No Repetidamente

De Libros y Sermones Bíblicos

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Última versión de 12:11 6 oct 2014

“Pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de Sí Mismo para quitar de en medio el pecado” (Heb. 9:26b).

- Hebreos 9:25-26

Bajo la persecución de varias autoridades, era tentador para muchos en el público original del libro de Hebreos regresar al antiguo pacto. Era tentador para ellos creer que la muerte de Jesús, y el hecho de que el orden del mundo aún no había cambiado, hicieron parecer que Él no era realmente el Mediador del nuevo pacto.

Pero el regreso al antiguo pacto habría sido totalmente absurdo para ellos. Sería un regreso a los días de los sacerdotes con debilidades (7:28). Sería un regreso a sólo una sombra y una copia de las cosas celestiales (8:5). Sería un regreso a la sangre de los animales que no podían perfeccionar la conciencia (9:9). Sería un regreso a la época anterior a la “reforma” (v. 10).

El público tuvo que ser recordado de la superioridad del sacrificio del Mesías. La muerte de Jesús no invalida Su afirmación de ser el Mediador del nuevo pacto. Más bien, es Su sangre sin igual la que prueba que Él es el Mediador (vv. 13-15). Bajo el antiguo pacto, era necesario un sacrificio para inaugurar el pacto (v. 18). Si el nuevo pacto debía cumplir el antiguo, también era necesario un sacrificio para inaugurarlo (v. 23).

La superioridad del sacrificio de Cristo se muestra en que Le permitió entrar al templo en el cielo (v. 24). Otro elemento que muestra que Su sacrificio es superior es que se trata de un sacrificio de una vez y para siempre (vv. 25-26). La sangre ofrecida por los sacerdotes sólo limpiaba temporalmente. No podía perfeccionar la conciencia. Pero la sangre de Cristo no es así. El autor nos dice que el sacrificio de una vez y para siempre es eficaz, a diferencia de la sangre del antiguo pacto, precisamente porque no tiene que repetirse. Si el sacrificio que Cristo ofreció fuese igual a los sacrificios del antiguo pacto; tendría que repetirse. Pero no es como esos sacrificios, y por eso cumplirá su propósito.

El versículo 26b nos dice dos cosas importantes adicionales. En primer lugar, se nos recuerda que Cristo se sacrificó a Sí Mismo. Como tal, somos representados mucho mejor por Su sacrificio de lo que podríamos ser por los animales, porque fue el Dios-hombre quien llevó la pena que el pueblo de Dios se merecía. En segundo lugar, vemos que este sacrificio se hizo al final de los siglos. Esto nos dice que a través de la muerte de Jesús, el reino irrumpe en la historia. Al ir pasando este siglo maldito, los tiempos de refrigerio comienzan a llegar.

Coram Deo

La previsibilidad de la vida cotidiana puede hacer que sea fácil olvidar que hemos estado viviendo en los últimos días desde que Cristo vino. Esta era final pudo haber sido extendida más de lo esperado, sin embargo, está aquí ahora. Tome un poco de tiempo para considerar cómo puede destinar su tiempo y dinero para el Evangelio a la luz de esta realidad.

Pasajes para Estudio Adicional

Sof. 3:9-13
Mal. 4:1-3
Juan 19:30
Col. 1:19-20