Mitos Cristianos Comunes Sobre La Felicidad
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Revisión de 12:04 9 sep 2019
Por Randy Alcorn sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Javier Matus
El predicador puritano Thomas Brooks dijo: “Dios es el autor de toda verdadera felicidad; Él es el donante de toda la verdadera felicidad… El que lo tiene como su Dios, como su porción, es el único hombre feliz en el mundo”. El evangelista inglés John Wesley dijo: “Cuando conocemos a Cristo por primera vez… es entonces cuando comienza la felicidad; la felicidad real, sólida, sustancial”.
La felicidad es lo que todos queremos, y los creyentes a lo largo de los siglos, como Brooks y Wesley, han afirmado que es un buen deseo cuando la buscamos en Cristo. Desafortunadamente, innumerables cristianos modernos han sido enseñados varios mitos sobre la felicidad.
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¿Está Dios interesado solo en nuestra santidad?
Como pastor joven, prediqué, como todavía lo hacen otros: “Dios nos llama a la santidad, no a la felicidad”. Vi a los cristianos perseguir lo que pensaban que los haría felices, cayendo de lleno en la inmoralidad sexual, el alcoholismo y el materialismo. El atractivo de la felicidad parecía contradecir la santidad. Intentaba oponerme a nuestra tendencia humana de poner preferencias y conveniencia antes de la obediencia a Cristo. Todo sonaba tan espiritual, y podría citar innumerables autores y predicadores que estaban de acuerdo conmigo.
Ahora estoy convencido de que todos estábamos completamente equivocados.
Ser santo es ver a Dios tal como es y llegar a ser como Él, cubierto de la justicia de Cristo. Y como la naturaleza de Dios es ser feliz (Salmo 115:3; 1 Timoteo 1:11), cuanto más nos parezcamos a Él en nuestra santificación, más felices seremos. Forzar una elección entre la felicidad y la santidad es completamente ajeno a las Escrituras. Si fuera cierto de que Dios quiere que solo seamos santos, ¿no esperaríamos que Filipenses 4:4 dijera: “Santificaos en el Señor siempre” en VEZ de “Regocijaos en el Señor siempre”?
Cualquier comprensión de Dios es completamente falsa si es incompatible con la elevada e infinitamente santa visión de Dios en Ezequiel 1:26-28 e Isaías 6:1-4, y de Jesús en Apocalipsis 1:9-18. Dios es decididamente y sin excusas antipecado, pero en ningún sentido es antifelicidad. De hecho, la santidad es exactamente lo que asegura nuestra felicidad. Charles Spurgeon dijo: “La santidad es el camino de la realeza hacia la felicidad. La muerte del pecado es la vida del gozo”.
¿Es la felicidad solo una cuestión de suerte?
Es común escuchar objeciones a la palabra feliz basándose en su etimología o historia. Un comentarista dice que “[en inglés] Happy [feliz] viene de la palabra ‘hap’, que significa ‘suerte/azar’. Por lo tanto, es incorrecto traducir [la palabra griega makarios] como ‘feliz’” (La búsqueda de la felicidad: un comentario exegético sobre las Bienaventuranzas). Este argumento puede sonar válido, pero nuestro lenguaje está lleno de palabras separadas por mucho tiempo de sus significados originales. Entusiasmo originalmente significaba “en los dioses”, pero si digo que estás entusiasmado, no estoy sugiriendo que seas politeísta. [Nota del traductor: De hecho, en español, la palabra felicidad tiene origen latín que significa “fecundo”.]
Cuando las personas dicen que quieren ser felices, generalmente no hacen ninguna declaración sobre el azar. D. A. Carson argumenta en Falacias exegéticas, “El significado de una palabra no puede determinarse de manera confiable por la etimología” (32). Los traductores de la Versión King James no habrían usado feliz y otras formas de la palabra raíz felicidad treinta y seis veces, ni habrían traducido makarios como una forma de feliz diecisiete veces si hubieran pensado que su historia de la palabra descalificaba a feliz como una palabra bíblica creíble.
