El Origen Pecaminoso del Hijo de David

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(¿Qué Debemos Aprender de Esto?)
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'''4) El Reino Pertenece Sólo a Dios. '''  
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Debemos aprender que Dios trajo un reino a Israel y que este sólo pertenecía al Señor. Dios inicia su relación con Israel sin un rey humano y deja claro que sólo Él debía ser Rey de Israel. Sólo Dios puede ser Rey. El pueblo de Israel rechazó la verdad al pedir un rey. Dios lo dice claramente en 1 Samuel 8:7: “Me han desechado a Mí para que Yo no sea rey sobre ellos”. Si Dios hubiera comenzado la historia de Israel con Moisés y Joshua como los primeros reyes habría sido difícil comprender que sólo Dios podía ser rey de Israel, sin rivales humanos.  
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Debemos aprender que Dios trajo un reino a Israel y que este sólo pertenecía al Señor. Dios inicia su relación con Israel sin un rey humano y deja claro que sólo Él debía ser Rey de Israel. Sólo Dios puede ser Rey. El pueblo de Israel rechazó la verdad al pedir un rey. Dios lo dice claramente en 1 Samuel 8:7: “Me han desechado a Mí para que Yo no sea rey sobre ellos”. Si Dios hubiera comenzado la historia de Israel con Moisés y Joshua como los primeros reyes habría sido difícil comprender que sólo Dios podía ser Rey de Israel, sin rivales humanos.  
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Finalmente, debemos aprender de la manera en que Dios trajo un rey humano a Israel que necesitaba ser un rey humano. Sólo Dios puede ser el legítimo Rey de Israel, pero se necesitaba un rey humano. ¿Por qué? Porque para Dios, el rey debía morir por su pueblo; por el pueblo que gobernaba y amaba y que no estaba en el infierno por los pecados. Dios no puede morir. El hombre debe morir. Dios no sólo planificó ser el legítimo Rey de Israel, sino que el legítimo rey de Israel debe morir en lugar de su pueblo. Por tanto, el rey de Israel es el hombre-Dios y el rey puede ser Dios y al mismo tiempo hombre-Dios y así el rey puede morir.  
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Finalmente, debemos aprender de la manera en que Dios trajo un rey humano a Israel que necesitaba ser un rey humano. Sólo Dios puede ser el legítimo Rey de Israel, pero se necesitaba un rey humano. ¿Por qué? Porque para Dios, el rey debía morir por su pueblo; por el pueblo que gobernaba y amaba y que no estaba en el infierno por los pecados. Dios no puede morir. El hombre debe morir. Dios no sólo planificó ser el legítimo Rey de Israel, sino que el legítimo rey de Israel debe morir en lugar de su pueblo. Por tanto, el Rey de Israel es el hombre-Dios y el rey puede ser Dios y al mismo tiempo hombre-Dios y así el rey puede morir.  
Cuando Samuel dijo: “No temáis, vosotros pecadores rebeldes, testarudos y desagradecidos; vosotros habéis hecho todo este mal” (1 Samuel 12:20), ¿Cuáles fueron las bases de esta gracia? Fue el valor del nombre de Dios. “El SEÑOR no abandonará a su pueblo por causa de su gran nombre” (v. 22). El sostenimiento y reivindicación del nombre de Dios es la base de esta gracia. ¿Y dónde fue esta vindicación más decisiva y finalmente representada? La respuesta es: en la cruz de Cristo. Romanos 3:25: “Dios exhibió (a Cristo) como propiciación por su sangre a través de la fe para manifestar su justicia, porque en Su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente”.  
Cuando Samuel dijo: “No temáis, vosotros pecadores rebeldes, testarudos y desagradecidos; vosotros habéis hecho todo este mal” (1 Samuel 12:20), ¿Cuáles fueron las bases de esta gracia? Fue el valor del nombre de Dios. “El SEÑOR no abandonará a su pueblo por causa de su gran nombre” (v. 22). El sostenimiento y reivindicación del nombre de Dios es la base de esta gracia. ¿Y dónde fue esta vindicación más decisiva y finalmente representada? La respuesta es: en la cruz de Cristo. Romanos 3:25: “Dios exhibió (a Cristo) como propiciación por su sangre a través de la fe para manifestar su justicia, porque en Su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente”.  
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Efectivamente así fue. El pueblo merecía ser destruído por pedir un rey, Dios los perdonó y pasó por encima de sus pecados por amor a su nombre. Pero no se pueden barrer los pecados bajo la alfombra del universo y aún mantener el nombre como un Dios justo y santo. El pecado debe ser tratado y castigado. Y fue cuando Jesús murió.  
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Efectivamente así fue. El pueblo merecía ser destruído por pedir un rey, Dios los perdonó y pasó por encima sus pecados por amor a su nombre. Pero no se pueden barrer los pecados bajo la alfombra del universo y aún mantener tu nombre como un Dios justo y santo. El pecado debe ser tratado y castigado. Y fue cuando Jesús murió.  
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La única razón por la cual los pecadores como nosotros, pudiéramos tener un rey tan grande, glorioso, poderoso, bueno, santo y sabio como Jesús, sin ser consumidos por nuestros pecados, es que Dios planificó para que el rey muriera por su pueblo y resucitara. En cada Evangelio se pregunta a Jesús antes de morir: “¿Tú eres el rey de los Judíos?” y él responde: “Tú lo dices” (Mateo 27:11; Marcos 15:2; Lucas 23:3; Juan 18:33).
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La única razón por la cual los pecadores como nosotros, podemos tener un rey tan grande, glorioso, poderoso, bueno, santo y sabio como Jesús, sin ser consumidos por nuestros pecados, es que Dios planificó para el rey la muerte por sus súbditos (pueblo) y resucitar. En cada Evangelio se pregunta a Jesús antes de morir: “¿Tú eres el Rey de los Judíos?” y él responde: “Tú lo dices” (Mateo 27:11; Marcos 15:2; Lucas 23:3; Juan 18:33).
=== Vendrá el Rey de todos  ===
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Revisión de 12:45 20 jul 2017

