Pero Dios
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Revisión de 21:53 30 ene 2015
Por Jon Bloom sobre El Evangelio
Traducción por Susana Belvedere
Pero Dios que es rico en misericordia, por causa del gran amor que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo --por gracia habéis sido salvados, (Efesios 2:4-5)
Pero Dios. Estas dos palabras desbordan de buenas noticias. Para pecadores como tú y yo quienes estábamos perdidos y completamente incapaces de salvarnos a nosotros mismo de nuestra absoluta rebelión contra Dios, no existen dos palabras más llenas de esperanza que pudiéramos pronunciar.
Una vez estuvimos muertos a cualquier clase de amor real por Dios, enterrados en la gravísima, desorientadora ceguera de nuestros pecados (Efesios 2:1), pero Dios. Una vez estuvimos engañados por nuestra propia sed de gloria y autodeterminación; una vez estuvimos inconscientemente llevados por la flauta mágica del llamado “el príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:2), pero Dios. Una vez vivimos esclavos de los deseos de la carne, siendo llevados y arrojados entre las olas impulsivas de nuestra carne y mente (Efesios 2:3), pero Dios. Una vez fuimos enemigos de Dios (Romanos 5:10), odiándolo (Romanos 1:30), hijos de ira, pero Dios.
Pero Dios, siendo rico en misericordia, pero Dios mostrando su incomprensible “amor para con nosotros, en que aun siendo pecadores (Romanos 5:8) nos dice, a los muertos, indiferentes, rivales, que lo odian, de huesos secos, hijos de la ira de Dios: “¡Vive!” (Ezequiel 37:5). ¡Vive a la verdadera belleza, vive a la verdadera gloria, vive a la verdadera esperanza, vive al verdadero placer, vive al verdadero gozo! ¡Vive para Dios (Gálatas 2:19) y para siempre (Juan 6:58)!
Y así lo hizo tomando nuestro pecado de insensibilidad hacia Dios, de ignorancia a Dios, de rivalidad con Dios, de odio a Dios y de provocación de la ira de Dios y poniéndolo en su Hijo, la vida (Juan 14:6) y dijo: “muere” (Romanos 5:8). Y aquel que no conoció pecado se hizo pecado por nosotros—por un infinitamente momento infernal fue hijo de ira (Efesios 2:3) por nosotros—el justo por los injustos, para que fuésemos justicia de Dios en El (2da Corintios 5:21; 1 Pedro 3:18). Para que tengamos vida eterna (Juan 3:16).
Estas dos palabras, “pero Dios” nos dicen que hemos sido salvos por la gracia de Dios solamente. Los hijos de ira no se transforman en hijos amados de Dios a no ser por Dios.
Deléitate en estas dos invalorables palabras. Todo aquello, dulce o amargo, que suceda entre ahora y tu muerte Dios hará que coopere para bien (Romanos 8:28), y todo el glorioso placer que disfrutarás por siempre en la futura vida eterna en su presencia (Salmo 16:11) gracias al evangelio de estas dos palabras: “pero Dios”.
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