El hecho es que los puritanos, Jonathan Edwards, Charles Spurgeon y muchos otros usaron las palabras feliz y felicidad con frecuencia en contextos bíblicos, teológicos y centrados en Cristo. Cuando llamaron a los creyentes a ser felices, no estaban hablando de la casualidad o del azar, sino del deleite y el placer y el buen ánimo perdurables en Jesús.
¿Es el gozo más espiritual que la felicidad?
Oswald Chambers, autor del excelente En pos de lo supremo, fue uno de los primeros maestros de la Biblia en hablar en contra de la felicidad. Él escribió: “La felicidad no es un estándar para hombres y mujeres porque la felicidad depende de que yo sea determinadamente ignorante de Dios y de Sus demandas” (Ética bíblica, 14).
Después de una extensa investigación, estoy convencido de que no existe en lo absoluto ninguna base bíblica o histórica para definir la felicidad como algo inherentemente pecaminoso. Desafortunadamente, debido a que los maestros de la Biblia, como Chambers, vieron a personas tratando de encontrar la felicidad en el pecado, llegaron a pensar que buscar la felicidad es pecaminoso. Chambers dijo: “El gozo no es la felicidad”. Y continuó: “No hay mención en la Biblia de la felicidad para un cristiano, pero se dice mucho acerca del gozo” (La obra de Dios, y Él me glorificará, 346).
Eso simplemente no es cierto. En la versión King James, que Chambers usó, Jesús les dice a sus discípulos: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados [felices] seréis si las hiciereis.” (Juan 13:17). Hablando de cristianos fieles, Santiago dijo: “Tenemos por bienaventurados [felices] a los que sufren” (Santiago 5:11). Pedro dijo a los demás creyentes: “Si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados [felices] sois” (1 Pedro 3:14) y “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados [felices]” (1 Pedro 4:14).
Chambers también escribió: “El gozo no debe confundirse con la felicidad. De hecho, es un insulto a Jesucristo usar la palabra felicidad en relación a Él” (En pos de lo supremo, 31). Ciertamente respeto a Oswald Chambers, pero declaraciones como esta son engañosas. Es difícil para mí concebir un mayor insulto a Jesús que efectivamente negar lo que Hebreos revela sobre Su naturaleza feliz: “Te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros” (Hebreos 1:9).
También parece insultante decir que el mejor Padre del universo no quiere que Sus hijos sean felices. En realidad, la Biblia es un vasto depósito que contiene, no docenas, sino cientos de pasajes que transmiten la felicidad. He encontrado más de 2700 pasajes de las Escrituras donde se usan palabras como gozo, felicidad, alegría, algarabía, placer, celebración, ánimo, risa, deleite, júbilo, banquete, exultación y celebración. Agrega las palabras bendito y bendición, que a menudo connotan felicidad, y el número aumenta.
La versión Reina-Valera en español no usa la palabra feliz casi tan a menudo como muchas otras traducciones, pero sigue ahí [a veces traducido como bienaventuranza]:
- Bienaventurado [feliz] tú, oh Israel. ¡Quién como tú, pueblo salvo por Jehová! (Deuteronomio 33:29)
- Judá e Israel eran muchos, como la arena que está junto al mar en multitud, comiendo, bebiendo y alegrándose. (1 Reyes 4:20)
- Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien [felicidad]. (Isaías 52:7)
- La Escritura es clara en cuanto a que buscar la felicidad —o gozo, alegría, deleite o placer— en el pecado es incorrecto e infructuoso. Pero buscar la felicidad en Él es bueno y honra a Dios.
Redimiendo “felicidad”
La evasión cristiana moderna de la felicidad es completamente contraintuitiva. Este no es un problema semántico menor. Histórica, filosófica y prácticamente, felicidad es una palabra vital. Pero durante demasiado tiempo hemos distanciado el evangelio de lo que Agustín, Aquino, Pascal, los puritanos, Wesley, Spurgeon y muchos otros gigantes espirituales dijeron: Dios nos creó para desear y lo que Él desea para nosotros es la felicidad.
¡Necesitamos revertir esta tendencia! Redimamos la palabra felicidad a ambas la luz de las Escrituras y la historia de la iglesia. Nuestro mensaje al mundo no debe ser “No busques la felicidad” sino “Encontrarás en Jesús la felicidad que siempre has estado buscando”.
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