¿Cómo debería un pastor decidir qué predicar?

De Libros y Sermones Bíblicos

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Última versión de 19:47 10 jul 2018

¿Cómo debería un pastor decidir qué predicar?

No tengo reglas establecidas de cómo debe hacerse. En realidad nunca habría empezado mi pastorado con ocho años en Romanos. Los Romanos estaban desalentándome a mí y de sí mismo, y haciéndolo al comienzo de mi pastorado me habría encerrado dentro de un gran proyecto al inicio cuando habían muchas otras cosas que necesitaban ser abordadas en esos días.

Un pastor debería buscar al Señor para la combinación correcta entre series temáticas (por ej. amor, muerte, dinero, etc.) y estudios exposicionales de libros. No me malentiendan: todos los sermones deberían ser exposicionales. Cuando digo “temáticas” no quiero decir no exposicionales. Quiero decir que ustedes toman un texto y ustedes exponen su mensaje respecto al dinero, y luego toman otro relacionado con el dinero y lo exponen, etc. Todas son basadas en el texto y exposicionales.

Toda la predicación es expositoria en ese sentido, y por tanto debería serlo. Pero trabajar a su ritmo sistemáticamente a través de un libro es una clase de exposición, y creo que debería ser mezclado con otros. Porque si ustedes sólo hacen estudios temáticos entonces nunca se encontrarán con el consejo completo de Dios que necesita ser expuesto a la gente.

Si ustedes predican correctamente a través de un texto, entonces no pueden eludir las consecuencias de saltarse los pasajes. Saltarse los pasajes abre la puerta para que la gente los acuse de ser desatentos con cierto tema o no creer que todo lo de la Escritura está inspirado por Dios. O pensarán que en realidad a ustedes les gusta pasear su caballo de batalla.

Por tanto creo que es bueno mezclar los dos temas de abordamiento juntos que su gente necesita solucionar directamente, y luego hacer estudios bibliotecarios también; es una gran combinación.

En lo que respecta al ritmo, predico a Job en cinco sermones. Luego predico Romanos en doscientos sermones. Pueden hacerlo de ambas formas. Pueden tomar bloques más largos y enseñar sermones sencillos sobre sus puntos principales-incluso si ustedes saben que podrían predicar diez sermones fácilmente en cada párrafo-o pueden bajar el ritmo y hacer un estudio a profundidad de cada versículo.

Intenten discernir lo que su gente necesita y en dónde se ubican respecto a su entendimiento. Y combínenlo.