¿El gozo muere con el dolor?
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Última versión de 17:53 19 oct 2020
Por John Piper sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Mariana Ramirez
Quiero resaltar la gran verdad de que el gozo cristiano no muere cuando el dolor abunda. El gozo y el dolor en la vida cristiana no son secuenciales, sino simultáneos. Somos llamados a regocijarnos siempre y, sin embargo, el dolor rompe contra nuestras vidas como lo hacen las olas.
El Salmo 30:5 (LBLA) dice, “El llanto puede durar toda la noche, pero a la mañana vendrá el grito de alegría”, lo cual es secuencial. Estoy al tanto de eso. Sin embargo, no creo que sea una contradicción, porque hay un tipo de gozo que es libre de dolor, libre de pena, sin lágrimas. Dios hace eso por nosotros a todas horas. No estamos experimentando el dolor porque sucedió algo que quitó ese dolor por la mañana. Pero no siempre sucede de esta manera. Incluso la noche anterior cuando el llanto abunda, el gozo no se ha ido. No ha muerto.
Pablo nos manda, “Por lo demás, hermanos míos, regocijaos en el Señor. A mi no me es molesto escribiros otra vez lo mismo, y para vosotros es motivo de seguridad. Cuidaos de los perros, cuidaos de los malos obreros, cuidaos de la falsa circuncisión” (Filipenses 3:1-2). El no dijo, “Regocijaos, luego parad de regocijaros y tratad con el conflicto”. No. “Regocijaos en el Señor… cuidaos de los perros”. Es simultáneo.
En Filipenses 3:18, Pablo describe a estas personas de nuevo: Os he dicho muchas veces, y ahora os lo digo aun llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo. Pablo está siendo un modelo del llanto por los perros y los malos obreros, incluso mientras nos ordena regocijarnos en medio del conflicto. Solo unos versos después, en el capítulo 4, dice (y lo repite, no vaya a ser que pasemos por alto la idea), “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4). La repetición dice: Sí, quise decir siempre, porque ya os he dado ejemplo de cómo regocijarse y llorar al mismo tiempo.
La clave para este tipo de gozo en las circunstancias en las que somos propensos a murmurar, quejarnos, o llorar, se encuentra en la soberanía y la dulzura de Cristo.
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Incluso en las pruebas, regocíjate
Tal vez sería de ayuda si te doy algunos otros ejemplos de la Biblia que apoyan esta experiencia simultánea de gozo y dolor, no de forma secuencial, sino simultánea.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para vosotros, que sois protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo. En lo cual os regocijáis grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, seáis afligidos con diversas pruebas (1 Pedro 1:3-6).
No hay secuencia ahí. “En lo cual os regocijáis, aunque ahora seáis afligidos” son experiencias simultáneas. Esa es la naturaleza de la vida cristiana. Segunda de Corintios 6:10 simplemente dice, “Entristecidos, mas siempre gozosos”. Son eventos simultáneos para los seguidores de Cristo. Por lo tanto, cuando los dolores se apoderan de nuestra vida como cristianos, lo cual hacen y harán regularmente bajo el cuidado providencial y disciplinario de nuestro Padre, nuestro gozo no morirá.
El día que mi mamá murió
Cuando tenía 28 años, mi madre murió. Recuerdo el lugar en el que estaba de pie cuando la policía llamó. Mi cuñado dijo, “Johnny, tengo malas noticias. Tu mamá acaba de morir en un accidente de autobús y no sabemos si tu papá sobrevivirá”. Fui a mi cuarto y me arrodillé cerca de mi cama, lloré durante dos horas.
Mientras lloraba por la pérdida de una de las personas más importantes en mi vida, me sentí abrumado de gozo. Me sentí abrumado de gozo porque ella fue una gran mamá. En segundo lugar, Dios me la había dado por veintiocho años. Tercero, nos habíamos reconciliado por la manera en que la trate cuando era niño. Cuarto, ella no sufrió durante mucho tiempo. Fue instantáneo, en el momento. Por último, estaba abrumado de gozo porque ella ya estaba con Jesús.
Junto a la pérdida, una pérdida masiva - dolorosa y desgarradora - estaba el gozo, gozo, gozo. El gozo cristiano no debe morir con la irrupción de las tristezas.
Tristeza y dulzura
Por poner otro ejemplo, hace tres semanas hablé con mi hermana mayor, mi única hermana. Dios ha sido bueno con nosotros los últimos años para darnos una relación renovada, más dulce y profunda. Solo la veo alrededor de una vez al año. Ella vive a 1,100 millas de distancia. Estábamos hablando por teléfono más que nada sobre las tristezas en nuestras vidas. Estábamos compartiendo nuestra tristeza y las emociones de esos momentos nos tomaron totalmente desprevenidos. Cuando colgué, le dije a mi esposa, “Esa ha sido la mejor conversación que he tenido con mi hermana”.
¿Qué fue eso? La conversación estuvo dominada por el llanto - la tristeza - pero algo más estaba pasando. Hubo un dulce momento emocional de conexión entre nosotros. Mi punto es que el gozo cristiano en Cristo no muere en la tristeza. No muere cuando el dolor abunda.
Un llamado al gozo
Permíteme dejarte con esta exhortación personal de Filipenses. Recíbela como si el inspirado apóstol Pablo, e incluso el mismo Cristo, te hablaran.
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos! Vuestra bondad sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús (Filipenses 4:4-7).
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