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English: The Sinful Origin of the Son of David

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Por John Piper sobre Historia Redentora
Una parte de la serie Spectacular Sins and Their Global Purpose in the Glory of Christ

Traducción por Nelly Alister


Este es el sexto mensaje de la serie de siete capítulos Los Pecados Espectaculares y su Propósito Global en la Gloria de Cristo. En este mensaje, “El Origen Pecaminoso del Hijo de David”, el punto es el siguiente: El hecho de que el Reino de Israel tuviera reyes era producto del pecado. Fue un pecado espectacular para el pueblo decirle a su creador: “Queremos ser como las naciones. No queremos que seas nuestro Rey. Queremos un Rey humano”. Samuel señala esto en el Capítulo 8:19 como una gran maldad. Sin embargo, si Israel no hubiera tenido un Reino, Jesucristo no se habría convertido en su Rey, ni en el Hijo de David, ni en Rey de reyes. El reinado de Cristo sobre Israel y sobre el mundo no era una ocurrencia tardía en el pensamiento de Dios. Fue algo planeado en respuesta al pecado, era parte del plan divino.

Contenido

¿Por qué Dios lo Hizo de esta Manera?

Nos preguntamos: si Dios sabía y permitió que sucediera este pecado espectacular y así y todo el Reino de Israel formó parte de este plan para glorificar a Cristo como Rey de reyes ¿Por qué Dios no hizo que el reino formara parte del gobierno de Israel desde el comienzo? ¿Por qué no se nombró a Moisés como el primer rey, luego a Joshua y así sucesivamente? ¿Por qué planificar un reino desde un principio y después crear un reino humano en la historia de Israel a través del pecado espectacular?

