el Señor me trae vacía. No me llaméis Noemí, que el Señor me afligió, el Todopoderoso me maltrató. [22] Así fue como Noemí, con su nuera Rut, la moabita, volvió de la campiña de Moab. Empezaba la siega de la cebada cuando llegaron a Belén.
Mi intención es predicar por medio del libro de Rut los próximos cuatro domingos – un capítulo cada domingo. Podéis hacer que Julio sea un mes memorable de introspección y de renovación leyendo esta bonita historia una vez a la semana. (Se tarda unos 25 minutos a un ritmo relajado). Es una historia que nos muestra cómo "Dios se mueve de maneras misteriosas, para sus maravillas realizar.” Es una historia para aquellos que se preguntan dónde está Dios cuando no hay sueños, ni visiones, ni profetas. Es para aquellos que se preguntan dónde está Dios cuando una tragedia tras otra atacan su fe. Es una historia para aquellos que se preguntan si vale la pena vivir una vida íntegra en momentos difíciles. Y es una historia para aquellos que no pueden imaginar que de sus vidas de fe ordinarias pueda surgir algo enorme. Es un libro refrescante y lleno de ánimos, y quiero que os refresquéis y que tengáis ánimos este verano.
La obra de Dios en el tiempo más oscuro
Según el capítulo 1, versículo 1, la historia tuvo lugar durante el tiempo de los jueces. Este fue un periodo de 400 años después de que Israel entrase en la tierra prometida bajo el mandato de Josué y antes de que hubiese reyes en Israel (aproximadamente entre el 1500 y el 1100 AC). El libro de los Jueces precede al de Rut en nuestras Biblias inglesas y podéis ver desde el último versículo qué tipo de época fue. En Jueces 21:25 dice: “Por entonces no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía bien.” Fue una época muy oscura en Israel. El pueblo pecaba, Dios enviaba enemigos contra ellos, ellos suplicaban ayuda, y Dios, de forma misericordiosa, erigía a un juez para rescatarlos. Una y otra vez el pueblo se rebelaba, y en apariencia todos los propósitos de rectitud y de Gloria de Dios fracasaban. Y lo que el libro de Rut hace por nosotros es ayudarnos a vislumbrar la obra oculta de Dios durante el peor de los tiempos.
Mirad el ultimo versículo de Rut (4:22). El hijo que nace de Rut y de Boaz durante la época de los jueces es Obed. Obed se convierte en el padre de Jesé, y Jesé se convierte en el padre de David, quien condujo a Israel hacia las más grandes alturas de la gloria. Uno de los mensajes principales de este breve libro es que Dios está trabajando en el peor de los tiempos. Incluso cuando su pueblo peca, Él puede y Él tomar decisiones para que alcancen la gloria. A nivel nacional era cierto. Y veremos que es cierto al nivel personal y familiar también. Dios está trabajando en el peor de los tiempos. Cuando piensas que está más alejado de ti, o que incluso se ha vuelto en tu contra, lo cierto es que está colocando las piedras angulares de una mayor felicidad en tu vida.
No juzgues al Señor por tu débil sentido
Mas confía en su gracia
Tras una providencia que te enoja
Él esconde su cara sonriente.
Creo que ése es el mensaje de Rut. Veamos cómo este autor desconocido, bajo la inspiración del Espíritu Santo, nos lo enseña.
Añadir pena al hambre
Los versículos 1–5 describen el sufrimiento de Noemí. Primero (1:1), hay una hambruna en Judá donde Noemí y su esposo Elimélec y sus hijos Mailón y Kilión vivían. Noemí sabe de sobra qué es lo que causa las hambrunas. Es Dios. En el Levítico 26:3-4 dice:
Si seguís mis leyes y cumplís mis preceptos poniéndolos por obra, yo os mandaré la lluvia a su tiempo: la tierra dará sus cosechas y los árboles sus frutos.
Cuando se retienen las lluvias, es la dura mano de Dios.
Aparte, está la decision de quedarse en Moab – una tierra pagana con dioses extranjeros (1:15; Jueces 10:6). Esto suponía jugar con fuego. Dios había pedido a su pueblo que se separase de las tierras colindantes. Así que cuando muere el esposo de Noemí (1:13), ¿qué otra cosa podia sentir, sino que el juicio de Dios la había seguido y había añadido pena al hambre?
