La Oscuridad Desciende y Descenderá
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Última versión de 20:43 4 feb 2019
Por Ed Welch sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Javier Matus
Sabemos esto: la oscuridad desciende y descenderá. La sombra de la muerte nos envolverá a todos, y extiende su alcance hasta el día de hoy a través del dolor físico, la discapacidad, la pérdida, la depresión implacable, los problemas de la vida diaria, los hechos oscuros que dan forma a las injusticias cometidas contra nosotros, y más.
Toda esta oscuridad viene en diferentes grados. Aunque gran parte de ella puede sentirse intensamente dolorosa e insoportable al momento, algo de ella pasa y algo se queda con nosotros. La pérdida de una mascota generalmente se desvanece, la pérdida de un hijo o cónyuge no. Es la oscuridad persistente o duradera que representa la amenaza más notable para nuestras almas.
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Salud emocional y riqueza
Sobrepón en esta oscuridad perdurable a nuestra era en la que no tenemos la experiencia sensorial de Jesús. Por ahora, no Lo vemos ni Lo tocamos (1 Pedro 1:8). Aquellos que ocasionalmente Lo escuchan con sus oídos no pueden confiar en el tiempo oportuno de esas visitas. Esta ausencia de contacto sensorial es tolerable cuando la vida es buena, pero puede parecer desconcertante cuando la vida es dolorosa.
Y hay otros retos. Nuestras emociones nos impulsan más de lo que sabemos. El mundo que nos rodea sugiere que tenemos derecho a los buenos sentimientos. Al parecer, ser completamente humano es inclinarse hacia la felicidad y el extremo sin dolor del espectro emocional. Incluso los cristianos adoptan esta mentalidad. La salud, la riqueza y la prosperidad no tienen que enseñarse desde el púlpito para ser una herejía guía.
La buena adoración, por ejemplo, generalmente se juzga por su capacidad para hacernos sentir bien. Los testimonios públicos inevitablemente dan gracias por las buenas circunstancias que satisfacen algún deseo personal. Entonces, imaginamos que cuando llegan los malos sentimientos, deben ser expulsados rápidamente si queremos mantener la confianza en la bondad de Dios.
En otras palabras, la oscuridad puede ser espiritualmente compleja. Cuando llega en serio, necesitamos formas de contrarrestar los pensamientos y sentimientos que ofrecen evaluaciones incompletas o inexactas de lo que es verdad.
La fe ve y oye
La fe es una especie de sexto y muy valioso sentido. Se distingue de nuestro sentido de la vista, y de los otros sentidos tradicionales, en que la fe puede ver más (2 Corintios 5:7). La fe puede ver incluso cuando nuestros ojos están cerrados.
Normalmente pensamos en la fe como algo que tenemos o algo que no tenemos: hemos puesto nuestra fe y confianza en Jesús, o no lo hemos hecho. Vemos a Jesús o estamos ciegos hacia Él. Sin embargo, la fe es también un don que puede crecer. Podemos tener fe débil o poca fe, o podemos estar “llenos de fe” (Hechos 6:5), estar firmes en la fe (1 Corintios 16:13), pelear la buena batalla de la fe (1 Timoteo 6:12), y acercarnos al Señor “en plena certidumbre de fe” (Hebreos 10:22). Podemos tener menos fe o más fe. Nuestro objetivo es tener más fe, para que cuando llegue la oscuridad podamos ver claramente las realidades espirituales.
Cómo escuchó Jesús
Por fe vemos el mundo físico y el mundo invisible, que sostiene y rodea lo que es visible (Hebreos 11:3). Esta fe se nutre escuchando las palabras de Dios en las Escrituras, y escucharlas lleva a ver.
Jesús Mismo vivió por la fe. Ciertamente tenía más fe, o una visión más clara, que nosotros, pero no te equivoques, Su fe puede ser la nuestra. Observa la historia seminal de Jesús en el desierto (Mateo 4:1-10). Ocurre inmediatamente después de que Jesús recibió el Espíritu en Su bautismo.
Mientras soportaba el peor de los problemas humanos, recordó: “Escrito está”. Jesús vivió “de todo lo que sale de la boca de Jehová” (Deuteronomio 8:3). Esas palabras eran más reales que las mentiras de Satanás. Y esas palabras son más reales y sólidas que nuestras emociones, que ruegan interpretar los eventos difíciles de nuestra vida.
Camina con más fe
El camino de la fe no es fácil. La tarea de recordar no es natural para nosotros. Como tal, el Dios trino está completamente comprometido en nuestra misión de conocer Su fidelidad cuando nuestras emociones no ven más que oscuridad. El Padre habla, Jesús es la revelación más plena del Padre para nosotros y el Espíritu abre nuestros oídos y nos da más de Jesús. Hay más fe —más vista— para que la pidamos.
- Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? (Lucas 11:13)
Tener más del Espíritu se siente como confianza en Dios y en Su Palabra. Tener más del Espíritu es ser asegurado del perdón de los pecados, lo que significa que absolutamente nada evitará que Dios se acerque cuando estemos rodeados de problemas. Por el Espíritu, los siervos vieron que estaban rodeados por los ejércitos de Dios (2 Reyes 6:17) y los salmistas han visto al Dios que está tan cerca que Su sombra nos cubre al mediodía (Salmo 121:5). Y vemos al Jesús cercano y fiel de una manera que, aunque nuestras emociones solo perciben la oscuridad, vemos la luz.
Mientras tanto, no tenemos que esperar el milagro de la vista. Si todavía podemos ver a Jesús cuando la oscuridad desciende, el milagro ha ocurrido, y oramos para recordar y ver más. Mientras oramos, nos alimentamos de las palabras de Dios en las Escrituras y pedimos a los demás que nos ayuden a ver. Aquellos que han usado estos medios de la gracia de Dios efectivamente sí recuerdan Su fidelidad —incluso mientras estamos sentados en las sombras más oscuras.
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