Evangelizando a Nuestros Hijos
De Libros y Sermones BÃblicos
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- | Los cristianos reformados se reconfortan en la palabra de Actos 2:39: "la promesa es para ti y para tus hijos." Las promesas de Dios son multi-generationales. El apóstol Pablo nos asegura que los hijos, así sean de un solo padre creyente, son "santos" (1 Cor. 7:14) reiterando nuestra confianza, como lo hace también su declaración: "Crea en Jesús nuestro Señor, y serás salvado, tu y los tuyos" (Actos 16:31).<br><br> Nosotros encontramos la base de este consuelo en el pacto de Dios con Abraham: "Y estableceré mi pacto entre mi y entre ti, y entre tu posteridad después de ti en la serie de sus generaciones, con alianza sempiterna" (Gen. 17:7).<br><br> Ahora, simplemente habiendo naciendo de padres creyentes no garantiza la salvación (Rom. 2:12-29). Un hijo también debe de ser criado fielmente en el pacto (Gen. 18:19; Deut. 6:6-9; Salmo. 78:1-7), y él debe creer (Juan 3:18). Sólo aquéllos los cuales no nacen de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de querer de hombre, sino que nacen de Dios por la gracia, son hijos de Dios (Juan 1:10-13).<br><br> ¿Pero si no hay ningún manto de promesa de salvación para los hijos de creyentes, acaso habrá alguna ventaja nacer de padres cristianos?<br><br> ¡Sí! Hay una gran ventaja. Como los judíos, a ellos les fueron confiados los oráculos de Dios (Rom. 3:2). Ésa es una tremenda ventaja, "Puesto que habéis renacido no de semilla corruptible, sino incorruptible por la palabra de Dios vivo, la cual permanece por toda la eternidad, a través de una vida de obediencia a la palabra de Dios" (1 Pedro 1:23-25).<br><br>Qué otros hijos escuchan la Palabra de Dios en sus casas, crecen en la iglesia dónde escuchan la predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios semana tras semana, y dónde sus amigos y maestros los animan a creer y a obedecer? Dónde ellos aprenden los grandes himnos de la fe y pronto los tienen memorizados?<br><br> Y la promesa de salvación es para todo aquel que crea, y sólo para ellos. Lejos de garantizar su salvación incondicionalmente, las promesas del evangelio a los creyentes para con sus hijos establece la responsabilidad de los padres cristianos de evangelizar a sus hijos.<br><br> Dios nos dice que les ordenemos a nuestros hijos a seguir los mandatos del Señor (Gen. 18:19) lo cual incluye la fe en Cristo Jesús. Tenemos el deber de ordenar a nuestros hijos que confíen en Jesús para su salvación. Tenemos el deber de enseñarles el quinto mandamiento, "Honrar a padre y madre", y sus implicaciones, los "Niños, obedezcan a sus padres en el Señor" (Eph. 6:1). "Hijos, Dios les dice que me obedezcan a mi. Yo les digo, arrepiéntanse de sus pecados y confíen en Cristo."<br><br> Para abreviar, nosotros debemos evangelizar a nuestros hijos. Nosotros debemos decirles el evangelio a cada oportunidad, antes de y después de que ellos profesen alguna fe.<br><br> Eso significa, enseñarles que, a través de las leyes llega el conocimiento del pecado y por consiguiente ninguna carne se justificará por obras de la ley pero por la ley de la fe. Así que, concluimos ser justificado el hombre por la fe viva sin las obras de la ley (Rom. 3:19-28). Lo que significa repetirles una y otra vez, antes de y después de que ellos sean admitidos a la Mesa del Señor: "Crean en Jesús nuestro Señor, y serán salvádos."<br><br> No sólo debemos evangelizar a nuestros hijos, sino que podemos evangelizarlos y los frutos de nuestros esfuerzos no serán en vano. La conexión normal entre las enseñanzas fieles de un padre sobre las leyes del evangelio y el que sus hijos sean creyentes esta implícito en una de las cualidades de un superior o maestro - él debe tener "hijos que creen" (Tito 1:6).<br><br> ¿Pero cómo nosotros podemos evangelizar a nuestros niños? Aquí les presento tres conceptos concretos y prácticos para que usted pueda asegurar que sus hijos tengan contacto con regularidad con el evangelio en un contexto que les animará a creer en el.<br><br> Primero que todo, a muy temprana edad, involúcrelos frecuentemente, preferentemente a diario, en el culto o alabanza familiar. No se intimide. Hágalo de una manera simple: lea una porción de la Biblia, ore, y cante un himno o coro de una canción de la Biblia para niños.