No tienes que planificarlo todo
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Revisión de 20:51 16 nov 2015
Por Jon Bloom sobre Ministerio
Traducción por Carlos Diaz
Dios no desea que planees todo.
No me malinterpretes. La planificación es una cosa hermosa. Dios es un planificador magnífico - en la grandeza del universo y en las moléculas más pequeñas. Muchas cosas en la vida sencillamente no sucede sin planificación. Los estadios no son construidos, los sistemas de drenaje no son instalados, las rejillas de energía no son mantenidas, los niños no son educados, los libros no son escritos, las iglesias no están plantadas, el peso no se pierde, y a menudo la oración no sucede sin un plan.
El Ministerio Ampliamente No Programado de Jesús
Y todavía los encuentros del ministerio más poderoso registrados de la vida de Jesús parecían tomar lugar durante los momentos inesperados, informales y no programados. Si examinas ligeramente el Evangelio de Juan, verás lo que quiero decir. La mayoría de lo que Juan grabó del ministerio de Jesús - desde su bautizo a sus apariencias luego de la resurrección - fueron experimentadas por sus seguidores y observadores como eventos no planificados y espontáneos.
En otras palabras, la imagen que obtenemos de la estrategia del ministerio terrenal no es un plan altamente estructurado de tres años con una programación de viaje ejecutada eficientemente y un itinerario de predicación. En vez de eso, lo que vemos es a Jesús permaneciendo en un estado de oración constante, confiado en el plan del Padre, esperando por la iniciativa de su Padre (Juan 5:19), y, en respuesta a esa iniciativa, tomando decisiones para permanecer, mover, sermonear o sanar - decisiones que desde una perspectiva humana parecían espontáneas.
No Por Fuerza, Ni Por Poder, Sino mediante el Espíritu
Entonces qué, si lo hay, ¿esto significa para los Cristianos occidentales del siglo XXI que viven en una cultura tecnológica muy compleja donde la planificación altamente estratégica de valores en sólo aproximadamente cada área en la vida - desde el ejercicio a la escuela a la crianza al trabajo de corrar a nuestras 9 a 5? Debemos permanecer atentos y evaluar críticamente nuestros valores culturales. Aprendemos de nuestra cultura que tiene éxito al deber a la planificación y ejecución efectiva. Absorbemos este valor solo viviendo en nuestro mundo.
Pero los ejemplos en los Evangelios y Hechos nos mencionan que el reino de Dios está siendo construido de acuerdo al “plan definitivo y clarividencia” de Dios (Hechos 2:23), no al nuestro (Isaías 58:8-9). No podemos construir el reino de Dios como el nuevo estadio de billones de dólares que está siendo construido en Minneapolis. El éxito para nosotros no es meramente una combinación de las metas correctas, el plano correcto, el presupuesto correcto, los recursos correctos, la línea cronológica correcta, el talento correcto, y los materiales correctos. La razón es que a menudo incluso no sabemos lo que los factores clave están en ministerio - lo que la fe y los frutos parecen en una situación o relación en particular.
Los planes con propósito de Dios es construir su reino mediante las obras de su Espíritu soberano en vez de la pura fuerza y poder humano (Zacarías 4:6). Dios elige intencionalmente construir su reino usando los medios y las personas desde un punto base mundial son débiles y tontos (1 Corintios 1:22-29). Dios propone construir su reino en formas que son diferentes desde las formas que el mundo generalmente funciona porque el reino es una nueva creación, no parte de la vieja (2 Corintios 5:17). Es una nueva orden del mundo (Isaías 65:17). Y por tanto es muy importante para Dios que nosotros, como ciudadanos de su mejor país terrenal (Hebreos 11:16), no reposemos nuestra fe “en la sabiduría del hombre sino en el poder de Dios” (1 Corintios 2:5).
Algunas Preguntas de Diagnóstico
Esta es una razón significativa por la que Dios eligió moverse como lo hizo en los Evangelios y Hechos. Deseaba mostrarle al mundo que Él existe y que recompensa a quienes lo buscan (Hebreos 11:6), y él deseaba que sus personas no dependan en su propia sabiduría, pero para ser devoto, cuidadoso y receptivo en la fe cuando él trabaja en formas inesperadas.
Y esta razón no ha cambiado.
Dadas nuestras presunciones culturales, debemos preguntarnos a nosotros mismos, ¿qué tan devotos somos en nuestros planes y programas? Quiero decir, realmente devotos.
¿Realmente le estamos solicitando a Dios cosas específicas?
¿Realmente estamos escuchando? ¿Realmente estamos observando?
¿Somos flexibles y dispuestos a responder a un movimiento inesperado y no programado de Dios?
¿Las estructuras que hemos construido en nuestras vidas y ministerios incluso permiten esto?
¿Incluso deseamos que Dios se mueva en tales formas?
Éstas son simplemente preguntas. Las estoy preguntando frescamente hacia mí mismo, y así las pasaré junto a ustedes. Este es un ejercicio de diagnóstico. Nosotros, quienes a menudo nos enamoramos con planes y programas, debemos cuestionarnos nuestras presunciones culturales. Debemos retener nuestras vidas junto a la de Jesús y a la iglesia temprana, y dejarlas hablar dentro de nosotros y nuestras estrategias.
Dios no está en contra de los planes y programas ministeriales. La adoración del templo altamente estructurado descrito en Levítico, la administración compleja y multidireccional requerida para gobernar Israel, y el ritmo normativo de la adoración corporativa y la vida formaron juntas en el Nuevo Testamento nos mostraron esto. Dios está glorificado en la buena planificación.
Pero Dios no desea o no tiene la intención que planeemos todo. Está trabajando en un plan altamente detallado y desea que sigamos sus pasos - quizás más de lo que estamos hoy en día. Permitámonos preguntarnos a nosotros mismos si y donde podamos estar aprendiendo demasiado en nuestro propio entendimiento al buscar el avance del Reino de Dios.
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