Para Siempre

De Libros y Sermones Bíblicos

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Última versión de 21:13 10 nov 2014

“Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Heb. 10:14)

- Hebreos 10:11-14

Aunque no siempre estemos conscientes de ello, quienes vivimos bajo el nuevo pacto estamos en una posición mucho mejor que los que vivieron bajo el antiguo pacto. Vivimos en los días de la revelación completa y conocemos un Salvador quien es mucho mejor que los ángeles y Moisés (Heb. 1:1-3:6). Adoramos al único que puede llevarnos al reposo sabático de Dios (3:7-4:13).

Jesús puede llevarnos al descanso perfecto de Dios por la obra que Él ha hecho por nosotros. Él ha derramado Su sangre perfecta para la remisión de nuestros pecados (cap. 9). Él ha ofrecido Su propio cuerpo una vez y para siempre como el único sacrificio eficaz por el pecado (10:1-10).

El público original de la epístola a los Hebreos había olvidado temporalmente estos hechos y estaba pensando en regresar a la época de los sacrificios imperfectos. En el pasaje de hoy, vemos cómo el autor una vez más les recordó (y nos recuerda hoy) la superioridad de la nueva época. Vemos que el sacrificio de una vez y para siempre de Cristo Le hace superior a los sacerdotes del antiguo pacto, quienes seguían de pie delante el altar porque su obra nunca fue terminada (v. 11). Cristo, sin embargo, sí terminó Su obra, sentándose a la diestra de Dios para gobernar y reinar porque Su ofrenda consiguió la perfección del pueblo de Dios (vv. 12-14). Aunque todavía no manifestemos esta perfección en nuestras experiencias cotidianas, si estamos en Cristo entonces somos contados como perfectamente santos y ciertamente manifestaremos esta santidad cada vez más en esta vida antes de que seamos hechos perfectamente santos en Su regreso.

John Owen nos dice que el reino de Cristo descrito en los versículos 12 y 13 garantiza que la ofrenda de Cristo hará todas estas cosas. Él escribe: “Dios estaba completamente agradado, satisfecho, y altamente glorificado en y a través de la ofrenda de Cristo; porque de no haber sido así, la naturaleza humana de Cristo no hubiera sido inmediatamente exaltada a la más alta gloria posible.”

Cristo está sentado a la diestra de Dios Padre, y hoy Él posee esta gloria. Él está sentado en el trono de David, por gracia alargando la historia para que Él pueda hacer súbditos de Su reino a aquellos de nosotros quienes estamos viviendo miles de años después de su sacrificio. Aunque gran parte de Su reinado puede ser invisible en la actualidad, el Rey perfecto ahora se sienta en el trono sobre Su pueblo en poder para gobernar y defendernos.

Coram Deo

Aunque anhelamos el día en que se renovará el orden creado, no tenemos que esperar a que Jesús se siente en Su trono. Él está gobernando hoy y gradualmente trayendo todas las cosas bajo sujeción. Busque en su vida las áreas que no reflejan la sujeción al gobierno de Cristo y comience a tomar medidas para manifestar Su reinado en todas las áreas de su vida.

Pasajes para Estudio Adicional

Salss. 110; 132
Os. 3:5
Juan 19:28-30
Hechos 2:34-39