Sobre trabajar en vano

De Libros y Sermones Bíblicos

(Diferencias entre revisiones)
Saltar anavegación, buscar
(Página creada con '{{info|On Laboring in Vain}}<br> El desánimo viene en muchas formas y, así, nuestra gama de armas debe ser variada. Antes de que aceptar el llamamiento de convertirme en pas...')
Línea 1: Línea 1:
{{info|On Laboring in Vain}}<br>  
{{info|On Laboring in Vain}}<br>  
-
El desánimo viene en muchas formas y, así, nuestra gama de armas debe ser variada. Antes de que aceptar el llamamiento de convertirme en pastor de Bethlehem, mi padre me escribió y me dijo acerca de las muchas dificultades del ministerio pastoral. Una fue el desaliento que viene de aparentes períodos extensos infructuosos. Mi padre viaja de iglesia en iglesia y ha tratado con miles de pastores. Él me dijo cuán cerca estaban muchos de ellos de arrojar la toalla, oprimidos por la falta de vida de su pueblo y por su propia desesperanza.  
+
El desánimo viene de muchas formas y, por eso, nuestro arsenal para combatirlo debe ser variado. Antes de que aceptara el llamado a volverme pastor de Bethlehem, mi padre me escribió y me habló acerca de las muchas dificultades del ministerio pastoral. Una fue el desgarrador desaliento que viene de extensos períodos aparentemente infructuosos. Mi padre viaja de iglesia en iglesia, ha tratado con miles de pastores, y me contó de lo cerca que muchos de ellos estuvieron de tirar la toalla, oprimidos por la falta de vida de su congregación y por su propia desesperanza.  
-
Esta es una amenaza no sólo para los pastores, sino también para todos los creyentes. Todos nosotros podemos ser oprimidos pensando que nuestro trabajo no tiene valor. Cualquiera de nosotros puede ser aplastado por el sentimiento de que otros no aprueban la forma en la cual hacemos nuestro trabajo. ¿Quién no ha sentido que ha trabajado en vano y ha gastado su fuerza para nada? Cuando el desánimo viene en esta forma necesitamos un arma especial para batallar la batalla de la fe.  
+
Esta es una amenaza no sólo para los pastores, sino también para todos los creyentes. Todos nosotros podemos sentirnos oprimidos al pensar que nuestro trabajo no tiene valor. Cualquiera de nosotros puede quedar devastado ante el sentimiento de que otras personas no aprueban la forma en que hacemos nuestro trabajo. ¿Quién no ha sentido que ha trabajado en vano y ha gastado sus fuerzas para nada? Cuando el desánimo viene de esta forma necesitamos un arma especial para pelear la batalla de la fe.  
-
Mientras refrescaba mi espíritu la semana pasada con un magnífico libro antiguo, por Charles Bridges, encontré un arma adecuada para esta batalla. Bridges dijo: “Nuestra recompensa se mide no de acuerdo a ‘nuestro éxito’, sino de acuerdo a ‘nuestro trabajo’ y, como con nuestro bendito Maestro, es concedida aun en el fracaso de nuestro ministerio”. Entonces él pasó a citar este gran texto del profeta Isaías, quien fue enviado a predicar a un pueblo que Dios sabía que no se arrepentirían (Isaías 6:9): “Y yo dije: En vano he trabajado, en vanidad y en nada he gastado mis fuerzas; ''pero mi derecho está en el SEÑOR, y mi recompensa con mi Dios''” (Isaías 49:4).  
+
La semana pasada, cuando refrescaba mi espíritu leyendo un magnífico libro antiguo de Charles Bridges, encontré un arma adecuada para esta batalla. Bridges decía: “Nuestra recompensa se mide no de acuerdo con ‘nuestro éxito’, sino de acuerdo con ‘nuestro trabajo’ y, como sucedió con nuestro bendito Maestro, nos es concedida aun frente al fracaso de nuestro ministerio”. Entonces pasaba a citar este gran texto del profeta Isaías, quien fue enviado a predicar a un pueblo que Dios sabía que no se arrepentiría (Isaías 6:9): “Y yo dije: En vano he trabajado, en vanidad y en nada he gastado mis fuerzas; ''pero mi derecho está en el SEÑOR, y mi recompensa con mi Dios''” (Isaías 49:4).  
-
Ese versículo se hundió en mi corazón como una inyección de adrenalina. Imaginé a un pastor anciano, de gran corazón, gentil, constante, sirviendo en una pequeña iglesia en el país. Él estaba agotado, cansado y al final de su vida. Él ha sido fiel por dos décadas a través de cada crisis, nunca sucumbió a la tentación de renunciar. Cuando un reemplazo joven le preguntó cómo él tuvo la resistencia y la fuerza de corazón para continuar en el ministerio por todos esos años, él dijo: “El Señor mide la fidelidad de nuestra labor, no nuestro éxito. Yo miro siempre al Señor y no al hombre”.  
+
Ese versículo caló hondo en mi corazón, como una inyección de adrenalina. Imaginé a un pastor anciano, de gran corazón, gentil, constante, que servía en una pequeña iglesia rural. Estaba agotado, cansado y cerca del final de su vida. Había sido fiel por dos décadas a través de cada crisis y nunca sucumbió a la tentación de renunciar. Cuando el joven que lo reemplazaría le preguntó cómo tuvo la resistencia y la fuerza en el corazón para seguir firme en el ministerio por todos esos años, él le dijo: “El Señor mide la fidelidad de nuestra labor, no nuestro éxito. Yo miro siempre al Señor y no al hombre”.  
-
Mientras tomaba esta arma en mi mano la semana pasada, ésta brilló con tanta intensidad que apenas pude contener mi gozo. Pensé: ¡Qué visión! ¡Qué esperanza! Llegar al final de mi vida después de 30 años de trabajos pastorales y ser capaz de decir (canoso y con lleno de gozo): “mi derecho está en el SEÑOR, y mi recompensa con mi Dios”. ¡Oh, qué seamos un pueblo fuerte en la Palabra, “no perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Romanos 12:11) sin importar lo que pase!  
+
Cuando tomé esta arma en mis manos la semana pasada, ella brilló con tanta intensidad que apenas pude contener mi gozo. Pensé: ¡Qué visión! ¡Qué esperanza! Llegar al final de mi vida después de treinta años de trabajo pastoral y ser capaz de decir (canoso y lleno de gozo): “Mi derecho está en el SEÑOR, y mi recompensa con mi Dios”. ¡Dios quiera que seamos un pueblo fuerte en la Palabra, “no perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Romanos 12:11) ''sin importar lo que pase''!  
Armado de esperanza,  
Armado de esperanza,  
-
Pastor John.
+
Pastor John