Después (en 1:4), sus dos hijos se casan con esposas moabitas, una llamada Orfá y la otra Rut. Y de nuevo cae sobre ellos la mano de Dios. El versículo 5 resume la tragedia de Noemía después de diez años de matrimonios sin hijos: “Murieron también los dos hijos, Majlón y Kilión, y la mujer se quedó sin marido y sin hijos.” Una hambruna, el traslado a la tierra pagana de Moab, la muerte de su marido, el matrimonio de sus hijos con mujeres extranjeras, y la muerte de sus hijos - golpe tras golpe, una tragedia detrás de otra. ¿Y ahora qué?
Los intentos de Noemí de que Rut y Orfá regresen
En el versículo 6 Noemí aomi se entera de que “el Señor había atendido a su pueblo dándole pan.” Así que decide volver a Judá. Sus dos nueras, Rut y Orfá, la acompañan parte del camino, según parece, pero entonces, desde el versículo 8 al 13 intenta convencerlas de que regresen a su hogar. Creo que hay tres razones por las que el escritor dedica tanto espacio al esfuerzo de Noemí para que Rut y Orfá regresen.
El sufrimiento de Noemí
Primero, la escena insiste en el sufrimiento de Noemí. Por ejemplo, en el versículo 11: Noemí insistió: ---Volveos, hijas. ¿A qué vais a venir conmigo? ¿Creéis que podré tener más hijos para casaros con ellos? Andad, volveos, hijas, que soy demasiado vieja para casarme.” En otras palabras, Noemí no tiene nada que ofrecerlas. Si intentan serle fieles a ella y al nombre de sus maridos, no encontrarán más que dolor. Así que concluye al final del versículo 13: “No, hijas. Mi suerte es más amarga que la vuestra, porque la mano del Señor se ha desatado contra mí.” No vengáis conmigo porque Dios está en mi contra. Vuestra vida podría ser tan amarga como la mía.
Una costumbre israelita
La segunda razón de que se escriban los versículos del 8 al 13 es la de prepararnos para una costumbre de Israel que va a volver todo alrededor de Noemí en los siguientes capítulos. Era costumbre que cuando un esposo israelita moría, su hermano o un familiar cercano había de casarse con la viuda y continuar con el nombre del hermano (Deuteronomio 25:5-10) Noemí se refiere a esta costumbre (en el versículo 11) al decir que no tiene más hijos que se puedan casar con Rut y con Orfá. Cree que es inútil que Rut y Orfá sigan comprometidas con el nombre de su familia. Es obvio que no recuerda que hay otro familiar llamado Boaz que puede llevar a cabo el deber de un hermano.
Hay aquí una lección. Cuando hemos decidido que Dios está en nuestra contra, solemos exagerar nuestra desesperación. Nos volvemos tan amargos que no podemos ver los rayos de sol que se asoman entre las nubes. Fue Dios quien rompió la hambruna y quien les abrió el camino hacia su hogar (1:6). Fue Dios quien había protegido a un pariente para que continuase la línea de Noemí (2:20). Y fue Dios quien oblige a Rut a quedarse con Noemí. Pero Noemí está tan amargada por la dura providencia de Dios que no puede ver que su misericordia está trabajando en su vida.
La lealtad de Rut
La tercera razón de que se escriban los versículos del 8 al 13 es hacer que la lealtad de Rut hacia Noemí resulte increíble. El versículo 14 dice que Orfá se despidió de su suegra y volvió a su pueblo, mientras que Rut se quedó con Noemí. Ni siquiera otra súplica en el versículo 15 puede hacer que Rut la abandone. Esto es más sorprendente después de la lúgubre descripción que Noemí hace de su futuro con ella. Rut se queda con ella a pesar de un aparente futuro desesperanzador de viudedad sin hijos. Noemí pinta el futuro negro y Rut coge su mano y camina hacia ese futuro con ella.
Las increíbles palabras de Rut se encuentran en 1:16–17,
No insistas en que te deje y me vuelva. A donde tú vayas, yo iré, donde tú vivas, yo viviré; tu pueblo será el mío, tu Dios será mi Dios; donde tú mueras, allí moriré y allí me enterrarán. Sólo la muerte podrá separarnos, y si no, que el Señor me castigue.