Abraham y el Reino que Vendrá

Comencemos con la historia misma. Dios eligió a Abraham como padre del pueblo de Israel. En Génesis 12 Él le promete que a través de su descendencia serán benditas todas las familias de la tierra (Génesis 12:1-3). El Mesías, Jesucristo, descenderá de esta línea.

En Génesis 14:18 una de las primeras cosas que le sucedió a Abraham fue que conoció a Melquisedec, “sacerdote del Dios Altísimo” y “Rey de Salem.” Su nombre significa “Rey de Justicia”. El escritor del Libro de Hebreos del Nuevo Testamento señala a Melquisedec como un tipo de presagio o anuncio de Cristo. En el Salmo 110:4 dice que el rey mesiánico que está por venir es también un “sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec”. Según los Hebreos “Melquisedec . . . es primero que nada, Rey de Justicia, según el significado de su nombre, y también es Rey de Salem, Rey de Paz . . . semejante al Hijo de Dios . . .” (Hebreos 7:1-3).

Ana y el Reino que Vendrá

De acuerdo a los propósitos de Dios el Mesías que vendrá será un rey-sacerdote. La decisión de Dios de convertirse en rey no vino después. Esto se ve nuevamente en la historia del nacimiento de Samuel y la dedicación al Señor. Ustedes recordarán que Ana era estéril. Elí anunció que ella daría a luz un hijo. Al nacer Samuel, Ana lo llevó al templo y lo dedicó al Señor. Dentro de las cosas sorprendentes Ana dice (1 Samuel 2:10): “Los que se oponen al SEÑOR serán quebrantados, contra ellos El tronará desde los cielos. El SEÑOR juzgará los confines de la tierra, dará fortaleza a su Rey, El ensalzará el poder de Su Ungido”. Deben recordar que esto sucedió décadas antes de que hubiera un rey en Israel (sólo cuando Samuel es un hombre mayor el pueblo lo presiona para que les dé un rey).

Moisés y el Reino que Vendrá

En Deuteronomio 17:14-20 Moisés se refiere al reino en caso de que el pueblo alguna vez decida regresar a Egipto. En Deuteronomio 28:36 se anuncia el exilio del pueblo y su rey si éstos llegaban a rebelarse en contra del Señor. Para resumir, se puede decir que lo que sucedió en 1 Samuel 12 no fue algo sorpresivo para Dios. Él sabía que este pecado espectacular sucedería y que lo permitiría. Cuando Dios permite que algo suceda lo hace de una manera sabia. Por tanto, este pecado espectacular era parte del plan global de Dios en la Gloria de su Hijo.

Cómo Llegó el Reino

Veamos cómo comenzó el reino, antes de reflexionar por qué Dios lo hizo de esta manera. La necesidad de tener un rey comienza en el capítulo 8 de 1 Samuel pero lo retomaremos en el capítulo 12. Versículo 8b: El Señor “envió a Moisés y a Aarón, quienes sacaron a vuestros padres de Egipto y los establecieron en este lugar”. Versículo 9: “Pero ellos olvidaron al SEÑOR su Dios, y Él los vendió en manos de Sísara, jefe del ejército de Hazor, en manos de los filisteos y en manos del rey Moab, los cuales pelearon contra ellos”. Versículo 10: “Y ellos (el pueblo de Israel) clamaron al SEÑOR, y dijeron: ‘Hemos pecado porque hemos dejado al SEÑOR y hemos servido a los Baales y a Astarot; pero ahora, líbranos de la mano de nuestros enemigos, y te serviremos’”. Versículo 11: “Entonces el SEÑOR envió a Jerobaal, a Betán, a Jefté y a Samuel, y os libró a ustedes de la mano de sus enemigos en derredor, de manera que habitasteis con seguridad”.

El Pueblo Rechaza al Reino de Dios

El objetivo de estos versículos es mostrar que Dios era fiel como su Rey divino. Cuando el pueblo clama a Él, Él los salva y les dá seguridad. Para esto son los reyes, para dar paz a la gente. ¿Y cuál fue la respuesta del pueblo? Versículo 12: “Cuando vieron que Nahas, rey de los Amonitas, venía contra ustedes, me dijeron (Samuel): ‘No, sino que un rey ha de reinar sobre nosotros’, aunque el SEÑOR su Dios era su rey”.

