El Camino Nuevo Y Vivo

De Libros y Sermones Bíblicos

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Última versión de 14:41 24 nov 2014

“Teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo, esto es, de Su carne.” (Heb. 10:19-20).

- Hebreos 10:19-20

Ayer llegamos a la conclusión de la parte doctrinal principal de Hebreos. El público original, en medio de la persecución, necesitaba que se le recordara de la inmensa superioridad de Cristo. Hoy nosotros también necesitamos que se nos recuerden estas cosas. Los primeros cuatro capítulos nos dicen que Cristo es superior a los ángeles y a Moisés por Su naturaleza divina y porque Él dará un descanso final al pueblo de Dios. Los capítulos cinco y seis nos llaman a perseverar en la fe por causa de esta superioridad. Por último, 7:1-10:18 nos recordó que el sacerdocio superior de Jesús inauguró el nuevo pacto por medio de su perfecta ofrenda de una vez y para siempre de Sí Mismo por Su pueblo.

Aunque esta gran porción de contenido doctrinal es muy importante, debemos recordar que esta carta no fue escrita sólo para transmitir la enseñanza y luego dejarnos para averiguar qué hacer con ella. Más bien, esta carta fue hecha como una exhortación a perseverar, y ahora el autor nos dirá qué hacer con su doctrina. John Owen nos dice que no se da el contenido sólo por darlo, sino más bien para que vivamos de una manera específica. “El resto de esta carta es para proponer e impresionar sobre los hebreos las diversas tareas que instan las verdades que ha explicado.” El público no fue recordado de la doctrina del sacerdocio de Cristo como un fin en sí mismo, sino más bien para que continuaran en la fe. Si la doctrina no nos inspira a adorar a Dios y a aferrarnos a Jesús por fe, entonces no nos ha servido de nada.

En el pasaje de hoy, el autor comienza esta exhortación. Se nos dice que “tenemos libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo, esto es, de Su carne” (vv. 19-20). El resultado final del sacrificio sacerdotal de Cristo es que ahora tenemos un privilegio que no tuvo ninguno de los santos del antiguo pacto. Pues podemos entrar en el Lugar Santísimo, esto es, el cielo, con confianza, porque Cristo ha hecho la obra para hacernos limpios. Por otra parte, entramos a través de la cortina de la carne de Cristo. Bajo el antiguo pacto, una cortina física mantuvo fuera del santuario interior del templo a todos excepto al sumo sacerdote. Sin embargo, en el nuevo pacto esta cortina se sustituye por la cortina del cuerpo de Cristo, que, debido a que ha sido quebrantado una vez por nosotros, no nos mantiene fuera sino que nos trae dentro.

Coram Deo

La mayoría de los santos del antiguo pacto nunca pudieron entrar al Lugar Santísimo. Incluso el sumo sacerdote que podía entrar sólo podía hacerlo una vez al año. Pero por medio de Cristo, podemos entrar en la presencia de Dios diariamente en nuestra adoración y oración. Alégrese en este privilegio, y recuerde que es por Cristo que usted está de pie en la presencia de Dios.

Pasajes para Estudio Adicional

Ex. 26:31-33
2 Crón. 3:10-14
Lucas 23:44-49
Ap. 21