La mujer ideal de Dios
Cuanto más reflexionas sobre estas palabras, más increíbles se vuelven. El compromiso de Rut con su suegra, que ha quedado en la miseria, es simplemente asombroso. En primer lugar, significa que va a dejar a su propia familia y su propia tierra. En segundo lugar, por lo que sabe, significa que va a llevar una vida de viuda, sin hijos, porque Noemí no tiene más hombres que darle, y si se casase con otro hombre que no fuese familiar de ellos, se perdería el compromiso que tenía con la familia de Noemí. En tercer lugar, significa ir a una tierra desconocida con nuevas gentes, nuevas costumbres y un nuevo idioma. En cuarto lugar, supuso un compromiso aún más radical que el del matrimonio: “donde tú mueras, allí moriré y allí me enterrarán” (v. 17). En otras palabras, nunca volverá a casa, ni siquiera si Noemí muriese. Pero el compromiso más increíble de todos es éste: “Tu Dios será mi Dios” (v. 16). Noemí acaba de decir en el versículo 13: “La mano del Señor se ha desatado contra mí." Para Noemí, Dios significa amargura. Pero a pesar de ello, Rut abandona su herencia religiosa y hace del Dios de Israel su Dios. Quizá ya había adquirido ese compromiso años antes, cuando su esposo le contó su gran amor por el Dios de Israel y su poder en el Mar Rojo, y su glorioso propósito de paz y de justicia. En cierto modo, Rut confiaba en el Dios de Noemí a pesar de las amargas experiencias de Noemí. Aquí tenemos la imagen de la mujer ideal de Dios. Una fe en Dios que ve más allá de los contratiempos amargos del presente. Libre de las seguridades y de las comodidades del mundo. Valor para aventurarse en lo desconocido y en lo extraño. Un compromiso radical en las relaciones que Dios le indica. ¡Oh! ¡Qué afortunada es Belén de criar ese tipo de mujer!
La teología de Noemí: verdadero y falso
De modo que Rut y Noemí vuelven juntas a Belén de Judá (versículo 19). Pero ella response en el versículo 20:
No me llaméis Noemí (es decir, agradable o dulce). Llamadme Mara (amarga), porque el Todopoderoso me ha llenado de amargura. Partí llena de bienes, y el Señor me trae vacía. No me llaméis Noemí, que el Señor me afligió (testificó en mi contra), el Todopoderoso me maltrató.
¿Qué podemos concluir de la teología de Noemí? Yo llevaría la teología de Noemí a las opiniones sentimentales de Dios que dominan las revistas y los libros evangélicos hoy en día. Noemí no tiene dudas y está segura de tres cosas: Dios existe. Dios es soberano. Dios la ha afligido. El problema de Noemí es que ha olvidado la historia de José, que también fue a una tierra extranjera. Fue vendido como esclavo. Una adúltera le acusó en falso y le enviaron a prisión. Tenía todo tipo de motives para decir, junto a Noemí: “El Todopoderoso me maltrató”. Pero mantuvo su fe y Dios volvió todo a su favor y al de la nación de Israel. La lección esencial del Génesis 50:20 es la siguiente: “Vosotros intentasteis hacerme mal [les dice José a sus hermanos]; Dios intentaba convertirlo en bien." Noemí tiene razón al creer en un Dios soberano y poderoso que gobierna los asuntos de las naciones y de las familias, y que cada día nos da un poco de dolor y un poco de placer. Pero necesita abrir los ojos a las señales de sus propósitos misericordiosos. Fue Dios el que alejó la hambruna y abrió el camino hacia un nuevo hogar. Fijáos en el toque delicado de esperanza que hay al final del versículo 22: “Empezaba la siega de la cebada cuando llegaron a Belén.” Ojalá Noemí se hubiese dado cuenta de lo que esto iba a significar. Es más, Noemí necesita abrir los ojos y ver a Rut. ¡Qué regalo! ¡Qué bendición! Aún así, mientras ella y Rut están frente al pueblo de Belén, Noemí dice en el versículo 21: “El Señor me trae vacía.” ¡No es así, Noemí! Estás tan cansada de la noche de la adversidad que no puedes ver el amanecer de júbilo. ¿Qué diría si pudiese ver que iba a ganar un niño con Rut, y que este niño sería el abuelo del mayor rey de Israel, y que este rey de Israel anunciaría al Rey de reyes, Jesucristo, el Señor del universo? Creo que diría:
No juzgues al Señor por tu débil sentido
Mas confía en su gracia
Tras una providencia que te enoja
Él esconde su cara sonriente.