Revisión de 02:21 9 dic 2016

Recursos Relacionados
Leer más Por John Piper
Indice de Autores
Leer más sobre Trabajo y Vocación
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: On Laboring in Vain

© Desiring God

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por John Piper sobre Trabajo y Vocación
Una parte de la serie Taste & See

Traducción por Misael Susaña


El desánimo viene de muchas formas y, por eso, nuestro arsenal para combatirlo debe ser variado. Antes de que aceptara el llamado a volverme pastor de Bethlehem, mi padre me escribió y me habló acerca de las muchas dificultades del ministerio pastoral. Una fue el desgarrador desaliento que viene de extensos períodos aparentemente infructuosos. Mi padre viaja de iglesia en iglesia, ha tratado con miles de pastores, y me contó de lo cerca que muchos de ellos estuvieron de tirar la toalla, oprimidos por la falta de vida de su congregación y por su propia desesperanza.

Esta es una amenaza no sólo para los pastores, sino también para todos los creyentes. Todos nosotros podemos sentirnos oprimidos al pensar que nuestro trabajo no tiene valor. Cualquiera de nosotros puede quedar devastado ante el sentimiento de que otras personas no aprueban la forma en que hacemos nuestro trabajo. ¿Quién no ha sentido que ha trabajado en vano y ha gastado sus fuerzas para nada? Cuando el desánimo viene de esta forma necesitamos un arma especial para pelear la batalla de la fe.

La semana pasada, cuando refrescaba mi espíritu leyendo un magnífico libro antiguo de Charles Bridges, encontré un arma adecuada para esta batalla. Bridges decía: “Nuestra recompensa se mide no de acuerdo con ‘nuestro éxito’, sino de acuerdo con ‘nuestro trabajo’ y, como sucedió con nuestro bendito Maestro, nos es concedida aun frente al fracaso de nuestro ministerio”. Entonces pasaba a citar este gran texto del profeta Isaías, quien fue enviado a predicar a un pueblo que Dios sabía que no se arrepentiría (Isaías 6:9): “Y yo dije: En vano he trabajado, en vanidad y en nada he gastado mis fuerzas; pero mi derecho está en el SEÑOR, y mi recompensa con mi Dios” (Isaías 49:4).

Ese versículo caló hondo en mi corazón, como una inyección de adrenalina. Imaginé a un pastor anciano, de gran corazón, gentil, constante, que servía en una pequeña iglesia rural. Estaba agotado, cansado y cerca del final de su vida. Había sido fiel por dos décadas a través de cada crisis y nunca sucumbió a la tentación de renunciar. Cuando el joven que lo reemplazaría le preguntó cómo tuvo la resistencia y la fuerza en el corazón para seguir firme en el ministerio por todos esos años, él le dijo: “El Señor mide la fidelidad de nuestra labor, no nuestro éxito. Yo miro siempre al Señor y no al hombre”.

Cuando tomé esta arma en mis manos la semana pasada, ella brilló con tanta intensidad que apenas pude contener mi gozo. Pensé: ¡Qué visión! ¡Qué esperanza! Llegar al final de mi vida después de treinta años de trabajo pastoral y ser capaz de decir (canoso y lleno de gozo): “Mi derecho está en el SEÑOR, y mi recompensa con mi Dios”. ¡Dios quiera que seamos un pueblo fuerte en la Palabra, “no perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Romanos 12:11) sin importar lo que pase!

Armado de esperanza,

Pastor John


Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas