Ministerio: ¿De quien es el Reino?
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Quiero examinar en este artículo cuatro principios sobre tesoros que emergen de este pasaje que encuentro útiles a la hora de examinar las motivaciones de mi propio corazón en el ministerio. | Quiero examinar en este artículo cuatro principios sobre tesoros que emergen de este pasaje que encuentro útiles a la hora de examinar las motivaciones de mi propio corazón en el ministerio. |
Revisión de 16:38 8 ene 2014
Por Paul Tripp sobre Ministerio Pastoral
Traducción por Pablo Contreras
De Quién es el Reino?
Me llevó Dios a pasar por apuros pastorales para que pudiese abrazar la inevitable realidad de que todo lo que hacía en el ministerio estaba hecho en lealtad a, y en búsqueda de, o bien mi propio reino o bien el reino de Dios. Esta verdad es mejor interpretada en Mateo 6:19-34 (abra su Biblia o pulse en su dispositivo el enlace para leer el pasaje) Estoy convencido de que este pasaje es un elaborado análisis de los pensamientos, deseos y acciones del reino de uno mismo. Note el giro que hace el pasaje en el versículo 33, donde Jesús dice:” Pero buscad primero su reino”. La palabra "pero" nos dice que este versículo es el punto de transición del pasaje. Todo lo que ha ocurrido antes de este punto, nos explica la operación de otro reino que es el reino de uno mismo. Esto hace que el pasaje sea una lente muy útil para observar la lucha entre estos dos reinos que de alguna forma, batallan en el corazón de todo aquel que está en el ministerio.
Quiero examinar en este artículo cuatro principios sobre tesoros que emergen de este pasaje que encuentro útiles a la hora de examinar las motivaciones de mi propio corazón en el ministerio.
1. Todo el mundo vive por algún tipo de tesoro. Hemos sido diseñados por Dios para ser seres atraídos por el valor y motivados por un propósito. Dios nos dio esta capacidad porque nos diseñó para Su adoración. Por lo tanto, lo que haces y dices dentro del ministerio siempre se hace en búsqueda de algún tipo de tesoro. Reconocerás que hay pocas cosas que son intrínsecamente valiosas. La mayoría de los tesoros tienen un valor asignado. Dice el refrán que la basura de uno es el tesoro de otro. Esto es lo que nos pasa a todos a este lado de la eternidad: que las cosas empiezan a cobrar una importancia más allá de su verdadera importancia y éstas empiezan a imponer sus prioridades sobre nuestros pensamientos, deseos, elecciones, palabras y actos. ¿De qué trata la batalla por el tesoro? Se trata de trabajar diariamente para guardar aquello que Dios dice que es importante para nuestras vidas personales y para nuestros ministerios. Pastor, ¿qué es importante para usted en su ministerio?
2. Aquello que controle su corazón será su tesoro. Jesús dice:”porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.” El corazón, que es el término que se usa para describir al hombre interior, puede ser caracterizado como el núcleo causal de tu persona. Lo que Jesús está diciendo aquí es profundo. Lo que está sugiriendo aquí es que hay una guerra por ese tesoro que se está fraguando en el centro de lo que hace que pienses lo que piensas, desees lo que deseas y hagas lo que haces. Ya seas consciente de ello o no, tus palabras y acciones dentro del ministerio son siempre tu tentativa de sacar de dentro de él lo que es valioso para ti. Pastor, ¿cuáles son los deseos profundos que moldean diariamente tus palabras y acciones?
3. Aquello que controla tu corazón, controlará tu comportamiento. Recuerda que Dios nos diseñó para ser adoradores. La adoración no es primordialmente una actividad; la adoración es primordialmente nuestra identidad. Eso significa que todo lo que tú y yo hacemos y decimos es producto de la adoración. Así que los tesoros (aquellas cosas que se han elevado a niveles de importancia en mi corazón) que controlan los pensamientos y deseos de mi corazón controlarán entonces las cosas que hago. La guerra entre estos dos reinos en el ministerio no es primordialmente una guerra de comportamiento sino una guerra por el corazón. Si pierdo esta guerra más profunda, nunca ganaré terreno en el ámbito de mis palabras y acciones. Pastor, ¿Qué revelan tus palabras y acciones acerca de lo que es verdaderamente importante para ti?
4. Tus tesoros funcionales están siempre unidos o al reino de uno mismo o al reino de Dios. Cristo en realidad nos da sólo dos opciones. O he unido mi identidad, propósito, significado y sensación de bienestar a los tesoros terrenales de mi propio reino o los he unido a los tesoros celestiales del reino de Dios. Este es un diagnóstico increíblemente útil para el ministerio pastoral. Considera estas preguntas:
- ¿La ausencia de qué hace que queramos rendirnos y tirar la toalla?
- ¿La búsqueda de qué nos lleva a sentirnos sobrecargados y agobiados?
- ¿El miedo a qué hace que seamos vacilantes y apocados?
- ¿El ansia de qué hace que nos exhaustemos hasta que no nos queden más fuerzas?
- ¿La necesidad de qué le roba al ministerio su belleza y gozo?
- ¿El deseo de qué hace que hayan tensiones entre el ministerio y la familia?
¿Podría ser que muchas de las tensiones dentro del ministerio sean el resultado de nuestra búsqueda de cosas dentro del ministerio que éste nunca nos podrá dar? ¿Podría ser que le estamos pidiendo al ministerio que haga cosas por nosotros que sólo el Mesías puede hacer? ¿Podría ser que en nuestros ministerios estemos buscando de forma horizontal lo que ya nos ha sido dado en Cristo? ¿Podría ser que este conflicto entre reinos esté impulsado y fortalecido por una amnesia funcional y personal del evangelio? Cuando olvido lo que me ha sido dado en Cristo, tenderé a buscar aquellas cosas en las situaciones, ubicación y relaciones de mi ministerio. Pastor, ¿de qué manera te sientes tentado a buscar en tu ministerio lo que ya te ha sido dado en Cristo?
Como puedes ver, la mayor protección contra el reino de uno mismo no es una serie de reformadoras estrategias defensivas. Es un corazón tan deslumbrado por las glorias presentes de la gracia de Jesucristo que no se va a dejar seducir fácilmente por las glorias temporales e inferiores de aquel reino claustrofóbico de una persona, el reino de uno mismo. Hablaré mucho más sobre esto y sobre Mateo 6 en mi próxima entrada.
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