<br><br> Segundo, inculque el hábito de la devoción personal. De nuevo, hágalo de una manera simple. Leyendo un capítulo de la Biblia y orar es todos lo que ellos necesitan hacer. Si ellos quieren guardar un diario, una lista de oración, o escribir apuntes, esta bien; pero si empujándolos a ello es intimidante, no lo haga.<br><br> Tercero, mantenga a sus hijos, cada Día del Señor, en el culto o alabanza a Dios, bajo el predicar de la Palabra de Dios, en la compañía de los santos, compartiendo regularmente de la Cena del Señor desde sus más tempranas habilidades de confesar su fe a los superiores. No olvide que mientras la devoción personal y familiar es importante, la Biblia enfatiza en el culto o alabanza en congregación.<br><br> Pero la cosa fundamental es esto: Entre mas ven ellos que nosotros, aunque nos reconozcamos como pecadores, "[crea] creemos como absoluta verdad todo lo revelado en la Palabra, pues es la absoluta autoridad misma de Dios que habla en ellas,; y [actúa] actuamos de acuerdo a lo que cada pasaje contiene", y principalmente que ellos vean que aceptamos, recibimos, y descansamos solo en Cristo para la justificación, santificación, de la vida eterna, como la Confesión de fe del Westminster describe el acto de guardar la fe (14.2), tenemos mas probabilidades de que nuestros hijos seguirán nuestros pasos en la Fe (Juan 5:19).<br><br> Usted puede evangelizar a sus niños a través del culto o alabanza familiar, enseñándoles devociones personales y fiel participación de culto en congregación. Y recibe de corazón ¡La promesa -cree y serás salvado- será tuya y de tus hijos! | + | Los cristianos reformados se reconfortan en la palabra de Actos 2:39: "la promesa es para ti y para tus hijos." Las promesas de Dios son multi-generationales. El apóstol Pablo nos asegura que los hijos, así sean de un solo padre creyente, son "santos" (1 Cor. 7:14) reiterando nuestra confianza, como lo hace también su declaración: "Crea en Jesús nuestro Señor, y serás salvado, tu y los tuyos" (Actos 16:31).<br><br> Nosotros encontramos la base de este consuelo en el pacto de Dios con Abraham: "Y estableceré mi pacto entre mi y entre ti, y entre tu posteridad después de ti en la serie de sus generaciones, con alianza sempiterna" (Gen. 17:7).<br><br> Ahora, simplemente habiendo naciendo de padres creyentes no garantiza la salvación (Rom. 2:12-29). Un hijo también debe de ser criado fielmente en el pacto (Gen. 18:19; Deut. 6:6-9; Salmo. 78:1-7), y él debe creer (Juan 3:18). "Sólo aquéllos los cuales no nacen de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de querer de hombre, sino que nacen de Dios por la gracia, son hijos de Dios" (Juan 1:10-13).<br><br> ¿Pero si no hay ningún manto de promesa de salvación para los hijos de creyentes, acaso habrá alguna ventaja nacer de padres cristianos?<br><br> ¡Sí! Hay una gran ventaja. Como los judíos, a ellos les fueron confiados los oráculos de Dios (Rom. 3:2). Ésa es una tremenda ventaja, "Puesto que habéis renacido no de semilla corruptible, sino incorruptible por la palabra de Dios vivo, la cual permanece por toda la eternidad, a través de una vida de obediencia a la palabra de Dios" (1 Pedro 1:23-25).<br><br>Qué otros hijos escuchan la Palabra de Dios en sus casas, crecen en la iglesia dónde escuchan la predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios semana tras semana, y dónde sus amigos y maestros los animan a creer y a obedecer? Dónde ellos aprenden los grandes himnos de la fe y pronto los tienen memorizados?<br><br> Y la promesa de salvación es para todo aquel que crea, y sólo para ellos. Lejos de garantizar su salvación incondicionalmente, las promesas del evangelio a los creyentes para con sus hijos establece la responsabilidad de los padres cristianos de evangelizar a sus hijos.<br><br> Dios nos dice que les ordenemos a nuestros hijos a seguir los mandatos del Señor (Gen. 18:19) lo cual incluye la fe en Cristo Jesús. Tenemos el deber de ordenar a nuestros hijos que confíen en Jesús para su salvación. Tenemos el deber de enseñarles el quinto mandamiento, "Honrar a padre y madre", y sus implicaciones, los "Niños, obedezcan a sus padres en el Señor" (Eph. 6:1). "Hijos, Dios les dice que me obedezcan a mi. Yo les digo, arrepiéntanse de sus pecados y confíen en Cristo."<br><br> Para abreviar, nosotros debemos evangelizar a nuestros hijos. Nosotros debemos decirles el evangelio a cada oportunidad, antes de y después de que ellos profesen alguna fe.