Nos Es Provechoso
De Libros y Sermones BÃblicos
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Última versión de 19:25 24 ago 2015
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad” (Heb. 12:10).
- Hebreos 12:9-10
Nuestro estudio de Hebreos ha resaltado el contexto original de la carta con el fin de ayudarnos a comprender correctamente el mensaje del libro. Más específicamente, una y otra vez hemos recordado que el público original estaba sufriendo por su testimonio de Cristo.
Al acercarnos al final de esta maravillosa epístola, encontramos que el sufrimiento ha llegado al público original para disciplinarlos (12:5-7). No está exactamente claro por qué el Señor tenía que castigar a este público. Tal vez fue porque todavía no habían progresado más allá de las enseñanzas elementales de la fe (5:11-14). Tal vez fue porque no estaban mostrando solidaridad con otros cristianos que sufrían como ellos lo hacían antes (10:32-34). Tal vez sus sufrimientos en un principio sólo eran el resultado de ser exiliados en la tierra (11:13-16, 35b-38) y no eran disciplinarios. Más tarde fueron castigados porque no estaban respondiendo al sufrir con la paciencia sino con el miedo y la duda.
No podemos estar exactamente seguros de por qué el público original necesitaba disciplina. Lo que sí sabemos es que habían entendido mal el significado de la disciplina de Dios. Necesitaban recordárseles que su sufrimiento comprobaba que eran hijos de Dios. Necesitaban saber que su disciplina comprobaba que el camino de Cristo es verdadero y que sólo Sus hermanos son hijos legítimos de Dios (12:8).
El que el sufrimiento del público original comprobaba que eran hijos de Dios se resalta de nuevo en el pasaje de hoy. Se les recuerda que incluso los padres terrenales disciplinan a sus hijos. Si esto es cierto, entonces el pueblo de Dios también deben estar sujeto a la disciplina de la mano de Aquel quien es el Padre de los espíritus (12:9).
Los buenos padres disciplinan a sus hijos. Los buenos padres los corrigen para que puedan llevar vidas felices y productivas. Los buenos padres establecen reglas para que sus hijos se hagan responsables y respetables. Todas estas cosas son buenas, pero al final no son suficiente, porque nuestros padres terrenales nos disciplinan sólo como mejor les parece. Cometen errores y tratan con nosotros sólo durante un corto tiempo (v. 10).
Sin embargo, esto no es así con nuestro Padre celestial. Él nunca se equivoca cuando nos disciplina y Él es nuestro Padre para siempre. Por otra parte, Su disciplina resulta no en un fruto temporal, sino más bien en la santidad que dura para siempre (v. 10).
Coram Deo
La disciplina que el Señor envía a Su pueblo no durará para siempre. Sólo dura el tiempo necesario para lograr los propósitos de Dios y cesará por completo en nuestra glorificación. Si usted está siendo disciplinado, recuerde que no durará para siempre y pídale al Señor que usted vea la lección que Él quiere que aprenda de ella.
Pasajes para Estudio Adicional
Is. 57:15-16
Jer. 3:12-14
1 Cor. 5:1-5
1 Tim. 1:18-20
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