El Pacto de Abraham II
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Revisión de 18:44 23 jun 2014
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Los Pactos
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos” (Gén. 15:17).
- Génesis 15:7-21
Hasta ahora hemos visto que el pacto de gracia es desplegado a través de varios pactos sucesivos más pequeños. El primero de ellos es el pacto con Noé en donde Dios promete preservar la estabilidad de la naturaleza para que Él pueda cumplir el pacto de la gracia. El segundo pacto es el que está hecho con Abraham. En Génesis 12 leemos cómo Dios llamó a Abram del paganismo y se comprometió a darle una nación de descendientes (vv. 1-3).
Algún tiempo después, Abraham le dijo a Dios que él no tenía ningún heredero natural y tendría que dejar su patrimonio a su siervo (15:1-3). Pero Dios le dijo a Abram que Él proveería un hijo a Abram, y Abram creyó que Dios lo haría (vv. 4-6).
Sin embargo, como suele ser el caso con los seres humanos caídos, Abram pronto comenzó a dudar de las promesas de Dios. Cuando Dios le prometió una cierta tierra, Abram le pidió a Dios como es que sabría que Dios cumpliría Su promesa (vv. 7-8).
Dios no castiga a Abram por su falta de fe; más bien, Él le dijo a Abram que cortara varios animales y que pusiera sus pedazos lado a lado en una línea con un espacio entre ellos (vv. 9-11). Este comando puede parecer un poco extraño para nosotros hasta que entendemos su origen del antiguo Cercano Oriente. Cuando se hacían pactos en esa región, a menudo había una ceremonia de corte. Las partes del pacto dividían animales y caminaban entre los pedazos, lo que significaba que si rompían el pacto, ellos también tendrían la misma suerte. Cuando seguimos leyendo, vemos que es sólo un horno humeando y una antorcha de fuego que pasan entre las piezas. El horno humeando y la antorcha de fuego son una teofanía, una manifestación visible de Dios. Es Dios, y sólo Dios, quien toma sobre sí la maldición de la destrucción si las promesas a Abram no llegaran a suceder.
Esto se hizo antes de que el nombre de Abram fuera cambiado a Abraham. Se llevó a cabo antes de dar ningún mandamiento. Dios ha prometido que no importa lo que haga Su pueblo, Él cumplirá la promesa. Para estar seguros, la obediencia de nuestra parte sí importa. Pero Dios, conociendo el alcance de nuestro pecado, nos muestra que sólo Él es quien es capaz de cumplir el pacto. Es Dios quien debe tomar las medidas necesarias para hacernos obedientes al pacto.
Coram Deo
En este punto en el pacto de Abraham, Dios lo toma sobre sí mismo para asegurarse que el pacto sea cumplido. Pero Dios estaba haciéndose responsable de esto mucho antes de que Abraham naciera. Los hijos de Dios son Suyos únicamente debido a su gracia electiva. Recuerde que usted es un creyente sólo porque Dios lo escogió.
Pasajes para Estudio Adicional
Sal. 3:8; 23:3; 44:26
Rom. 9:6-18
1 Juan 2:1
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