Cinco consejos para memorizar la biblia
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Revisión de 19:17 24 feb 2015
Por David Mathis sobre La Biblia
Traducción por Susana Belvedere
Memorizar las Escrituras no solo nos moldea sino que también nos guía a saber reconocer la voz del Señor. A medida que escuchamos la voz del Pastor una y otra vez, nos acostumbramos a su timbre y entonación. Más escuchamos su acento y lo memorizamos más preparados estaremos para saber escuchar su voz y seguirlo cuando nos llama. “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27).
El proceso de memorizar puede llegar a ser una importante oportunidad para estar seguros de no rechazar al que habla (Hebreos 12:25). Aquí van cinco simples consejos para ejercitar una nueva manera de memorizar las Escrituras en el mes de febrero.
1. Diversificar las selecciones
Usted puede memorizar todo un libro o solo de a capítulos (Romanos 8 es un buen punto de partida, o Filipenses 3), también secciones largas o secciones claves. Mi preferencia a lo largo de los años ha sido secciones claves (digamos entre siete u ocho versículos, como Tito 3:1-7). Esto aparece a medida que voy por lo que se llama plan de lectura de la Biblia. A menudo es una sección que encuentro tan rica que meditarla solo unos minutos sería muy inadecuado. Para disfrutar más del beneficio del pasaje necesito memorizarlo. (Si desea comenzar con un pasaje clave intente con Colosenses 1:15-20; Juan 1:1-4; Hebreos 1:1-4; Filipenses 2:5-11 o estas listas cortas que se llaman “pasajes del evangelio” y “versículos del evangelio”)
2. Llévelo con usted durante el día
Escríbalos o remárquelos o póngalos accesible desde su celular. No estoy sugiriendo que se limite a memorizar solamente en un determinado momento del día sino que suelte esos versículos en toda su vida. Escúchelos en su automóvil, o saque el papel con la escritura mientras está en una fila. Póngalos en la pantalla así lo ve cuando revisa su celular.
3. Busque entender, sentir y aplicar
Niéguese a la urgencia de tener que memorizarlos como su única meta. Aprender el versículo de memoria es secundario, guardarlo en el corazón es primordial. No memorice sin meditar, entienda el texto, no solo sus implicancias en la vida cotidiana sino los efectos que deberían provocar en su corazón.
4. Convierta sus versículos en oración
De forma personal o en grupo, orar es un momento ideal para practicar lo que usted ha memorizado y experimentar un nuevo ángulo a medida que va enfocándose en Dios y expresando su importancia para los demás.
5. Memorizar a la luz del evangelio
Finalmente, deje que la verdad de Colosenses 3:16 dé forma a su manera de memorizar. “Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros”. La “Palabra de Cristo” aquí o “el Mensaje de Cristo” no es lo más importante o primordial sino el evangelio. En otras palabras, memorice a la luz del evangelio.
Memorizar las Escrituras en sí mismas no necesariamente es cristiano. Jesús les hablaba a los líderes judíos quienes se habían memorizado todo el Antiguo Testamento más que cualquiera de nosotros, sin embargo Jesús les dice: “Ustedes examinan las Escrituras porque piensan tener en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio de Mí! Pero ustedes no quieren venir a Mí para que tengan esa vida.” (Juan 5:39-40). Y Pablo habla acerca de los judíos que conocían las Escrituras en profundidad,
Pero el entendimiento de ellos se endureció. Porque hasta el día de hoy, en la lectura del antiguo pacto (testamento) el mismo velo permanece sin alzarse, pues sólo en Cristo es quitado. Y hasta el día de hoy, cada vez que se lee a Moisés, un velo está puesto sobre sus corazones. Pero cuando alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. (2da Corintios 3:14-16)
Ya sea que memoricemos los versículos del Antiguo Testamento o del Nuevo, ésta es nuestra necesidad una y otra vez: llevarlos al Señor. En nuestra memorización ya sea libros enteros o pasajes o versículos aislados, siempre tenemos que tener en mente la gran lección de Jesús en Lucas 24 que habla acerca de la interpretación de la Biblia: “Comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras” (Lucas 24:27); “Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras”, y que “ era necesario que se cumpliera todo lo que sobre Mí está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.” (Lucas 24:44-45).
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