Se puede apreciar la desconfianza por el tono de voz de Samuel: ¡Ustedes pidieron un rey y Dios era su rey! ¿Qué debe hacer Samuel? El Señor le dijo, 1 Samuel 8:7-9, “Escucha la voz del pueblo en cuanto a todo lo que te digan, pues no te han desechado a ti, sino que Me han desechado a Mí para que Yo no sea rey sobre ellos…Ahora pues, oye su voz. Sin embargo, les advertirás solemnemente y les harás saber el proceder del rey que reinará sobre ellos”.

La Maldad del Pecado Espectacular es Grande

En 1 Samuel 12:13b Samuel dice: “he aquí que el Señor ha puesto rey sobre vosotros”. Entonces Samuel invoca al Señor para darles una señal en trueno y lluvia, y Samuel describe su pecado como una gran maldad. Versículo 17: “¿No es ahora la siega del trigo? Yo clamaré al Señor, para que mande truenos y lluvia. Entonces conoceréis y veréis que es grande la maldad que habéis hecho ante los ojos del Señor, al pedir para vosotros un rey”.

Para asegurarnos de no perder el trabajo sagrado de Dios a través de esta maldad profana, en Hechos 13:20-22, Pablo señala que Dios dió el primer rey a Israel “Dios les dió jueces hasta el profeta Samuel. Entonces ellos pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años. Cuando lo quitó, les levantó por rey a David ”. Hemos visto esto en forma repetida a través de pecados espectaculares en la historia. El hombre quiere seguir el camino del mal y Dios lo guía por el camino del bien.

¿Qué Debemos Aprender de Esto?

Nos preguntamos: si Dios sabía y permitió que sucediera este pecado espectacular y así y todo el Reino de Israel formaba parte este plan para glorificar a Cristo como Rey de reyes ¿Por qué Dios no hizo que el reino formará parte del gobierno de Israel desde el comienzo? ¿Por qué no se nombró a Moisés como el primer rey, luego a Joshua y así sucesivamente? ¿Por qué Dios comenzó siendo rey y luego trajo un reino humano a la historia de Israel a través del pecado espectacular? ¿Qué debemos aprender de esto?

Debemos aprender lo siguiente:

1) Somos Tercos, Rebeldes y Desagradecidos.

Debemos aprender cuán testarudos, rebeldes y desagradecidos somos. Es por esto que en 1 Samuel 12 se le recuerda al pueblo como Dios los sacó de Egipto, les dió la tierra prometida y los salvó de reyes malvados. Y a menudo se olvidan de Dios y van en busca de otras cosas. Esta no es sólo la historia de Israel, sino la historia de la humanidad, es la historia de nuestras vidas. Aún siendo Cristianos no somos firmes en nuestro afecto hacia Dios. Hay días que damos gracias y días que no. Y aún así, los días en que damos gracias no son como debieran ser. Piensen cuán agradecidos y felices estarían, si su corazón respondiera a Dios mismo y a sus diez mil regalos con la admiración y la gratitud de la cual es digno. Dios nos muestra imágenes de nosotros mismos en historias como ésta. Él permite que el pueblo se incline hacia la idolatría e ingratitud, así para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios (Romanos 3:19).

2. Dios es Fiel a su Propio Nombre

Debemos entender que Dios es fiel a su propio Nombre. Revisemos el versículo 22: “El SEÑOR se ha complacido en hacerlos pueblo Suyo”. ¿Cuál es el fundamento más profundo de la fidelidad de Dios? Su lealtad hacia Su propio nombre. Su celo y fervor por su propia gloria. Leamos el versículo con mucha atención: “El SEÑOR, a causa de Su gran Nombre, no desamparará a Su pueblo” No dice por “causa del gran nombre del pueblo”, sino por su propio Nombre. Dios está totalmente comprometido a defender el valor, la verdad y la justicia de su gran Nombre. En la Biblia encontramos historias que muestran las formas de gobernar de Dios a través de una sabiduría infinita guiada por el valor infinito del nombre de Dios.