Cuatro lecciones breves
Dejad que concluya con cuatro lecciones breves.
1. El gobierno soberano de Dios
Dios todopoderos reina en todos los asuntos de los hombres. Gobierna las naciones (Daniel 2:21) y gobierna las familias. Su providencia se extiende desde el Congreso de los Estados Unidos hasta vuestras cocinas. Seamos como las mujeres de fe del Antiguo Testamento. Dudasen lo que dudasen, nunca dudaron de que Dios estaba involucrado en todas las partes de sus vidas y de que nadie podía frenar su mano (Daniel 4:35). Él da la lluvia y quita la lluvia. Él da la vida y quita la vida. En Él vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Nada —desde un palillo hasta el Taj Mahal—se puede entender correctamente si no es con relación a Dios. Él es la realidad que todo lo abarca, que todo lo domina. Noemí tenía razón y deberíamos unirnos a ella en esta convicción. Dios todopoderoso reina en todos los asuntos de los hombres.
2. La misteriosa providencia de Dios
La providencia de Dios es muy dura a veces. Dios había tratado a Noemí de forma amarga – al menos a corto plazo sólo se podía sentir amargura. Quizá alguien podría decir: todo se debía al pecado de haber ido a Moab y de haberse casado con mujeres extranjeras. Puede que sí. Pero no necesariamente. El Salmo 34:19 dice: “Por muchos males que sufra el justo, de todos lo libra el Señor.” Ni el Antiguo Testamento ni el Nuevo Testamento prometen que los creyentes escaparán de los males de esta vida. Pero supongamos que la calamidad de Noemí se debía a su desobediencia. Eso hace que la historia sea doblemente esperanzadora porque muestra que Dios está dispuesto y es capaz incluso de transformar sus juicios en alegrías. Si Rut fue traída a la familia por el pecado, es doblemente incredible que sea hecha la abuela de David y antepasada de Jesucristo. No penséis jamás que el pecado de vuestro pasado significa que hay esperanza en vuestro futuro.
3. Los buenos propósitos de Dios
Lo cual nos lleva a la tercera lección. No es sólo que Dios reine en todos los asuntos de los hombre, y que su providencia es dura a veces, sino que en todas sus obras sus propósitos son por el bien y por la felicidad de su pueblo. ¿Quién hubiese imaginado que en el peor de los tiempos —la época de los jueces—Dios estaba interviniendo en las tragedias de una única familia para preparar el camino del mayor rey de Israel? Pero no es sólo eso, estaba trabajando para llenar de una enorme alegría a Noemí, a Rut, a Boaz y a sus amigos. Si este verano te ha sucedido algo que haga que tu futuro pareza desesperado, aprende de Rut que Dios está trabajando por ti ahora mismo para darte un futuro y una esperanza. Confía en Él; espera con paciencia. Las nubes de mal agüero son grandes en misericordia y se romperán en tu cabeza con una bendición.
4. Una libertad como la de Rut
Finalmente, comprendemos que si confías en la bondad soberana y en la misericordia de Dios para seguir todos los días de tu vida, entonces eres libre como Rut. Si Dios te llama, puedes dejar a tu familia, puedes dejar tu trabajo, puedes dejar Minnesota, y puedes asumir compromisos radicales y llevar a cabo nuevas empresas. O puede que encuentres la libertad, el valor y la fuerza para mantener un compromiso que ya habías adquirido. Cuando crees en la soberanía de Dios y que a Él le encanta en extreme trabajar por aquellos que confían en Él, sientes una libertad y una alegría que ni los malos momentos pueden sacudirlas. El libro de Rut nos da una vision del trabajo oculto de Dios durante los peores momentos. Y así, al igual que en el resto de las Escrituras, como dice Pablo (Romanos 15:4, 13), el libro de Rut se escribió para que tuviéramos esperanza en abundancia.
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