Esperanza que purifica

De Libros y Sermones Bíblicos

(Diferencias entre revisiones)
Saltar anavegación, buscar
(Página creada con '{{info|Hope That Purifies}}<br> Nuestro Padre celestial nos anima a alejarnos del pecado por medio de fuertes advertencias en las Escrituras ('''Hebreos 6:4–8; 10:26–31''')...')
Línea 1: Línea 1:
-
{{info|Hope That Purifies}}<br>
+
<p><span class="fck_mw_template">{{info|Hope That Purifies}}</span><br />
 +
</p><p>Nuestro Padre celestial nos anima a alejarnos del pecado por medio de fuertes advertencias en las Escrituras (<b>Hebreos 6:4–8; 10:26–31</b>). Pero también nos motiva a santificarnos a través de nuestra confianza, como en <b>1 Juan 3:2a–3</b>:
 +
</p>
 +
<dl><dd>"Pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él porque le veremos como Él es. Y todo el que tiene esta esperanza puesta en Él, se purifica, así como Él es puro." (LBLA)
 +
</dd></dl>
 +
<p>Esta confianza echa raíces en la vida de todo creyente convencido de que su futuro está ligado de forma indivisible a la presencia de Cristo. Cuando reconocemos que nuestro futuro personal está completamente ligado a Cristo, nos esmeramos por hacer de la pureza un hábito.
 +
</p><p>Y este pasaje está dirigido a aquellos que se purificarán a sí mismos, que suena un poco extraño al principio. Pero es cierto. La sangre de Cristo nos purifica (<b>1 Juan 1:7</b>), y nosotros nos purificamos a nosotros mismos (1 Juan 3:3). Es otra forma de decir que nosotros obramos el milagro de la santificación.
 +
</p><p>El mensaje en <b>1 Juan 3:2–3</b> es espléndidamente sucinto. Todo nuestro futuro está ligado a Cristo.
 +
</p><p>Cuando vemos nuestro futuro en Él, empezamos a verlo como el modelo de nuestra santidad, la meta de nuestra santidad, el fin de nuestra santidad, y la inspiración para nuestra santidad.
 +
</p><p>"No puedes depositar tu esperanza en todas las promesas que Dios tiene para nosotros en Cristo y vivir como todos aquellos que dependen del dinero, la seguridad y el prestigio para sentirse satisfechos."<sup>[1]</sup> No, no podemos hacer eso, porque nuestro futuro está ligado a Cristo. Un día lo veremos cara a cara para ser completamente glorificados. Esta esperanza futura no nos produce pereza; al contrario, esta esperanza futura nos impulsa a la pureza.
 +
</p>
-
Nuestro Padre celestial nos anima a alejarnos del pecado por medio de fuertes advertencias en las Escrituras ('''Hebreos 6:4–8; 10:26–31'''). Pero también nos motiva a santificarnos a través de nuestra confianza, como en '''1 Juan 3:2a–3''':
 
-
:"Pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él porque le veremos como Él es. Y todo el que tiene esta esperanza puesta en Él, se purifica, así como Él es puro." (LBLA)
 
-
Esta confianza echa raíces en la vida de todo creyente convencido de que su futuro está ligado de forma indivisible a la presencia de Cristo. Cuando reconocemos que nuestro futuro personal está completamente ligado a Cristo, nos esmeramos por hacer de la pureza un hábito.
+
<p><sup>1</sup>John Piper, A Godward Life: Savoring the Supremacy of God in All of Life (Multnomah, 1997), 209.
-
 
+
</p>
-
Y este pasaje está dirigido a aquellos que se purificarán a sí mismos, que suena un poco extraño al principio. Pero es cierto. La sangre de Cristo nos purifica ('''1 Juan 1:7'''), y nosotros nos purificamos a nosotros mismos (1 Juan 3:3). Es otra forma de decir que nosotros obramos el milagro de la santificación.
+
-
 
+
-
El mensaje en '''1 Juan 3:2–3''' es espléndidamente sucinto. Todo nuestro futuro está ligado a Cristo.
+
-
 
+
-
Cuando vemos nuestro futuro en Él, empezamos a verlo como el modelo de nuestra santidad, la meta de nuestra santidad, el fin de nuestra santidad, y la inspiración para nuestra santidad.
+
-
 
+
-
"No puedes depositar tu esperanza en todas las promesas que Dios tiene para nosotros en Cristo y vivir como todos aquellos que dependen del dinero, la seguridad y el prestigio para sentirse satisfechos."<sup>[1]</sup> No, no podemos hacer eso, porque nuestro futuro está ligado a Cristo. Un día lo veremos cara a cara para ser completamente glorificados. Esta esperanza futura no nos produce pereza; al contrario, esta esperanza futura nos impulsa a la pureza.
+
-
 
+
-
<hr>
+
-
 
+
-
<sup>1</sup>John Piper, A Godward Life: Savoring the Supremacy of God in All of Life (Multnomah, 1997), 209.
+

Revisión de 19:54 24 jun 2019

Recursos Relacionados
Leer más Por Tony Reinke
Indice de Autores
Leer más sobre Santificación y Crecimiento
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: Hope That Purifies

© Desiring God

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por Tony Reinke sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Milena Cattarozzi


Nuestro Padre celestial nos anima a alejarnos del pecado por medio de fuertes advertencias en las Escrituras (Hebreos 6:4–8; 10:26–31). Pero también nos motiva a santificarnos a través de nuestra confianza, como en 1 Juan 3:2a–3:

"Pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él porque le veremos como Él es. Y todo el que tiene esta esperanza puesta en Él, se purifica, así como Él es puro." (LBLA) </dd>

Esta confianza echa raíces en la vida de todo creyente convencido de que su futuro está ligado de forma indivisible a la presencia de Cristo. Cuando reconocemos que nuestro futuro personal está completamente ligado a Cristo, nos esmeramos por hacer de la pureza un hábito.

Y este pasaje está dirigido a aquellos que se purificarán a sí mismos, que suena un poco extraño al principio. Pero es cierto. La sangre de Cristo nos purifica (1 Juan 1:7), y nosotros nos purificamos a nosotros mismos (1 Juan 3:3). Es otra forma de decir que nosotros obramos el milagro de la santificación.

El mensaje en 1 Juan 3:2–3 es espléndidamente sucinto. Todo nuestro futuro está ligado a Cristo.

Cuando vemos nuestro futuro en Él, empezamos a verlo como el modelo de nuestra santidad, la meta de nuestra santidad, el fin de nuestra santidad, y la inspiración para nuestra santidad.

"No puedes depositar tu esperanza en todas las promesas que Dios tiene para nosotros en Cristo y vivir como todos aquellos que dependen del dinero, la seguridad y el prestigio para sentirse satisfechos."[1] No, no podemos hacer eso, porque nuestro futuro está ligado a Cristo. Un día lo veremos cara a cara para ser completamente glorificados. Esta esperanza futura no nos produce pereza; al contrario, esta esperanza futura nos impulsa a la pureza.


1John Piper, A Godward Life: Savoring the Supremacy of God in All of Life (Multnomah, 1997), 209.


Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas