Los Muros de Jericó

De Libros y Sermones Bíblicos

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Última versión de 19:55 26 jun 2015

“Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días” (Heb. 11:30).

- Hebreos 11:30

Una y otra vez, el autor de la carta a los Hebreos nos dice que la verdadera fe debe, y siempre, perseverar hasta el final de la vida. Una de las más claras presentaciones de este hecho se encuentra en Hebreos 3:7-4:13. Usted recordará de nuestro estudio de este pasaje hace unos meses que el autor traza paralelos entre nuestra actual posición del nuevo pacto y la posición de la primera generación de Israel que salió de Egipto. Esa primera generación salió de Egipto con gusto y profesó la fe al aceptar estar en pacto con Dios (Ex. 24:3).

Sin embargo, esa generación retrocedió debido a que no tuvieron verdadera fe (Heb. 4:2). Llegaron al borde de la Tierra Prometida, pero luego creyeron el reporte de los espías infieles que dudaron de la habilidad de Dios para darles Canaán. Como resultado, fueron cortados de las promesas de Dios y enviados a vagar durante cuarenta años en el desierto (Num. 13:25-14:38).

El autor de Hebreos nos recuerda esta historia para que nosotros no retrocedamos como la primera generación de Israel, sino mantengamos nuestra confianza en el Señor. Porque todos aquellos con verdadera fe heredarán las promesas, y sólo aquellos que perseveran hasta el final tienen verdadera fe.

El pasaje de hoy señala nuevamente paralelismos con una generación temprana de Israel. Sin embargo, esta vez no es la primera generación incrédula sino la segunda generación fiel de aquellos quienes salieron de Egipto. Los muros de Jericó cayeron como resultado de la fe de esa generación (Heb. 11:30).

Leemos acerca de la caída de Jericó en Josué 6. En este capítulo, la segunda generación llega a la imponente ciudad de Jericó con sus murallas fortificadas. Dios ordena a la gente a marchar alrededor de la ciudad una vez al día durante seis días. En el séptimo día que se les dice que marchen alrededor de la ciudad siete días y luego gritar. Esto puede parecer un poco ridículo, porque ¿cómo pueden los gritos de los hombres derribar un muro? Sin embargo, a las personas se les prometió que la ciudad caería si obedeciesen. Y cuando ellos obedecieron, los muros se derrumbaron.

John Calvin nos recuerda que no fue la acción del hombre que destruyó los muros. Explica que “los muros no cayeron por causa del grito de los hombres, o del sonido de las trompetas; sino porque la gente creyó que el Señor iba a hacer lo que había prometido.” La fe perseverante es como la fe de los israelitas de la segunda generación que creyeron, a pesar de las imposibilidades aparentes, que Dios honra la fe obediente de sus siervos.

Coram Deo

John Calvin también escribe que es la fe como la de los israelitas de la segunda generación que pone a los enemigos de Dios en fuga y derriba la obra del Diablo. Tome tiempo para mirar su situación y las formas en las que Satanás puede estar obrando. En la fe, confiese su confianza de que Dios puede destruir las obras del diablo donde usted está.

Pasajes para Estudio Adicional

Num. 13:25-14:38
Jos. 1:9; 6
Mat. 17:14-20
1 Juan 3:8b