Por el amor de Dios, volumen 1/9 de mayo

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==== 9 DE MAYO ====
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''Éxodo 20; Lucas 23;'' Job; 2 Corintios 8
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''Números 17 – 18; Salmo 55;'' Isaías 7; Santiago 1
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LOS DIEZ MANDAMIENTOS ('''Ex.20''') alguna vez fueron aprendidos por cada niño en la escuela en el mundo Occidental. Éstos establecieron principios profundamente arraigados de lo correcto e incorrecto que contribuyeron a moldear la civilización del mundo occidental. No eran vistos como diez recomendaciones, finezas opcionales para personas educadas. Aún muchos de aquéllos que no creían que fueron dados por Dios mismo (“Dios habló todas éstas palabras,” 20:1) los veían como el mayor resumen breve de moral privada y pública necesarios para el buen orden de la sociedad. Su importancia ahora se está disipando rápidamente en Occidente. Aún, muchas iglesias no pueden siquiera recitar más de tres o cuatro de ellos. Es impensable que un Cristiano reflexivo no llegue a memorizarlos. Sin embargo el escenario dónde fueron primeramente dados el que llama a ésta meditación. Los Diez Mandamientos fueron dados por Dios a través de Moisés a los Israelitas en el tercer mes después de su rescate de Egipto. Cuatro observaciones:
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A CIERTO NIVEL, LA NARRACIÓN BREVE EN '''NÚMEROS 17''' resume el reporte de las rebeliones del capítulo previo. Dios desea deshacerse El mismo de la murmuración constante de los Israelitas en la medida que ellos retan la autoridad sacerdotal de Aarón (17:5). Así que la vara del líder ancestral de cada tribu es cuidadosamente marcada y luego guardada por Moisés, según lo indicado, en el Tabernáculo, en la “Tienda del Testimonio”. Dios declara, por adelantado, que la vara perteneciente al hombre al que El escoja reverdecerá.  
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(1) Los Diez Mandamientos son, en primer lugar, el punto más alto del pacto mediado por Moisés (cf. 19:5), dados por Dios en Sinaí (Horeb). El resto del pacto tiene poco sentido sin ellos; los Diez Mandamientos en sí están respaldados por la demás estipulaciones del pacto. No obstante duraderos, no son principios meramente abstractos, pero son emitidos en los términos concretos de esa cultura: ej., la prohibición de codiciar el buey o burro del prójimo.  
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Moisés hace como se le indica. A la mañana siguiente el recoge las doce varas. La vara de Aarón, y solamente la suya, ha reverdecido-ciertamente, ha florecido, retoñado, y producido almendras. Ésta vara, por instrucción de Dios, es preservada para la posteridad. En cuanto a los israelitas, resulta sobre ellos que su rebelión no sólo fue en contra de un par de hombres, Aarón y Moisés, pero en contra del Dios Viviente. ¡Ahora ellos claman, “Moriremos! Estamos perdidos, todos estamos perdidos! Cualquiera que se acerque al Tabernáculo del SEÑOR morirá. ¿Y todos vamos a morir? (17:12-13). ¿Qué concluiremos de ésta situación?
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(2) Los Diez Mandamientos son introducidos con un recordatorio que Dios redimió a ésta comunidad de la esclavitud: “Yo soy el SEÑOR tu DIOS, que los sacó de Egipto, de un tierra de esclavitud” (20:2). Ellos son su pueblo no sólo por ser su creación, tampoco por el pacto hecho con Abraham, pero porque Dios los rescató de Egipto.  
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(1) En parte la respuesta de los israelitas es buena, pero aún así terriblemente deficiente. Es bueno en que éste evento, al menos por el momento, los lleva a que vean que su rebelión no fue solo en contra de Moisés y Aarón, pero en contra del Dios viviente. Temor a Dios puede ser algo bueno. Sin embargo esto suena como el temor servil de las personas que no conocen a Dios muy bien. Tienen miedo de ser destruidos, pero en consecuencia no son más dedicados a Dios. En Números 20 y 21, las personas están quejándose y refunfuñando nuevamente, la exhibición milagrosa de la vara que reverdeció no solucionó nada por mucho tiempo. Eso, también, es terriblemente realista: la iglesia tiene una larga historia de avivamientos poderosos que se han disipado o prostituido dentro de un espacio corto de tiempo.  
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(3) Dios entregó los Diez mandamientos en un despliegue terrible de poder. En una época anterior al holocausto nuclear, la experiencia más temible de poder fue librada por la naturaleza. Aquí, no sólo la violencia de la tormenta, el terremoto de la tierra, los rayos, el ruido, el humo (19:16-19; 20:18) no sólo solemnizaron el evento, pero le enseñó a la gente a tener temor reverente (20:19-20). El temor del Señor no sólo es el comienzo de la sabiduría (Prov. 1:7), pero también mantiene a la gente de pecar (Ex.20:20). Dios quiere que ellos sepan que El los rescató; también quiere que sepan que Él no es una deidad domesticada que felizmente dispensa bendiciones tribales. El no es tan sólo un buen Dios, pero un Dios terrible, maravilloso.
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(2) Uno se debe preguntar por qué Dios le da tanta importancia al hecho que solamente el Sumo Sacerdote designado puede desempeñar los deberes sacerdotales. No debemos inferir que éste es el camino que debemos aplazar para todos los líderes Cristianos. En el marco canónico, hay mucho más en juego en el relato de la vara de Aarón que reverdeció. El punto es que únicamente el Sumo Sacerdote designado por Dios es aceptado por Dios para desempeñar el oficio sacerdotal. En cuanto las primeras líneas de Números 18 aclaran, únicamente Aarón y sus hijos deben “llevar la responsabilidad por las ofensas en contra el santuario y . . . el sacerdocio.” El Nuevo Testamento insiste que, “Nadie toma éste honor sobre sí mismo; el debe ser llamado por Dios, tal como Aarón lo fue” (Heb. 5:4). ''También Cristo'' (Heb.5:5)! Solamente el Sumo Sacerdote designado por Dios lo hará.
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(4) Desde que Dios es tan terrible, la gente misma insiste que Moisés debe mediar entre Él y ellos (20:18-19). Y esto prepara el camino para otro, Mediador final, (Deut.18:15-18).
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Última versión de 13:51 28 ene 2013

