Busquen la bondad del Señor
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Revisión de 21:30 17 dic 2018
Por John Piper sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Laura Coloma
Contenido |
Cómo crecer a través de lecturas bíblicas
En su palabra, Dios no para de revelar la Gloria de Cristo. Empieza con el nuevo nacimiento y continúa revelando la gloria de Cristo. Nuestra nueva vida comienza con un milagro – y continúa con un milagro.
El milagro constante que Dios prepara a través su Espíritu es que nos parezcamos cada vez más a aquel que admiramos y disfrutamos – Cristo. El apóstol Pablo escribe;
- “Pero nosotros todos, con el rostros descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.” (2 Corintios 3:18)
Las palabras “contemplando” y “siendo transformados” están es tiempo presente, lo cual implica una acción continua, no de una sola vez, sino constante. “Contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados.” Esto es lo que hace Dios diariamente cuando lo buscamos en su palabra. Es lo que hace cada semana al predicar su palabra en grupos de oración. Y es lo que (rezo que así sea) está haciendo ahora mientras leen.
Cuidado con las estrategias de crecimiento
Muchos cristianos, especialmente los nuevos, desean un método de discipulado que los haga cambiar rápidamente con tan solo seguir unos pasos claros y fáciles de lograr. Les sugiero que no confíen mucho en ese método “infalible.” Este tipo de estrategia para crecer y cambiar por lo general lleva a la desilusión y en ocasiones causa una crisis de fe - ¿por qué no está funcionando?
La manera como Dios enfoca el crecimiento se parece más al riego de una planta o a la alimentación de un bebé, que al construir una pared ladrillo por ladrillo con el manual en la mano. Cuando construyen una pared de esta forma, pueden ver cada ladrillo que colocan y medir el progreso. Sostenemos el ladrillo, colocamos el cemento. ¡Listo! ¡Crecimiento! El crecimiento Cristiano no es así. Es más natural, lo controlamos menos y tiende a ser más lento.
Cuidado con las estrategias que les dan el control y prometen más de lo que pueden cumplir.
Anhelen la leche pura
Imaginen esta descripción de 1 Pedro 2:2-3: “Desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis probado la benignidad del Señor.” La imagen es de un bebé en crecimiento. ¿Pueden ver el crecimiento al final del día? No. ¿Al final de la semana? Realmente no. ¿Después de un año? ¡Si! ¿Controlaron el crecimiento añadiendo pulgadas y libras? No. Alimentaron al bebé. Lo protegieron del mal. Y Dios lo hizo crecer.
Pedro nos dice “desead la leche pura de la palabra” como un bebé desea comida cuando tiene hambre. En otras palabras ¡tienen que desearla de verdad! ¡Pídanla! No se queden callados hasta que la tengan. ¿Qué es la leche pura? Les doy dos pistas. Primero, Pedro describe el nacimiento de un bebé cristiano en 1 Pedro 1:22-25. Dice: “habéis nacido de nuevo…mediante la palabra de Dios que vive y permanece…Y esta es la palabra que os fue predicada.” El dar vida significa que Dios crea un nuevo ser en Cristo, la manera de lograr ese nacimiento, es la palabra de Dios, especialmente la dulzura del evangelio.
Por lo tanto, cuando dice más adelante que este cristiano debe desear la leche de la palabra para crecer, es lógico pensar que se sigue refiriendo a la palabra que dio vida.
Cómo leer la biblia
La segunda pista que indica que Pedro está pensando en la palabra de Dios cuando habla de la leche, se ve en el siguiente verso (1 Pedro 2:3): “si es que habéis probado la benignidad de Señor.” La palara “probar” nos dice que Pedro sigue pensando en la bebida deseada. Y aquí, el sabor de la bebida significa que el Señor es benigno. La leche que deseamos para nuestro crecimiento son la bondad y la generosidad del Señor revelada en su palabra. Dicho de otra manera, hay que leer la palabra con un propósito específico para saborear la bondad del Señor mientras leemos.
Pedro dice que la consecuencia de alimentarse constantemente de la leche espiritual de la bondad de Dios en su palabra será crecer “para salvación.” Nuestro crecimiento nos llevará a la cima de nuestra transformación total cuando Cristo vuelva. En el proceso habrá un crecimiento real, gradual y a veces lento.
Dios da el crecimiento
Jesús contó una parábola para enfatizar el trabajo divino del crecimiento:
- “El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra, y se acuesta y se levanta, de noche y de día, y la semilla bota y crece; cómo, él no lo sabe. La tierra produce fruto por sí misma; primero la hoja, y después el grano maduro en la espiga. Y cuando el fruto lo permite, él enseguida mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega.” (Marcos 4:26–29)
Esta parábola se refiere al reino de Dios en el mundo, pero la idea fundamental se aplica al reino de Dios para lograr el crecimiento del creyente. La idea de la parábola es que, aun cuando sembramos la semilla (así como bebemos la leche de la bondad de Dios en su palabra), y surgen la hoja y el grano maduro, “cómo, él no lo sabe.” No está bajo nuestro control. Dios da el crecimiento.
O como dijo Pablo al hablar del crecimiento de la fe entre los corintios: “Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento. Así que ni el que planta ni el que riega es algo, sino Dios que da el crecimiento.”
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