Dios quiere tu debilidad
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Revisión de 11:52 17 sep 2019
Por Vaneetha Rendall Risner sobre Sufrimiento
Traducción por Cielo Melisa Schmura
No soy valiente.
Hace poco escuché a alguien hablar sobre la diferencia entre la valentía y el coraje, decía que la valentía es la habilidad de sobrellevar las situaciones difíciles sin miedo, mientras que el coraje es sobrellevar las situaciones difíciles incluso cuando tienes miedo. Cuando pienso en coraje, recuerdo a Gedeón.
Me parezco a Gedeón. Él vive su vida con miedo, «y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas» (Jueces 6:11). Cuando el ángel del Señor llega, Gedeón expresa inmediatamente sus dudas acerca de la fidelidad de Dios con los israelitas (Jueces 6:13) y cuando se da cuenta de quién le esta hablando, insiste que, como pertenece a una familia pobre y es el menor de la casa de su padre es imposible que se le asigne semejante tarea (Jueces 6:15).
Gedeón no se siente seguro para hacer algo. Está bien quejándose acerca de lo mal que están las cosas, pero cuando se le pide que haga algo para mejorar la situación, lo evade. Es más fácil quejarse que hacer algo.
Cuando Dios le dice que él es el que lo está llamando, Gedeón quiere una señal para asegurarse (Jueces 6: 17). Luego de recibir la señal, obedece a Dios y destruye el altar de Baal, pero en vez de hacerlo a plena luz del día, lo destruye por la noche, ya que tenía miedo de los ciudadanos y de su familia (Jueces 6: 27). Luego, cuando los ciudadanos van a buscarlo, deja que su padre lo defienda. Gedeón no era valiente.
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Dios sabe que somos polvo
Es fácil criticar a Gedeón por sus dudas, pero yo también he dudado. Vi la mano de Dios en mi vida permitiéndome hacer cosas que hubiera pensado que eran imposibles, pero aun así, todavía me quedan dudas a la hora de llevar a cabo lo que Dios habla. Me miro, miro mis recursos y nuevamente me siento incapaz, convencida de que no puedo lograr lo que tengo ante mí. Se por experiencia que las pérdidas y la debilidad física son constantes. Cuando pienso en el futuro, lloro y le digo a Dios que no puedo hacerlo, porque no soy tan fuerte como el piensa.
Dios quiere salvar a Israel de la mano de Gedeón, pero él quiere pruebas. Doble prueba. Al principio, quería que el vellón esté mojado y toda la tierra cerca, y luego que el vellón esté seco y la tierra mojada, sólo para asegurarse. Según lo vemos, Gedeón puede parecer bastante incrédulo. ¿Por qué sigue pidiendo pruebas? Esto me hace pensar en todas esas veces que le sigo pidiendo pruebas a Dios. Cuando no creo que soy capaz de enfrentar algo, le pido señales, que mis amigos me animen, versículos que concuerden con mi situación. Dios comprende mi fragilidad y lidia con mis debilidades, así como lo hizo con Gedeón, sin menospreciarme ni castigarme. Dios recuerda que soy polvo.
Luego de darle a Gedeón todas esas pruebas que pidió, Dios lo prepara para llevar a los israelitas a la batalla contra los madianitas. Veintidós mil personas fueron a pelear, Dios dijo que eran numerosos (Jueces 7:2-3) con ese ejército, los israelitas podrían quedarse con la victoria. Dios le dijo a Gedeón que deje ir a los guerreros miedosos, y que escoja a aquellos que lamieran el agua, en vez de los que se arrodillen a beber. Todo esto dio un total de trescientas personas, pero la victoria no sería crédito de la fortaleza de los israelitas, sino del poder de Dios.
Lo que Dios ve
Cuando Gedeón se queda con trescientos hombres tiene miedo. Aunque no dice que tiene miedo Dios conoce su corazón y lo tranquiliza diciéndole: «Pero si tienes temor de descender, baja al campamento con tu criado Fura, y oirás lo que dicen. Entonces tus manos serán fortalecidas para descender contra el campamento.» (Jueces 7:10-11). Uno piensa que, si Dios te dice qué hacer, confiarías en él sin pruebas. Pero este no fue el caso de Gedeón. Claro que va inmediatamente al campamento y debe escuchar con sus propios oídos por qué la victoria está asegurada. Al final, cree y avanza (Jueces 7:15).
Durante todo el encuentro, Gedeón duda, tiene miedo, se siente incapaz e inseguro. Sólo actúa cuando tiene pruebas de que le irá bien. Quiere confiar en Dios, pero sigue dudando de el mismo. Desde el principio Dios lo ve como un «valiente guerrero» (Jueces 6:12), lo cual contradice las inseguridades y las dudas de Gedeón. Dios ve lo que somos en él, no en nosotros.
Si hoy te sientes incapaz, débil, o tienes miedo, ten valor. Dios elige lo necio del mundo «para avergonzar a los sabios» (1 Corintios 1:27). Algunas de las tareas más importantes en la Biblia se llevaron a cabo por personas débiles que no se creían dignos de su llamado.
«Dios, elije a otra persona»
Moisés abrió el Mar Rojo en dos y libró al pueblo de Israel de los Egipcios, pero cuando Dios lo llamó a Moisés, el respondió «Te ruego, Señor, envía ahora el mensaje por medio de quien tú quieras» (Éxodo 4:13) después de que Dios le diga en Éxodo 4:12 «yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que has de hablar». Cuando Dios llamó al profeta Jeremías, su primera reacción fue «¡Ah, Señor Dios! He aquí, no sé hablar, porque soy joven.» Jeremías 1:6.
Pablo quería que Dios quite su aguijón, pero Él le recordó: «Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.» (2 Corintios 12:9-10).
Todo lo que Dios necesita
Si hoy Dios te llama a hacer algo para lo que te sientes incapaz, recuerda que no está buscando tu fortaleza, tu valentía o tus dones naturales. Dios sólo quiere que confíes en él. Su poder es perfecto en nuestra debilidad. Sabemos que Dios veía a Gedeón como una persona fuerte. Cuando el libro de hebreos habla de la fe y sus héroes, nos recuerda que Gedeón conquistó reinos y Dios lo hizo fuerte en su debilidad. (Hebreos 11:32-34).
En cuanto a nosotros, la debilidad nos hará fuertes cuando confiemos en Dios. Como dice la canción “Come Ye Sinners”: Lo que Dios quiere es sentir que lo necesitamos.
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