Qué no preguntar a alguien que sufre
De Libros y Sermones BÃblicos
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Revisión de 12:55 27 mar 2015
Por Nancy Guthrie sobre Sufrimiento
Traducción por Laura Coloma
Constantemente la gente me pregunta qué decir y qué hacer por aquellas personas que sufren la muerte de un ser querido. Y me alegra que pregunten. Me alegra que quieran saber qué es realmente útil e importante y qué es totalmente inútil y hasta hiriente. Y me gustaría poder decirles que siempre sé que decir, pero a veces no me salen las palabras adecuadas. Y quisiera poder decirles que nunca digo algo que no debo, pero lo hago. De hecho, hace unos días, cometí el error que siempre pido a los demás que no cometan.
En cuanto lo dije deseé no haberlo hecho. Debí ser más sensata, pero es lo que salió. Tal vez es lo que les sale a ustedes también cuando hablan con alguien que sufre. Esto es lo que dije. O mejor dicho, lo que pregunté:
¿Cómo estás?
No parece tan malo, ¿verdad? Es una pregunta que muestra nuestra preocupación. Hace saber a esa persona que no hemos olvidado su pérdida. En realidad es una invitación a la persona que sufre para que hable de su pérdida. Pero muchas personas que sufren dicen que sencillamente odian esa pregunta. Se sienten en la situación incómoda de informar sobre su rendimiento en esta tarea que se les encomendó – continuar viviendo cuando su ser querido ha muerto – una tarea para la cual no están entrenados y para la cual parecieran no tener recursos. Es una pregunta que no saben responder. “Estoy bien” no es del todo cierto. Podrán estar activos, quizás sentirse mejor, pero saben que no están “bien.” “Me siento horrible” parece una queja. ¡“Estoy furioso”! parece inaceptable. “Lloro todo el tiempo” suena patético.
Algo está mal
¿Cómo estás? es una de esas preguntas que siempre molestó a mi esposo, David, en los días posteriores a la muerte de nuestra hija y luego de nuestro hijo. Sentía que debía cuantificar su progreso hacia la normalidad. En nuestro libro, When Your Family’s Lost a Loved One (Cuando tu familia ha perdido a un ser querido) escribió, “En medio de mi dolor y confusión, de repente me sentí también responsable de dar a los demás cuenta de mi progreso. Mientras mi respuesta salía comedida de mis labios, me preguntaba si mi informe sería aceptable.”
La persona que sufre sabe lo que seguramente quiere escuchar quien hace la pregunta – que todo está mejorando, que el mundo se está iluminando, que la oscuridad se desvanece y las lágrimas están disminuyendo. Pero la mayoría de las veces eso no es así y es incómodo ser sincero acerca de la confusión, la apatía y la soledad del dolor. La verdad sobre el dolor es que en ocasiones, justo después de la pérdida nos sentimos fuertes, pero a medida que pasa el tiempo y la realidad de vivir sin esa persona se asienta, nos sentimos débiles y con ganas de llorar. Y es incómodo hablar de ello.
Tenemos miedo que si les decimos lo triste que estamos pueden pensar que hay algo “mal” en la manera como estamos lidiando con este asunto del dolor. Tenemos miedo que piensen que deberíamos estar en camino constante y ascendente hacia la normalidad y que vamos en dirección contraria. A veces queremos gritar que nunca volveremos a ser “normales.” Y a veces solo queremos decir, “¿Cómo estoy? Estoy triste. Y quisiera que el mundo – incluyéndolos a ustedes – me diera tiempo y espacio para simplemente estar triste. Esta persona que amaba murió y la extraño. Era importante para mí, por lo tanto, es razonable que no supere su ausencia fácil o rápidamente.”
¿Qué deberían decir?
Entonces, al interactuar con alguien que pasa por el proceso solitario de adaptarse al dolor, qué deberían preguntar en vez de “¿Cómo estás?” Aquí aparecen algunas ideas:
¿Cómo haces frente al dolor últimamente? Esta pregunta implica que es razonable que la persona se sienta triste y le da oportunidad de hablar de eso.
No puedo imaginar lo difícil que debe ser enfrentar estos días sin (el nombre de la persona que murió). ¿Hay alguna hora especial en el día o días de la semana que encuentras particularmente difíciles? Continúen mencionando el nombre de la persona fallecida. Es música para los oídos de quien sufre.
Extraño mucho a (el nombre de la persona que murió) cuando….Es muy reconfortante para la persona que sufre saber que no es la única que extraña a quien falleció.
Por lo general pienso en ti cuando estoy (arreglando el jardín/manejando cerca de tu casa/caminando/al levantarme en la mañana /etc.) y digo una oración para que sientas el consuelo de Dios. ¿Hay algo en especial por lo cual puedo rezar por ti mientras pasas por este momento de dolor?
Sé que el cumpleaños/aniversario de la muerte de (el nombre de la persona que murió) está por venir y debe ser muy difícil imaginar ese día sin él/ella aquí. ¿Qué piensas de ese día? ¿Hay algo que podamos hacer para ayudarte a sobrellevar ese día?
Sé que las fiestas/día de la madre/día del padre/ tu aniversario está por venir. Estaré pensando en ti especialmente y rezando por ti a medida que se acerca el día. Nos encantaría tenerte de visita, ¿quisieras acompañarnos?
De cierta forma, todas estas preguntas quieren decir ¿cómo estás? Pero de alguna manera indican un deseo de entrar en el dolor de otros en lugar de simplemente obtener un informe de su sufrimiento. Así, venimos para llevar “los unos las cargas de los otros” (Gálatas 6:2).
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