Si solo
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Última versión de 21:08 14 dic 2017
Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Romina Mendoza
Si solo pudiera encontrar a mi alma gemela para casarme con ella. Si solo mi compañero sintiera ganas de ser mi alma gemela. Si solo pudiera encontrar a ese amigo que me entienda realmente y me acepte por lo que soy. Si solo pudiera dedicarme a la carrera que realmente quiero. Si solo mi iglesia fuera más [rellene el espacio]. Si solo yo no fuera tan [rellene el espacio]. Si solo yo viviera [rellene el espacio]. Si solo tuviera [rellene el espacio]. Si solo mi familia [rellene el espacio]. Si solo [rellene el espacio] no me hubiera pasado a mí.
¿Cuáles son tus si solo? Todos los tenemos porque los si solo son una forma de arrepentimiento y los arrepentimientos simplemente son inevitables en nuestra experiencia –aunque no todos son inevitables. Algunos no son más que una ilusión.
De cualquier manera, debemos cuidar nuestros arrepentimientos, ya que independientemente de si son reales o fantásticos, podrían debilitar nuestra fe en Dios al cambiar sutilmente nuestra fe en Dios a remordimientos –y eso sí que es profundamente lamentable.
Remordimientos reales
Cuando digo que algunos de nuestros arrepentimientos son inevitables me refiero a lo siguiente:
1. Somos pecadores que, incluso como creyentes renacidos de Jesús, todo el tiempo estamos cometiendo y olvidamos el pecado en mayor o menor grado y esto supone un desprecio a Dios y nos daña a nosotros mismos y a otros en mayor o menor grado.
2. Vivimos nuestras vidas interconectadas e interactuamos con otros pecadores cuyos pecados de desprecio a Dios nos afectan o dañan en mayor o menor grado.
3. Vivimos en una era plagada de vanidad, así que las cosas siempre están quebrándose o no salen de la manera en que deberían. (Romanos 8:20).
4. Y vivimos en un mundo influenciado por Satanás y en este sentido con frecuencia nos vemos afectados por la opresión y la resistencia de fuerzas demoníacas. (1 John 5:19).
Esto viene a decir que todos tenemos arrepentimientos legítimos por los hechos pasados que han ejercido una influencia negativa en quienes somos y en el lugar en que estamos. Está bien arrepentirse de la forma en que hemos lastimado a otros o nos han lastimado a nosotros. Y realmente no pasa nada si sentimos algunos si solo por algunos efectos de la derrota que hemos sufrido o que han sufrido otros y que conlleva a un dolor y pérdida terribles.
Hay numerosas razones apropiadas por las que podríamos desear que las cosas hubiesen sido o que sean diferentes en este momento. Y contar con una fuerte creencia en la soberanía de Dios no excluye necesariamente nuestra sensación de arrepentimiento. Paul incluso comienza Romanos 9, la defensa más evidente en la elección de la soberanía de Dios, con un angustiado lamento de “si solo” por el rechazo de Jesús como el Cristo por parte de sus prójimos israelitas (Romanos 9:1–3). Es tan sólo la seguridad en la providencia de Dios la que nos permite descansar fielmente en el poder y la sabiduría de Dios para arreglar todas las cosas por el bien de sus hijos, incluso si, al igual que Paul, en un plano humano queremos realmente que las cosas fueran diferentes (Romanos 8:28).
Arrepentimientos de fantasía
Pero no todos nuestros arrepentimientos “si solo” son legítimos e inevitables. Algunos de nuestros si solo están arraigados a ideales imaginados o fantasías que nos creemos porque hemos absorbido los mensajes de nuestra familia, amigos y culturas (o nos hemos permitido deseos egoístas).
Los ideales de fantasía no son tan fáciles de percibir como los arrepentimientos reales porque no son tan emotivos. A diferencia de los arrepentimientos reales que surgen de sucesos dolorosos que hemos padecido o causado, el origen de los arrepentimientos de fantasía a menudo no se puede localizar, porque son combinaciones de varios mensajes, impresiones, aspiraciones, envidias y esperanzas que hemos recogido a lo largo del camino, algunas se extienden hasta la niñez.
Con frecuencia son suposiciones irreflexivas, carentes de sentido crítico sobre lo que nos hará felices que ejercen sobre nosotros un poder notorio, pues continúan creando sueños ilusorios que terminamos persiguiendo. No los reconocemos como fantasías; sencillamente nos dan la impresión de cómo deberían ser las cosas. Y cuando nos aproximamos a ellas, se van disipando convirtiéndose en fuentes de insatisfacción crónica “si solo”.
El fin de Si solo
Tanto si abordamos los arrepentimientos reales como los de fantasía, la forma en la que sabemos que nos estamos centrando demasiado en ellos es al descubrir que agotan nuestra esperanza y debilitan nuestra alegría. Nos conducen a un páramo de desánimo o nos dejan sentados en el calabozo de la desesperación.
Lo que sucede es que estos arrepentimientos hacen que apartemos nuestra atención de las promesas de Dios-los motivos y el combustible de nuestras futuras esperanzas- para confiar en las promesas de nuestros arrepentimientos. El desaliento y la desesperación se ponen en marcha porque nos sentimos atrapados por los arrepentimientos que no parecen cambiar.
El camino para salir del páramo, el secreto para dejar el calabozo, reside en estas breves palabras que expresan el poder omnipotente que nos libera de todo arrepentimiento: “Nada que no sea Dios”
Y ustedes que estaban muertos en transgresiones y pecados por los que una vez anduvieron siguiendo el curso de este mundo, siguiendo al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia-entre aquellos que una vez vivieron en las pasiones de la carne, cumpliendo los deseos del cuerpo y de la mente y eran por naturaleza hijos de la ira, como el resto de la humanidad. Pero Dios, rico de misericordia por el gran amor con que nos ha amado, incluso cuando nosotros habíamos muerto en transgresiones y pecados, nos dio la vida junto a Cristo- por gracia han sido salvados –y nos resucitó y nos hizo sentar junto a él en los lugares celestiales de Cristo Jesús, para que en los años venideros él pueda enseñar las riquezas incalculables de su gracia con su bondad hacia nosotros en Cristo Jesús (Efesios 2:1–7)
Una vez ustedes estuvieron muertos espiritualmente, viviendo en el pecado lamentable, sin importar si eran personas despreciables o relativamente bien educadas. ¡Pero Dios! Les amó, les salvó y ha hecho que sus futuros brillen de una forma en que sus corazones nunca hubiesen imaginado. (1 Corintios 2:9).
La verdad del Evangelio es ésta: no estás atrapado en ningún arrepentimiento “Si solo”- real, imaginario, legítimo o ilegítimo, pasado o presente. Todos tus “si solo” encontrarán su fin por medio de tu Dios, que es rico de misericordia y rebosa de amor por ti con tanta fuerza que conquista la muerte y el infierno. Todas sus promesas para ti son el “sí” a Cristo (2 Corintios 1:20). El podrá satisfacer tus ansias verdaderas, profundas de dicha, hasta cierto punto en esta era, y en la era venidera con toda la dicha que seas capaz de experimentar (Salmo 16:11).
Por tanto, si tus arrepentimientos te están agobiando, examínalos. ¿Qué les da vida? Una vez que lo hayas averiguado, apártalos y dirige a tu mirada a Cristo, (Hebreos 12:1–2) y agarra alguna de sus promesas. Recuerda: “Nada que no sea Dios”. Permite que obre tu pasado lamentable para siempre y borre la neblina de cualquier fantasía.
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