<br><br> Eso significa, enseñarles que, a través de las leyes llega el conocimiento del pecado y por consiguiente ninguna carne se justificará por obras de la ley pero por la ley de la fe. Así que, concluimos ser justificado el hombre por la fe viva sin las obras de la ley (Rom. 3:19-28). Lo que significa repetirles una y otra vez, antes de y después de que ellos sean admitidos a la Mesa del Señor: "Crean en Jesús nuestro Señor, y serán salvádos."<br><br> No sólo debemos evangelizar a nuestros hijos, sino que podemos evangelizarlos y los frutos de nuestros esfuerzos no serán en vano. La conexión normal entre las enseñanzas fieles de un padre sobre las leyes del evangelio y el que sus hijos sean creyentes esta implícito en una de las cualidades de un superior o maestro - él debe tener "hijos que creen" (Tito 1:6).<br><br> ¿Pero cómo nosotros podemos evangelizar a nuestros niños? Aquí les presento tres conceptos concretos y prácticos para que usted pueda asegurar que sus hijos tengan contacto con regularidad con el evangelio en un contexto que les animará a creer en el.<br><br> Primero que todo, a muy temprana edad, involúcrelos frecuentemente, preferentemente a diario, en el culto o alabanza familiar. No se intimide. Hágalo de una manera simple: lea una porción de la Biblia, ore, y cante un himno o coro de una canción de la Biblia para niños.<br><br> Segundo, inculque el hábito de la devoción personal. De nuevo, hágalo de una manera simple. Leyendo un capítulo de la Biblia y orar es todos lo que ellos necesitan hacer. Si ellos quieren guardar un diario, una lista de oración, o escribir apuntes, esta bien; pero si empujándolos a ello es intimidante, no lo haga.<br><br> Tercero, mantenga a sus hijos, cada Día del Señor, en el culto o alabanza a Dios, bajo el predicar de la Palabra de Dios, en la compañía de los santos, compartiendo regularmente de la Cena del Señor desde sus más tempranas habilidades de confesar su fe a los superiores. No olvide que mientras la devoción personal y familiar es importante, la Biblia enfatiza en el culto o alabanza en congregación.<br><br> Pero la cosa fundamental es esto: Entre mas ven ellos que nosotros, aunque nos reconozcamos como pecadores, "[crea] creemos como absoluta verdad todo lo revelado en la Palabra, pues es la absoluta autoridad misma de Dios que habla en ellas,; y [actúa] actuamos de acuerdo a lo que cada pasaje contiene", y principalmente que ellos vean que aceptamos, recibimos, y descansamos solo en Cristo para la justificación, santificación, de la vida eterna, como la Confesión de fe del Westminster describe el acto de guardar la fe (14.2), tenemos mas probabilidades de que nuestros hijos seguirán nuestros pasos en la Fe (Juan 5:19).<br><br> Usted puede evangelizar a sus niños a través del culto o alabanza familiar, enseñándoles devociones personales y fiel participación de culto en congregación. Y recibe de corazón ¡La promesa -cree y serás salvado- será tuya y de tus hijos! |
Última versión de 16:59 6 ene 2011
Por E. Calvin Beisner
sobre Crianza de los Hijos
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Claudia Marquez
Los cristianos reformados se reconfortan en la palabra de Actos 2:39: "la promesa es para ti y para tus hijos." Las promesas de Dios son multi-generationales. El apóstol Pablo nos asegura que los hijos, así sean de un solo padre creyente, son "santos" (1 Cor. 7:14) reiterando nuestra confianza, como lo hace también su declaración: "Crea en Jesús nuestro Señor, y serás salvado, tu y los tuyos" (Actos 16:31).
Nosotros encontramos la base de este consuelo en el pacto de Dios con Abraham: "Y estableceré mi pacto entre mi y entre ti, y entre tu posteridad después de ti en la serie de sus generaciones, con alianza sempiterna" (Gen. 17:7).
Ahora, simplemente habiendo naciendo de padres creyentes no garantiza la salvación (Rom. 2:12-29). Un hijo también debe de ser criado fielmente en el pacto (Gen. 18:19; Deut. 6:6-9; Salmo. 78:1-7), y él debe creer (Juan 3:18). "Sólo aquéllos los cuales no nacen de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de querer de hombre, sino que nacen de Dios por la gracia, son hijos de Dios" (Juan 1:10-13).
¿Pero si no hay ningún manto de promesa de salvación para los hijos de creyentes, acaso habrá alguna ventaja nacer de padres cristianos?
