Algo Que Ofrecer
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Última versión de 11:31 24 mar 2014
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Los Pactos
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
- “Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer” (Heb. 8:3).
- Hebreos 8:3
Un regreso al antiguo pacto era atractivo para el público original de Hebreos porque habría hecho sus vidas mucho más fáciles. La persecución de las autoridades del templo habría terminado. Además, habrían regresado a un sacerdocio que podía ser experimentado sólo físicamente. A pesar de que el sacerdocio de Melquisedec de Cristo sobrepasa el sistema levítico (Heb. 7), era tentador olvidar esto porque gran parte de la obra sacerdotal de Cristo es invisible. Se lleva a cabo en el templo celestial, fuera de nuestra vista, donde está Cristo sentado a la diestra del Padre (8:1-2).
Para evitar que sus lectores olvidaran la grandeza del sacerdocio de Cristo, el autor de Hebreos deja claro que la enseñanza acerca del orden de Melquisedec no es mera especulación. Más bien, tal orden realmente existe, y Cristo realmente pertenece a él (v. 1). Porque Cristo es un Sumo Sacerdote superior, el pacto que media es superior al antiguo pacto. Sin embargo, la conexión tipológica entre Melquisedec y Cristo no es la única razón por la que el nuevo pacto es superior al antiguo. El sacrificio que Cristo ofrece también garantiza que el nuevo pacto es mejor que el antiguo.
En 8:3, el autor comienza a hablar del sacrificio ofrecido por Cristo y su relación con los sacrificios del antiguo pacto. Después de mostrarnos en los versículos 1-2 que Cristo ciertamente es un sacerdote, el autor, en el versículo 3, nos recuerda que “todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios”, y “por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer.” Cristo ciertamente es un sacerdote, por lo cual, Él tiene un sacrificio que ofrecer, porque no podemos tener un verdadero sacrificio sin un verdadero sacerdote.
En este punto de la epístola, hay pocos detalles disponibles acerca de la naturaleza del sacrificio de Cristo. Vendrán más adelante al examinar los capítulos 9 y 10. Aún así, de paso notaremos dos cosas. Primero, Cristo tiene sólo una cosa que ofrecer, no algunas cosas. A diferencia de los sumos sacerdotes de la antigüedad, Cristo ofreció sólo un sacrificio y lo ofreció en una sola ocasión. En segundo lugar, note la importancia de los sacrificios en el papel sacerdotal. Como señala John Calvin, los sacerdotes iban ante el Señor para abogar para que Su favor fuese mostrado al pueblo. Su favor, sin embargo, no era obtenible sin sacrificios regulares. El favor que poseemos es el favor eterno que viene por causa del sacrificio de Cristo que fue una vez y para siempre.
Coram Deo
Hay un precio por la beneficencia de Dios para nosotros. Pero es un precio que no podemos pagar y no lo pagaríamos a pesar de que se requiere de nosotros. La gracia de Dios para nosotros es manifiesta en el precio que Cristo pagó, un precio necesario para otorgar el favor de Dios sobre nosotros. No importa que tan lejos avance en su conocimiento, nunca olvide la simple verdad de la maravillosa gracia de Dios.
Pasajes para Estudio Adicional
Gen. 8:20-22
2 Cron. 7:1-10
Ef. 2:4-10
Heb. 10:14
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