3) La Gracia de Dios Fluye Hacia los Pecadores Desde la Lealtad Suprema de Dios a Su Propio Nombre.

Es necesario aprender como fluye la gracia hacia nosotros pecadores desde la lealtad Suprema de Dios hacia su propio Nombre en medio del pecado. Veamos el ejemplo en los versículos 19-22. En el versículo 19, el pueblo está aterrado por el espectacular pecado en contra de Dios. El pueblo dijo: “Ruega por tus siervos al SEÑOR tu Dios para que no muramos, porque hemos añadido este mal a todos nuestros pecados al pedir para nosotros un rey”. Las palabras que siguen son una imagen de la Gracia del evangelio libre hacia los pecadores. Samuel dijo al pueblo (v. 20): “No temáis; aunque vosotros habéis hecho todo este mal”.

Deténgase aquí y sorprendase. “No temáis; aunque vosotros habéis hecho todo este mal” ¿Es esto un error de imprenta? ¿No debería más bien decir: “Temed; ustedes han hecho todo este mal”? Sin embargo dice “No teman; aunque ustedes han hecho todo este mal”, esto es Gracia pura. La Gracia de Dios no nos trata de la forma que merecemos ser tratados: “Temed; ustedes han hecho todo este mal”. Pero mejor de lo que merecemos: "No teman; ustedes han hecho todo este mal”.

¿Cómo puede ser posible esto? ¿Cuál es el fundamento de esta Gracia? ¡No se basa en nosotros! Sólo hemos hecho el mal. ¿Y entonces qué sigue? Ya lo hemos visto en el versículo 22: “Porque el SEÑOR, a causa de Su gran Nombre, no desamparará a Su pueblo. La fidelidad de Dios a Su propio Nombre es la base de Su fidelidad hacia nosotros. Si Dios hubiera abandonado Su suprema lealtad no habría existido la Gracia para nosotros. Si Él hubiera basado Su bondad para con nosotros en nuestro valor, no habría bondad para con nosotros. Somos tercos, rebeldes y desagradecidos. Nuestra única esperanza para ser de otra manera es a través de la Gracia libre e inmerecida y su base no es el valor de nuestro nombre, sino el valor infinito del nombre de Dios. Recordemos a 2 Timoteo 2:13: “Si somos infieles, Él permanece fiel, pues no puede negarse El mismo”. Dios quiere que aprendamos de este pecado espectacular que la Gracia de nuestra salvación no se basa en nuestro valor hacia Él, sino en Su valor a sí mismo.

4) El Reino Pertenece Sólo a Dios.

Debemos aprender que Dios trajo un reino a Israel y que este sólo pertenecía al Señor. Dios inicia su relación con Israel sin un rey humano y deja claro que sólo Él debía ser Rey de Israel. Sólo Dios puede ser Rey. El pueblo de Israel rechazó la verdad al pedir un rey. Dios lo dice claramente en 1 Samuel 8:7: “Me han desechado a Mí para que Yo no sea rey sobre ellos”. Si Dios hubiera comenzado la historia de Israel con Moisés y Joshua como los primeros reyes habría sido difícil comprender que sólo Dios podía ser Rey de Israel, sin rivales humanos.

5) Un Dios-Humano debe ser Rey.

Por lo tanto, debemos aprender que Dios instaló un rey humano y cuyo propósito era comenzar una línea de reyes humanos quienes fracasarían hasta que llegara el rey que no sería sólo hombre, sino Dios, porque sólo Dios puede ser Rey de Israel. Al dar un Dios humano a Israel Dios no cambió de idea acerca de que Dios fuera el Rey correcto para Israel. Aquí lo importante es que Dios es Rey de Israel, y vendrá un rey, el Hijo de David, que no fracasará como los otros. Él no será otro pecador, sino que será hombre-Dios.

