Porqué Me Opongo A La Lotería Estatal
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Última versión de 20:32 30 mar 2016
Por John Piper
sobre Dinero
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Javier Matus
El artículo 13, sección 5 de la constitución del estado de Minnesota dice: “La legislatura no autorizará ninguna lotería o la venta de boletos de lotería.” El senador estatal Clarence Purfeerst y el representante Leo Reding están patrocinando proyectos de ley que permitirían a los votantes enmendar la constitución para permitir loterías patrocinadas por el estado. Una lotería estatal implicaría el pago por los apostantes, un sorteo al azar y un premio. El estado se queda con un pedazo de las ganancias y da el resto a los ganadores. Los partidarios creen que Minnesota podría recaudar unos $50 millones al año.
Hay dos cuestiones que debemos considerar. Una de ellas es si es correcto apostar pequeñas cantidades de dinero con la esperanza de ganar más. La otra es si el estado debería respaldar y apoyar un sistema de tales apuestas. Yo diría que no a ambas preguntas por las siguientes razones. Comencemos con la Escritura:
- Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. (1 Timoteo 6:7-10)
Este pasaje enseña claramente que no debemos querer enriquecernos. Puede que no se parezca al estilo americano, pero es el estilo de Dios. Somos “extranjeros y peregrinos” en este mundo caído y no debemos conformarnos a los motivos del mundo (Romanos 12:1-2). El texto continúa diciendo que hemos de seguir, no a las riquezas, sino a “la justicia (¡¡recuerden Mateo 6:33!!), la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre” (1 Timoteo 6:11). Debemos anhelar la justicia de la forma en que el mundo anhela el dinero.
Pero la motivación para participar en una lotería no es “hambre y sed de justicia”; es un deseo de enriquecerse. La lotería del estado de Connecticut se promueve con estas palabras: “Gane hasta $10.000 ahora —$1.000.000 después… juegue en cualquier lugar, gane en cualquier momento…para las personas que no pueden esperar a hacerse ricas.” Así que creo que es un error que las personas apuesten un poco con la esperanza de conseguir mucho, porque las personas que confían en Dios dedican sus energías y recursos a la justicia y no quieren enriquecerse. Examínese a sí mismo para ver dónde está su corazón (Mateo 6:21).
Una segunda razón por la que creo que tales juegos de azar están mal es que los buenos mayordomos no manejan el dinero de su amo de esa manera. Los fideicomisarios fieles no pueden apostar con un fondo fiduciario. No tienen derecho. Todo lo que tenemos es un fondo de Dios para utilizarlo para Su gloria —no un diezmo, todo. Jesús dijo que algún día regresaría para hacer cuentas en cuanto a cómo usamos nuestras posesiones y habilidades (Mateo 25:19). Él contó una parábola para guiarnos en nuestra mayordomía. Un hombre dio 5, 2 y 1 talentos (una gran suma de dinero) a tres siervos, respectivamente. Los dos primeros fueron elogiados porque “fueron y negociaron con ellos” (Mateo 25:16). La misma palabra “negociar” se encuentra [como “trabajar”] en 1 Corintios 4:12, 1 Tesalonicenses 4:11 y Efesios 4:28. Los mayordomos fieles no apuestan, negocian; compran y hacen comercio. La mayoría de las personas podría argumentar que no deberías apostar con el dinero de otra persona. De hecho, esto es el caso con todo nuestro dinero. Por lo tanto, no deberíamos jugar a la lotería con el fondo fiduciario de Dios.
El senador Purfeerst diría, “Muy bien, si esa es la forma en que lo ves, no participes. Pero no tienes porqué obligar a otros a seguir tu moral.” Estoy de acuerdo: El estado debe preservar mi libertad para hacer lo correcto y la libertad de otro para hacer el mal, siempre y cuando que su error sólo dañe a él mismo. Pero una lotería estatal hace más que preservar su derecho a apostar. Como una fuente de ingresos, el estado se esforzaría a tener a tantas personas como fuese posible en el acto de apostar. No estarían protegiendo los derechos, sino respaldando, apoyando y promoviendo el acto de apostar. Dado que los ingresos es la única justificación de una lotería estatal, el estado activamente seduciría a tantas personas como fuese posible para apostar sus ganancias. La publicidad sería astuta y poderosa. Ataría más fácilmente a aquellas personas que necesitan todo lo contrario, es decir, estímulo y orientación en la diligencia y responsabilidad fiscal.
El artículo 13, sección 5 de la constitución de nuestro estado es una buena ley. No niega a las personas sus debidos derechos. Niega al estado el derecho a apoyar y promover las apuestas y seducir a sus ciudadanos a la codicia.
Hambriento de justicia,
El Pastor John
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