Cinco verdades sobre la ira de Dios

De Libros y Sermones Bíblicos

Revisión de 15:18 19 ene 2015

La doctrina de la ira de Dios ha caído en tiempos difíciles. En el mundo de hoy, cualquier concepto de la ira de Dios ofende nuestros sentimientos modernos. Es demasiado desconcertante, demasiado intolerante.

Vivimos en un día donde nos posicionamos como jueces en un juicio sobre el carácter de Dios. "¿Cómo puede el infierno ser justo?" "¿Por qué Dios ordenaría a los israelitas destruir a los Cannanitas?" "¿Por qué Dios parece estar siempre enojado?"

El hecho de que muchas personas luchan con estas y muchas otras preguntas de este tipo, significa que más que nunca se necesita un pensamiento correcto sobre la doctrina de la ira de Dios. Se necesita para motivar el vivir cristiano, alimentar una adoración apropiada, y como herramienta para enfrentar objeciones hacia el cristianismo.

A continuación cinco verdades bíblicas sobre la ira de Dios:

1. La ira de Dios es justa.

Se ha vuelto común para muchos argumentar que el Dios del antiguo testamento es un monstruo moral, que no es en modo alguno digno de adoración.

Sin embargo, los autores bíblicos no tienen dicho problema. De hecho, se dice que la ira de Dios está en perfecto acuerdo con la justicia de Dios. Pablo escribió, "Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios" (Romanos 2:5, LBLA). La ira de Dios es, entonces, proporcional al pecado humano.

De manera similar en Proverbios 24:12 dice, ¨Si tú dices: Mira, nosotros no sabíamos esto. ¿Acaso no lo percibe el que conoce nuestros corazones? ¿Acaso no lo ve él, él que ve en tu alma, y no recompensara de acuerdo a tu esmero?

J.I. Parker resumió: ¨En la biblia la ira de Dios nunca es caprichosa, autoindulgente, irritable, moralmente innoble cosa que es muy común en la ira humana. Más bien es una reacción correcta y necesaria hacia la moraleja diabólica¨ (De los artículos Conociendo a Dios, 151).

2. A la ira de Dios hay que temerle.

Hay que temerle a la ira de Dios porque todos han pecado y caído de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Debemos de temerle a la ira de Dios porque apartados de Cristo estamos simplemente condenados (Romanos 5:1). A la ira de Dios debemos temerle porque Dios es suficientemente poderoso para cumplir lo que promete (Jeremías 32:17). Es de temerle a la ira de Dios porque Dios promete eterno castigo para aquel que este apartado de Cristo (Mateo 25:46).

3. La ira de Dios es congruente en el Antiguo y Nuevo Testamento.

Es común pensar de Dios del Antiguo Testamento como malo, duro y lleno de ira, y el Dios del Nuevo testamento como tierno, paciente y amoroso. Ninguno de estos retratos es representativo de las Escrituras de enseñanza de la ira de Dios.

Encontramos inmensamente temerosas descripciones de la ira de Dios en el Antiguo y Nuevo Testamento. A continuación unos cuantos ejemplos:

¨ ¡Mira la tormenta del Señor! Se ha venido la ira, una tempestad turbulenta, reventara sobre las cabezas de los impíos. (Jeremías 30:23)

¨El Señor es un Dios celoso y vengativo; el Señor es vengativo e iracundo, el Señor toma venganza en sus adversarios y mantiene ira por sus enemigos¨. (Nahúm 1:2)

¨Por la ira de Dios que se manifiesta desde el cielo en contra de todos los hombres sin impiedad y de toda maldad, quienes por toda su maldad suprimen la verdad¨. (Romanos 1:18)

¨De su boca sale una espada filosa con la que ataca las naciones, y las gobernara con una vara de hierro. Pisara el lagar de la furia de la ira de Dios todo poderoso¨. (Revelación 19:15)

4. La ira de Dios es su amor en acción en contra del pecado.

Esto es contra intuitivo, pero escúchame.

Dios es amor, y Dios hace todas los cosas para su gloria (Romanos 11:36). Dios ama su gloria sobre todas las cosas (¡el cual es algo bueno!). Por lo tanto, Dios gobierna el mundo de una manera que le da máxima gloria. Esto significa que Dios debe de actuar justo y juzgar el pecado (siendo eso respondiendo con ira), de otra manera Dios no sería Dios. El amor de Dios por su gloria motiva su ira en contra del pecado.

Ciertamente, el amor de Dios por su propia gloria es una realidad aleccionadora para muchos y no muy buena noticia para los pecadores. Después de todo es algo ¨temeroso caer en las manos de un Dios vivo¨ (Hebreos 10:31).

5. La ira de Dios es satisfactoria en Cristo.

Aquí tenemos la última buena noticia. ¨Jesús Cristo vino al mundo para salvar pecadores¨ (1 Timoteo 1:15) Porque de Cristo, Dios puede llamar correctamente a los pecadores justificados (Romanos 3:26) Dios ha podido hacer lo que nosotros no hemos podido hacer, y ha hecho lo que nosotros no nos merecemos. Charles Wesley exalta correctamente en esta buena noticia:

Y podrá ser lo que debo de ganar

¿Interés en la sangre del Salvador?

¿Murió por mí? ¡Quien causo este dolor!

¿Por mí – quien el busco su muerte?

Por eso, mi Dios, ¿debió morir por mí?