La última pregunta que hizo Jesús y que dejó en silencio a los Fariseos se basa en el Salmo 110:1 y David dice: “El SEÑOR (Yaveh) dice a mi Señor (Rey y Mesías que está por venir): ‘Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado a tus pies’” Jesús cita esto y luego le pide a sus adversarios: “Pues si David le llama Señor, ¿Cómo es su hijo?” En otras palabras, para aquellos que tienen oídos para oír, Jesús es más que el hijo de David, Él es más que un rey meramente humano. “En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y vimos su Gloria, Gloria como el unigénito del Padre” (Juan 1:1, 14). Sólo Dios puede ser el rey legítimo de Israel. Así es como comienza y así es como termina. Jesucristo es Rey Divino-Humano de Israel.

6) El Rey Murió por Su Pueblo.

Finalmente, debemos aprender de la manera en que Dios trajo un rey humano a Israel que necesitaba ser un rey humano. Sólo Dios puede ser el legítimo Rey de Israel, pero se necesitaba un rey humano. ¿Por qué? Porque para Dios, el rey debía morir por su pueblo; por el pueblo que gobernaba y amaba y que no estaba en el infierno por los pecados. Dios no puede morir. El hombre debe morir. Dios no sólo planificó ser el legítimo Rey de Israel, sino que el legítimo rey de Israel debe morir en lugar de su pueblo. Por tanto, el Rey de Israel es el hombre-Dios y el rey puede ser Dios y al mismo tiempo hombre-Dios y así el rey puede morir.

Cuando Samuel dijo: “No temáis, vosotros pecadores rebeldes, testarudos y desagradecidos; vosotros habéis hecho todo este mal” (1 Samuel 12:20), ¿Cuáles fueron las bases de esta gracia? Fue el valor del nombre de Dios. “El SEÑOR no abandonará a su pueblo por causa de su gran nombre” (v. 22). El sostenimiento y reivindicación del nombre de Dios es la base de esta gracia. ¿Y dónde fue esta vindicación más decisiva y finalmente representada? La respuesta es: en la cruz de Cristo. Romanos 3:25: “Dios exhibió (a Cristo) como propiciación por su sangre a través de la fe para manifestar su justicia, porque en Su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente”.

Efectivamente así fue. El pueblo merecía ser destruído por pedir un rey, Dios los perdonó y pasó por encima sus pecados por amor a su nombre. Pero no se pueden barrer los pecados bajo la alfombra del universo y aún mantener tu nombre como un Dios justo y santo. El pecado debe ser tratado y castigado. Y fue cuando Jesús murió.

La única razón por la cual los pecadores como nosotros, podemos tener un rey tan grande, glorioso, poderoso, bueno, santo y sabio como Jesús, sin ser consumidos por nuestros pecados, es que Dios planificó para el rey la muerte por sus súbditos (pueblo) y resucitar. En cada Evangelio se pregunta a Jesús antes de morir: “¿Tú eres el Rey de los Judíos?” y él responde: “Tú lo dices” (Mateo 27:11; Marcos 15:2; Lucas 23:3; Juan 18:33).

Vendrá el Rey de todos

No sólo el rey de los Judíos, sino el rey de todos, especialmente de aquellos que confian en él. Él está sentado hoy a la diestra del Padre hasta que sus enemigos sean puestos a sus pies y cuando todos sus elegidos de los pueblos de la tierra se reúnan. Entonces vendrá el fin y Cristo aparecerá por segunda vez sin relación con el pecado, sino para salvar a los que ansiosamente le esperan” (Hebreos 9:28). Y en su manto y en su muslo tiene un nombre escrito, no es rey de los Judíos, sino “Rey de reyes y Señor de señores” (Revelaciones 19:16). Amen. Ven Rey Jesús.



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