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Sobre esta Traducción
English: For the Love of God, Volume 1/May 9

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Por D.A. Carson sobre Vida Devocional
Capítulo 131 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1

Traducción por Jaime Duran


9 DE MAYO

Números 17 – 18; Salmo 55; Isaías 7; Santiago 1

A CIERTO NIVEL, LA NARRACIÓN BREVE EN NÚMEROS 17 resume el reporte de las rebeliones del capítulo previo. Dios desea deshacerse El mismo de la murmuración constante de los Israelitas en la medida que ellos retan la autoridad sacerdotal de Aarón (17:5). Así que la vara del líder ancestral de cada tribu es cuidadosamente marcada y luego guardada por Moisés, según lo indicado, en el Tabernáculo, en la “Tienda del Testimonio”. Dios declara, por adelantado, que la vara perteneciente al hombre al que El escoja reverdecerá.

Moisés hace como se le indica. A la mañana siguiente el recoge las doce varas. La vara de Aarón, y solamente la suya, ha reverdecido-ciertamente, ha florecido, retoñado, y producido almendras. Ésta vara, por instrucción de Dios, es preservada para la posteridad. En cuanto a los israelitas, resulta sobre ellos que su rebelión no sólo fue en contra de un par de hombres, Aarón y Moisés, pero en contra del Dios Viviente. ¡Ahora ellos claman, “Moriremos! Estamos perdidos, todos estamos perdidos! Cualquiera que se acerque al Tabernáculo del SEÑOR morirá. ¿Y todos vamos a morir? (17:12-13). ¿Qué concluiremos de ésta situación?

(1) En parte la respuesta de los israelitas es buena, pero aún así terriblemente deficiente. Es bueno en que éste evento, al menos por el momento, los lleva a que vean que su rebelión no fue solo en contra de Moisés y Aarón, pero en contra del Dios viviente. Temor a Dios puede ser algo bueno. Sin embargo esto suena como el temor servil de las personas que no conocen a Dios muy bien. Tienen miedo de ser destruidos, pero en consecuencia no son más dedicados a Dios. En Números 20 y 21, las personas están quejándose y refunfuñando nuevamente, la exhibición milagrosa de la vara que reverdeció no solucionó nada por mucho tiempo. Eso, también, es terriblemente realista: la iglesia tiene una larga historia de avivamientos poderosos que se han disipado o prostituido dentro de un espacio corto de tiempo.

(2) Uno se debe preguntar por qué Dios le da tanta importancia al hecho que solamente el Sumo Sacerdote designado puede desempeñar los deberes sacerdotales. No debemos inferir que éste es el camino que debemos aplazar para todos los líderes Cristianos. En el marco canónico, hay mucho más en juego en el relato de la vara de Aarón que reverdeció. El punto es que únicamente el Sumo Sacerdote designado por Dios es aceptado por Dios para desempeñar el oficio sacerdotal. En cuanto las primeras líneas de Números 18 aclaran, únicamente Aarón y sus hijos deben “llevar la responsabilidad por las ofensas en contra el santuario y . . . el sacerdocio.” El Nuevo Testamento insiste que, “Nadie toma éste honor sobre sí mismo; el debe ser llamado por Dios, tal como Aarón lo fue” (Heb. 5:4). También Cristo (Heb.5:5)! Solamente el Sumo Sacerdote designado por Dios lo hará.


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