Cuatro Pasos para Recuperar la Confianza

De Libros y Sermones Bíblicos

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Última versión de 20:33 31 ene 2019

La confianza es esencial.

Según un investigador, la confianza es la piedra angular de toda relación. Pero, ¿cómo llegamos a ser dignos de confianza? ¿Y cómo volvemos a creer en alguien cuando ha hecho algo que traiciona nuestra confianza?

Aunque la confianza es esencial para las relaciones sanas, también es delicada. En mi entrenamiento de orientación, me enseñaron: "La confianza es el resultado de acciones dignas de confianza". Esta es una descripción práctica, pero necesita algunos matices para ser efectiva. La pregunta obvia es: "¿Qué son las acciones dignas de confianza?" La respuesta puede parecer fácil a primera vista, pero las relaciones de cualquier tipo revelan rápidamente que lo que una persona concibe como una interacción confiable a menudo pasa desapercibida o subestimada por la otra.

John Gottman, profesor emérito de la Universidad de Washington, ha realizado bastante investigación clínica sobre el tema. Según el Dr. Gottman, la confianza se construye cuando observamos acciones que nos permiten saber que otra persona nos está apoyando, incluso cuando le resulta costoso. Notad los dos componentes de esa descripción: una persona haciendo; la otra reconociendo. Ambos son igualmente necesarios para construir o reconstruir la confianza. Por el contrario, cuando faltan, la desconfianza comienza a crecer.

Podemos esbozar el proceso de reconstrucción de la confianza en cuatro pasos: (1) admitirlo y arrepentirse, (2) definir y exhibir acciones dignas de confianza, (3) reconocer y alentar acciones dignas de confianza, y (4) confiar en Dios.

Recuperación de la Confianza

Tomemos un ejemplo. Una esposa descubre que su marido está usando pornografía. Ella está comprensiblemente devastada y ahora desconfía de todas las actividades tecnológicas de su marido. ¿Cómo sigue adelante la pareja y recupera la confianza?

Primero, el marido debe admitirlo y arrepentirse. La confianza ni siquiera se puede empezar a restaurar si la esposa no tiene la sensación de que su marido entiende el dolor que le ha causado. Admitirlo y arrepentirse es en sí mismo un proceso, uno que no debería reprimir tristeza, vergüenza, lágrimas y disculpas. (para más información sobre el arrepentimiento, recomiendo encarecidamente el libro de Thomas Watson "Seis Ingredientes del Arrepentimiento").

Pero supongamos que el marido ha seguido estos pasos, y ahora realmente quiere reparar las enormes heridas en la confianza que ha provocado. La pareja debe trabajar para determinar acciones que demuestren a su esposa que él está dispuesto a sacrificarse en su beneficio, especialmente en el área del uso de la tecnología. Por ejemplo, puede que tenga que darle acceso completo a todos sus dispositivos para que sean revisados a su gusto. O tal vez quiera poner un rastreador en su teléfono inteligente para asegurarse de que no lo está usando de manera inapropiada. O puede que ella quiera que su esposo tenga un compañero de apoyo con quien ella misma pueda hablar, para asegurarse de que su esposo esté cumpliendo con sus obligaciones.

Estos pasos tal vez dañen la dignidad del esposo, pero pueden ser necesarios para ayudar a la esposa a comenzar a reconstruir la confianza. Tanto la mujer como el marido deben definir qué comportamientos son dignos de confianza tras el uso de la pornografía por parte de él.

Al mismo tiempo, la esposa necesita reconocer los pasos que su marido está dando. Ella debe valorarle y animarle. Si ella no valora los pasos de sacrificio del marido, la desconfianza y el resentimiento comenzarán a forjarse en él. Por supuesto, aunque la esposa no responda bien, eso no es excusa para que su marido continúe en pecado. El esposo tiene un mandato claro de Dios sobre cómo debe tratar a su esposa, y eso se mantiene sin importar su respuesta. Sin embargo, la probabilidad de que se reconstruya la confianza es mucho mayor si uno de ellos reconoce intencionalmente los esfuerzos del otro.

La confianza aumenta cuando ambas personas están dispuestas a esforzarse. Mientras que uno demuestra que está dispuesto a tomar medidas para reconstruir activamente la confianza, el otro debe también demostrar que está dispuesto a confiar en él. Pero ¿cómo podemos empezar a confiar en alguien que nos ha traicionado? La respuesta, en última instancia, es que hay que empezar por confiar en Dios.

Confianza en Dios

Permitidme sugerir que la definición de confianza que hemos estado tratando no tiene sus raíces en los escritos de un investigador del siglo XXI, sino en la palabra de Dios. Cuando Dios mismo es nuestra ancla, podemos dedicarnos a restaurar la confianza. Él es un Dios que cumple sus pactos, cuyas promesas son leales y firmes. (Isaías 25:1). Él es totalmente confiable, incluso cuando sus promesas parecen tan lejanas.

Podemos confiar en Dios porque él demostró su favor para con nosotros aún cuando le costó todo. Dios no tiene necesidad de nada. Él no nos necesita ni a nosotros ni nuestra veneración. No le faltaba ni la comunión ni el compañerismo, ni le faltaba la gloria. Eligió el sacrificio de la manera más dolorosa y demostrable posible. Por lo tanto, él, y sólo él, es la base de nuestra confianza y el objeto de nuestras mayores esperanzas. Cuando el foco de nuestra confianza se centra principalmente en Dios y sólo en Dios, podemos gritar con Job: "Aunque Él me mate, en Él esperaré" (Job 13:15).

Ancla tu corazón en las palabras confiables de un Dios fiel (Josué 21:45), y sus palabras te darán la fuerza para dedicarte a la terrible actividad de confiarte a alguien que te ha traicionado. Cuando somos llamados a perdonar y ser restaurados, que significa de algún modo hacernos vulnerables de nuevo, sólo la promesa de consuelo y cercanía de Dios puede, finalmente, aliviar nuestras ansiedades y cualquier futuro dolor.

Nuestra esperanza, nuestra confianza y nuestra fe no encuentran su fuerza o confianza en las acciones de un compañero pecador, sino en el amor inquebrantable de un Salvador sin pecado. Allí, y sólo allí, encontraremos un pozo de confianza que nunca se seca y nunca traiciona.