Su Propia Sangre
De Libros y Sermones BÃblicos
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Última versión de 20:16 25 ago 2014
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Expiación
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por Su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención” (Heb. 9:12).
- Hebreos 9:11-12
Aquellos de nosotros que hemos vivido en un país que ofrece poca oposición al cristianismo a veces tomamos el señorío de Cristo por sentado. Cuando hay una mínima amenaza física o emocional para nuestras vidas, puede ser más fácil aceptar el Evangelio. Sin embargo, esa no era la situación que vivió el público original del libro de Hebreos. La persecución era el resultado de creer en el Evangelio, y por lo tanto, era tentador para este público abandonar su confesión. Frente a la persecución, era fácil para ellos preguntar qué tenía de mucho mejor el pacto que media Cristo.
La respuesta a esta pregunta se encuentra en el libro de Hebreos. Nuestro autor señala la inferioridad del antiguo pacto recordando a su público que uno nuevo había sido prometido (8:7). Pero la promesa del nuevo pacto no es lo único que demuestra la inferioridad del antiguo. El Espíritu Santo, a través de la reglamentación de la Ley, nos muestra que el antiguo pacto era inferior porque no había acceso directo a la presencia de Dios para el creyente ordinario (9:6-10).
Cuando Jesús vino, todo esto cambió. Él es superior porque Él es el Mediador de las cosas que han venido (v. 11). Él es mejor que el sistema sacerdotal del antiguo pacto ya que Él es quien cuya fidelidad aseguró todas las promesas del pacto.
Escrito para un público que dudaba de la superioridad de Cristo, los versículos 11-12 explican las razones por las cuales Cristo era mucho mejor que los sacerdotes de antiguo pacto. Para cerrar, John Calvin ofrece pensamientos lúcidos acerca de cómo el autor de Hebreos demuestra la superioridad de Cristo en estos versículos. Jesús tiene la dignidad de los antiguos sacerdotes, pero es diferente en que Él trae bendiciones que “aseguran una perpetuidad de Su sacerdocio.” Al igual que el antiguo sumo sacerdote, Cristo también entra en el templo, pero Cristo “entró solo en el cielo a través del templo de Su propio cuerpo.” Tanto Cristo como los sumos sacerdotes de la antigüedad entraron en el Lugar Santísimo solamente una vez, pero, como escribe Calvin, “al (templo) terrenal era todos los años, mientras que al (templo) celestial fue para siempre, hasta el fin del mundo.” Y lo más asombroso: Cristo y los sacerdotes del antiguo pacto ambos ofrecieron sangre pero “Cristo ofreció, no la sangre de animales, sino Su propia sangre.”
Coram Deo
John Owen escribe, “de Su infinito amor y gracia [Jesús] humildemente fue [a derramar Su sangre en la cruz], para que Dios pudiera ser glorificado y su iglesia santificada y salva. Es correcto para nosotros considerar siempre cuánto amor, gratitud y obediencia le debemos a Cristo por causa de esto.” Ciertamente, maravillémonos de ese amor maravilloso.
Pasajes para Estudio Adicional
Num. 14:18
Lam. 3:31-33
Juan 3:16-17
Rom. 5:6-8
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