Jesús es mejor
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Revisión de 12:40 12 ago 2014
Por Melissa Kruger sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por The Gospel Coalition
El escritor del libro de Hebreos busca convencer a su audiencia Judía de una verdad de vital importancia: Jesús es mejor. Es mejor que los ángeles. Es mejor que los profetas. Es mejor que Moisés. Su sacerdocio es mejor que el de Aarón. Su nuevo pacto es mejor que el antiguo pacto que nunca pudieron cumplir. Su sangre es mejor que la sangre de toros y machos cabríos. En todos los sentidos y en todo momento, Jesús es mejor.
No es que los tesoros de la fe judía fuesen deficientes en sí mismos: es que eran simplemente insuficientes. La sangre de toros y machos cabríos nunca podría quitar el pecado. La sangre de Jesús propició el pecado de una vez por todas. El antiguo pacto fue escrito en tablas de piedra. El nuevo pacto está escrito en nuestros corazones. El sumo sacerdote entraba en el lugar de culto terrenal para interceder por el pueblo una vez al año. Jesús entró en el cielo mismo, a la misma presencia de Dios, y siempre intercede por nosotros. Aunque los Judios fueron ricamente bendecidos con el favor de Dios mediante el ministerio de los profetas, sacerdotes y reyes, sería absurdo para ellos seguir viviendo en sombras una vez que la sustancia de su fe se había cumplido en la persona de Cristo. ¿Por qué seguir viviendo de las migajas cuando se te invita a un festín?
Dos mil años más tarde, compartimos con nuestros antepasados la propensión a perdernos lo mayor aferrándonos a lo menor. Nuestra cultura moderna nos seduce diariamente con bendiciones temporales, como si fuesen superiores a las riquezas que se encuentran en Cristo. Quizás necesitamos utilizar la apologética moderna para contestar a la pregunta que hace nuestra cultura: ¿es Jesús mejor que la riqueza material? ¿Es mejor que las relaciones que anhelamos? ¿Es mejor que nuestra libertad sexual? ¿Es mejor que la comodidad y tranquilidad? Podemos ser llamados a sacrificar todo esto para seguir el camino de la cruz, y a cada paso, el cristiano debe ser capaz de transmitir esto con gozo: Jesús es mejor.
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Jesús es mejor que la riqueza material
El dinero aparentemente provee mucho: vacaciones, seguridad y paz en las relaciones. Sin embargo, la realidad es que el amor al dinero es peligrosamente corrosivo para el alma. El que ama al dinero nunca tiene suficiente. Se puede ser extremadamente rico y completamente miserable. El más pobre de los santos con el Espíritu Santo habitando en su alma es mucho más rico que el más acaudalado de los hombres que no conozca a Dios. ¿Cuántos han trabajado sin cesar por el dinero solo para mirar hacia atrás con profundo remordimiento por una vida desperdiciada? Sin embargo, los que ponen sus corazones en el peregrinaje van aumentando en fuerza. Sus corazones están casados con el reino de Cristo de tal manera que pueden disfrutar aquí de sus bendiciones materiales sin ser poseídos por sus posesiones. Pero los que trabajan mucho y disfrutan de pocas bendiciones materiales pueden descansar tranquilos. Jesús es mejor.
Jesús es mejor que las relaciones
Fuimos creados para relacionarnos unos con otros. Sin embargo, cuando buscamos a otra persona para llenar el vacío relacional que solamente puede ser satisfecho en Cristo, toda relación que mantengamos tendrá alguna carencia. Nuestros cónyuges nunca pueden amarnos lo suficiente; nuestras amistades se verán dañadas por la inseguridad; nuestros hijos sufrirán por la presión de nuestras exigencias de compañía. El miedo a perder las relaciones conduce a la ansiedad y la preocupación. La desesperación por lo que puede que nunca tengamos nos lleva a la amargura y la ira. Solo en Jesús nuestras necesidades relacionales pueden ser satisfechas. Ninguna otra persona puede hacer la promesa: "Nunca te dejaré ni te desampararé" (Hebreos 13:5). Todas las demás relaciones sufren por la naturaleza finita de los que participan en ellas. Solo un Dios eterno puede prometernos que nada va a separarnos de su amor. De hecho, conforme nuestro afecto por Jesús crece, todas nuestras otras relaciones que tanto valoramos no se ven menoscabadas, sino mejoradas. Jesús es mejor.
Jesús es mejor que la libertad sexual
El mundo nos seduce a creer que la libertad sexual es de suprema importancia para el amor. Carecer de la libertad de expresarse sexualmente se considera represivo, y, según algunos, dañino. Sin embargo, en realidad, la inmoralidad sexual esclaviza a sus víctimas, y la libertad prometida a menudo acaba en las dolorosas cadenas del remordimiento. Pero Jesús rompe las cadenas, ofreciendo el perdón y la verdadera libertad. "Nadie tiene mayor amor que este," dice, "que uno dé su vida por sus amigos" (Juan 15:13). El llamado a la castidad fuera del matrimonio no imposibilita de ninguna manera nuestra capacidad de amar. La mayor demostración de amor de la que el mundo ha sido testigo no se encontró en la pasión de un dormitorio, sino en la pasión de la cruz. Jesús es mejor.
Jesús es mejor que la comodidad y la tranquilidad
Según estima el mundo, los cristianos hacen cosas aparentemente ridículas: trasladan a sus familias a miles de millas de distancia para compartir el evangelio. Adoptan niños cuando ya tienen la casa llena. Renuncian a puestos de trabajo que requerirían sacrificar su integridad. Dan a otros de sus finanzas incluso si les perjudica a ellos mismos. Son etiquetados como tontos e ignorantes porque creen que la Biblia es la palabra infalible de Dios. Se involucran en relaciones desordenadas y siguen buscando la paz, incluso cuando sería mucho más fácil abandonar las relaciones.
¿Por qué los cristianos hacen su vida más difícil en lugar de perseguir la comodidad y facilidad? Porque ellos siguen a Jesús, que dejó las comodidades del cielo para entrar a las dificultades de este mundo quebrantado. Jesús vino a dar vida en abundancia a sus seguidores. No obstante, la vida plena prometida en el evangelio no se encuentra en hacer nuestras vidas más fáciles, sino en rendirlas. "Todo el que procure preservar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la conservará", dijo Jesús (Lucas 17:33). Los cristianos no llevan vidas seguras. Llevan vidas gozosas con propósito.
Beber y vivir
Aquel que intenta saciar su sed en el agua del mar solamente acabará más sediento. Si sigue bebiendo, con el tiempo morirá. De la misma manera, alguien que intenta saciar su sed espiritual con cosas temporales, solamente se encontrará con más sed. Los tesoros del mundo simplemente no pueden satisfacer nuestras almas. No fueron diseñados para eso. Jesús es el único remedio para nuestra hambre espiritual. Por tanto, la mayor bondad es invitar a otros a "Probar y ver que el Señor es bueno" (Salmo 34:8).
Al compartir nuestra fe, podemos hacerlo con la alegre confianza de que la vida en Jesús es mucho más rica, plena, y mejor que cualquier vida separados de Él. ¡El evangelio son buenas noticias! Las vidas que reflejan una alegría más profunda que las circunstancias dan un testimonio amoroso de esta verdad que satisface el alma: Jesús es mejor.
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