La bondad lo cambia todo
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Revisión de 15:09 21 sep 2016
Por Stephen Witmer sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Carlos Diaz
La bondad es subestimada. La consideramos idéntica con ser agradable o placentero, como si fuese principalmente acerca de sonreír, llevarse bien, y no alterarnos. Parece más bien una virtud mundana.
Sin embargo, la Biblia presenta un retrato muy diferente y convincente de la bondad.
La Bondad es Sobrenatural
Cuando Pablo dispuso su caso a la iglesia en Corinto que él fue un verdadero apóstol, él así lo hizo detallando las duras pruebas que él resistió en aras del evangelio, la vida espiritual interna que Dios le concedió a pesar de este sufrimiento, y el fruto espiritual divino en su vida (2 Corintios 6:1–13). Sorprendentemente, la bondad hizo su lista de fruto espiritual. “¿Desean pruebas de que soy un apóstol”, dijo, realmente. “Bien, aquí está: Soy bondadoso.”
La verdadera bondad es producto del Espíritu (Gálatas 5:22). Es una orientación espiritualmente generosa de nuestros corazones hacia las demás personas, incluso cuando ellos no lo merecen y no nos aman en recompensa. Dios mismo es bondadoso de esta forma. Su bondad tiene la intención de llevar a las personas al arrepentimiento (Romanos 2:4), lo cual implica que aún no se han convertido en él y que todavía son sus enemigos.
Imitamos la bondad de Dios, por tanto, amando a nuestros enemigos. Jesús dijo, “Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos” (Lucas 6:35). Nuestra bondad refleja el corazón de nuestro Padre. “Sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo” (Efesios 4:32).
La bondad puede no ser placentera. De hecho, puede sentirse más como un soplo a la cabeza. “Que el justo me golpee como amigo y me corrija, pero que el óleo del malvado no perfume mi cabeza, yo seguiré oponiendo mi oración a sus maldades” (Salmos 141:5). Jesús llamó a los Fariseos un nido de víboras. Eso no fue placentero, pero fue bondadoso, porque Jesús estaba exponiendo sus pecados. Un médico bondadoso corta en lo profundo para alcanzar tu cáncer.
La Bondad es Poderosa
En su memoria acerca del viaje de ser una lesbiana comprometida a una Cristiana comprometida, Rosaria Butterfield dijo que, como no cristiana, su impresión de los cristianos evangélicos era que ellos eran pobres pensadores, sentenciosos, desdeñosos, y temerosos de la diversidad. Después de publicar una crítica de un grupo cristiano evangélico en su periódico local, ella recibió un enorme volumen de respuestas polarizadas. Al colocar una caja vacía en cada esquina de su escritorio, ella clasificó los correos de odio en una y los correos de admiración en la otra.
Luego, ella recibió una respuesta de dos páginas por parte de un pastor local. “Fue una carta bondadosa y curiosa”, dice. Tenía una calidez y civilidad, además de sus preguntas de investigación. No podía discernir en cuál caja colocar la carta, así que la dejó en su escritorio por siete días. “Fue la carta de oposición más amable que había recibido”. Su tono demostró que el escritor no estaba en contra de ella.
Al fin y al cabo, contactó al pastor y se hizo amiga de él y de su esposa. “Hablaron conmigo de una forma que no me hicieron sentir borrada”. Su amistad, era una parte importante de su viaje a la fe.
¿Somos bondadosos?
La atestación bíblica y el testimonio de Butterfield debería hacernos preguntar cómo nos está yendo. ¿Estamos generosamente inclinados hacia aquellos alrededor de nosotros, o pensamos y hablamos bruscamente con, o acerca de, ellos?
Para algunos de nosotros, ver deportes, o espectáculos de talento (como The Voice), brinda una oportunidad para dar lugar opiniones bruscas acerca de la apariencia física, ineptitud, o falta de talento. Nuestras cuchilladas verbales se vuelven parte muy fácilmente del mismo entretenimiento.
Para algunos de nosotros, el viaje diario al trabajo se convierte en un crucíbulo de bondad. ¿Estoy generosamente inclinado hacia los demás conductores, incluyendo al tipo que me truncó y al otro que me está siguiendo muy de cerca?
Algunos de nosotros tenemos que admitir que muy a menudo giramos un cuchillo verbal de cruel sarcasmo, diciendo lo que no queremos decir para así conducir a casa más profundamente de lo que hacemos.
La bondad no es una cosa pequeña. Da frutos a cosas maravillosas tanto en nuestras vidas como en las vidas de aquellos alrededor de nosotros. “Quienquiera que persiga la rectitud y la bondad encontrará vida, rectitud, y honor” (Proverbios 21:21).
Nos ofrecemos nosotros mismos a la obra sobrenatural del Espíritu Santo cuando le solicitamos producir en nosotros corazones bondadosos que rebosen a través de labios bondadosos.
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