¡Sí! Hay una gran ventaja. Como los judíos, a ellos les fueron confiados los oráculos de Dios (Rom. 3:2). Ésa es una tremenda ventaja, "Puesto que habéis renacido no de semilla corruptible, sino incorruptible por la palabra de Dios vivo, la cual permanece por toda la eternidad, a través de una vida de obediencia a la palabra de Dios" (1 Pedro 1:23-25).
Qué otros hijos escuchan la Palabra de Dios en sus casas, crecen en la iglesia dónde escuchan la predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios semana tras semana, y dónde sus amigos y maestros los animan a creer y a obedecer? Dónde ellos aprenden los grandes himnos de la fe y pronto los tienen memorizados?
Y la promesa de salvación es para todo aquel que crea, y sólo para ellos. Lejos de garantizar su salvación incondicionalmente, las promesas del evangelio a los creyentes para con sus hijos establece la responsabilidad de los padres cristianos de evangelizar a sus hijos.
Dios nos dice que les ordenemos a nuestros hijos a seguir los mandatos del Señor (Gen. 18:19) lo cual incluye la fe en Cristo Jesús. Tenemos el deber de ordenar a nuestros hijos que confíen en Jesús para su salvación. Tenemos el deber de enseñarles el quinto mandamiento, "Honrar a padre y madre", y sus implicaciones, los "Niños, obedezcan a sus padres en el Señor" (Eph. 6:1). "Hijos, Dios les dice que me obedezcan a mi. Yo les digo, arrepiéntanse de sus pecados y confíen en Cristo."
Para abreviar, nosotros debemos evangelizar a nuestros hijos. Nosotros debemos decirles el evangelio a cada oportunidad, antes de y después de que ellos profesen alguna fe.
Eso significa, enseñarles que, a través de las leyes llega el conocimiento del pecado y por consiguiente ninguna carne se justificará por obras de la ley pero por la ley de la fe. Así que, concluimos ser justificado el hombre por la fe viva sin las obras de la ley (Rom. 3:19-28). Lo que significa repetirles una y otra vez, antes de y después de que ellos sean admitidos a la Mesa del Señor: "Crean en Jesús nuestro Señor, y serán salvádos."
No sólo debemos evangelizar a nuestros hijos, sino que podemos evangelizarlos y los frutos de nuestros esfuerzos no serán en vano. La conexión normal entre las enseñanzas fieles de un padre sobre las leyes del evangelio y el que sus hijos sean creyentes esta implícito en una de las cualidades de un superior o maestro - él debe tener "hijos que creen" (Tito 1:6).
¿Pero cómo nosotros podemos evangelizar a nuestros niños? Aquí les presento tres conceptos concretos y prácticos para que usted pueda asegurar que sus hijos tengan contacto con regularidad con el evangelio en un contexto que les animará a creer en el.
Primero que todo, a muy temprana edad, involúcrelos frecuentemente, preferentemente a diario, en el culto o alabanza familiar. No se intimide. Hágalo de una manera simple: lea una porción de la Biblia, ore, y cante un himno o coro de una canción de la Biblia para niños.
Segundo, inculque el hábito de la devoción personal. De nuevo, hágalo de una manera simple. Leyendo un capítulo de la Biblia y orar es todos lo que ellos necesitan hacer. Si ellos quieren guardar un diario, una lista de oración, o escribir apuntes, esta bien; pero si empujándolos a ello es intimidante, no lo haga.
Tercero, mantenga a sus hijos, cada Día del Señor, en el culto o alabanza a Dios, bajo el predicar de la Palabra de Dios, en la compañía de los santos, compartiendo regularmente de la Cena del Señor desde sus más tempranas habilidades de confesar su fe a los superiores. No olvide que mientras la devoción personal y familiar es importante, la Biblia enfatiza en el culto o alabanza en congregación.
Pero la cosa fundamental es esto: Entre mas ven ellos que nosotros, aunque nos reconozcamos como pecadores, "[crea] creemos como absoluta verdad todo lo revelado en la Palabra, pues es la absoluta autoridad misma de Dios que habla en ellas,; y [actúa] actuamos de acuerdo a lo que cada pasaje contiene", y principalmente que ellos vean que aceptamos, recibimos, y descansamos solo en Cristo para la justificación, santificación, de la vida eterna, como la Confesión de fe del Westminster describe el acto de guardar la fe (14.2), tenemos mas probabilidades de que nuestros hijos seguirán nuestros pasos en la Fe (Juan 5:19).
Usted puede evangelizar a sus niños a través del culto o alabanza familiar, enseñándoles devociones personales y fiel participación de culto en congregación. Y recibe de corazón ¡La promesa -cree y serás salvado- será tuya y de tus hijos!
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