No nos atrevemos a ignorar al diablo
De Libros y Sermones BÃblicos
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Revisión de 16:12 9 dic 2019
Traducción por Andrew Fainer
Por Jon Bloom
sobre Santificación y Crecimiento
Ahora, ¿qué te viene a la mente cuando piensas en Satanás y sus demonios? Ciertamente, no es lo más importante de ti. Y lo que Dios piensa acerca de Satanás y los demonios es infinitamente más importante que lo que pensamos de ellos. Pero lo que pensamos sobre el reino demoníaco ciertamente no es irrelevante.
¿Qué pensamos de lo que Dios tiene que decir acerca de la existencia y la actividad de los demonios en las Escrituras? ¿Qué tan en serio tomamos lo que dice, no sólo en el credo, sino en la realidad? ¿Cuánto factoriza funcionalmente una conciencia de la guerra espiritual en nuestra vida diaria? ¿Cómo afecta la forma en que oramos? ¿Cómo informa las formas en que vemos nuestras áreas de tentación crónica, miedos, dinámicafamiliar, conflictos eclesiásticos, enfermedades físicas y mentales, fecundidad del Evangelio inhibida, eventos geopolíticos? ¿Qué tipo de acción espiritual estratégica tomamos en respuesta a estas cosas?
Estas son preguntas importantes. Porque la forma en que pensamos acerca de las fuerzas satánicas también determina de manera significativa cómo vivimos.
¿Somos ignorantes de sus diseños?
Los autores del Nuevo Testamento escribieron con una profunda conciencia de la guerra cósmica en la que participaron. Decidieron "no ser burlados por Satanás; porque [no] ignoraban sus designios" (2 Corintios 2:11).
"El diablo y sus ángeles" (Mateo 25:41) tomaron un lugar prominente en la vida, la enseñanza y los milagros de Jesús. Desde su tentación en el desierto al comienzo de su ministerio (Mateo 4:1–11) hasta los acontecimientos que rodearon su crucifixión (Juan 13:27), Satanás y sus fuerzas eran una realidad siempre presente. Jesús enseñó que los demonios esclavizan activamente a las personas (Lucas 13:16), buscan activamente obtener influencia sobre los líderes e instituciones religiosas (Juan 8:44), y se oponen y buscan activamente socavar y corromper la obra del Evangelio (Lucas 8:12). También enseñó que Satanás entiende su enorme influencia en el mundo como su "reino" (Lucas 11:17–18). Cuando los discípulos más cercanos de Jesús describieron su ministerio milagroso, dijeron: "Se dedicó a hacer el bien y sanar a todos los que fueron oprimidos por el diablo" (Hechos 10:38).
Cuando Jesús encargó a sus primeros líderes apostólicos, los envió a un mundo de incrédulos "para abrir los ojos, a fin de que se despasaran de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios" (Hechos 26:18). Entendieron que ellos —y todos los cristianos— están involucrados en una guerra en la que "no luchamos contra la carne y la sangre, sino contra los gobernantes, contra las autoridades, contra los poderes cósmicos sobre esta oscuridad presente, contra las fuerzas espirituales del mal en el lugares celestiales" (Efesios 6:12).
Y repetidamente advirtieron a los cristianos que "se seden sobrios [y] vigilantes" porque "tuadversario el diablo merodea como un león rugiente, buscando a alguien que devorar" (1 Pedro 5:8). No querían que pensemos en las intenciones de Satanás.
La pregunta que debemos hacernos, especialmente nosotros, los cristianos en Occidente, es la siguiente: ¿Somos ignorantes de las intenciones de Satanás?
Caso de Prueba
Aquí hay un caso de prueba. ¿Cómo respondiste emocionalmente a mi mención anterior de "enfermedades físicas y mentales" como posiblemente causadas o exacerbadas por seres demoníacos? ¿Provocó cierto nivel de verguenza cultural porque la idea suena tan poco científica, incluso supersticiosa? ¿Provocó cierto nivel de verguenza cultural porque la idea suena tan poco científica, incluso supersticiosa?
Ahora, antes de cualquier calificación, tomemos un momento para evaluar nuestras reacciones emocionales. Si sentimos algo de verguenza, ¿por qué? Si sentimos algo de ira defensiva, ¿por qué? ¿Qué está alimentando nuestras respuestas? ¿Cuánto están alimentados por una comprensión bíblica precisa de la participación demoníaca, y cuánto son alimentados por nuestras experiencias personales y /o las suposiciones naturalistas de nuestra cultura sobre todo?
Es importante que consultemos nuestras respuestas y no las aceptemos con demasiada facilidad. Podrían exponer un desequilibrio no bíblico o un punto ciego. Cada época tiene sus puntos ciegos espirituales, y las fuerzas demoníacas, por todos los medios, los capitalizarán. El primer siglo tuvo sus puntos ciegos, y nosotros tenemos los nuestros. Somos ingenuos al pensar que no nos afectan significativamente. Es por eso que el Espíritu Santo inspiró a los escritores del Nuevo Testamento a instruir a los cristianos de todas las épocas para que fueran sobrios y vigilantes, y no fueran ignorantes de los esquemas satánicos.
No, ciertamente no todas las enfermedades físicas y mentales son causadas o exacerbadas por seres demoníacos. La Biblia no enseña esto, ni la gran mayoría de los cristianos a lo largo de la historia han creído esto. Esta es la razón por la que en Desiring God, junto con muchos recursos en la guerra espiritual, también tenemos muchos recursos sobre enfermedades mentales, enfermedades y discapacidad.
Costo del Sobrenaturalismo
Pero los evangélicos occidentales en general no corren el peligro de una aplicación excesiva de la demonización. Estamos mucho más en peligro de subaplicación, de un naturalismo funcional y no bíblico. Esto se debe en parte a las suposiciones culturales de punto ciego. Pero cada vez más, también es el resultado del creciente costo cultural del sobrenaturalismo.
Vivimos en culturas posteriores a la Ilustración que consideran que la cosmovisión bíblica y sobrenatural es una resaca religiosa insensata de la Edad Oscura. La idea misma de un mundo embrujado por demonios es ridiculizada. Pero no sólo se considera tonto; rápidamente se está considerando abusivo insinuar que una persona podría ser afligida por un demonio. Desde una perspectiva naturalista, tal afirmación sólo agudizará a alguien que ya sufre, todo porque personas como nosotros no están dispuestas a dejar de lado una visión arcaica del mundo cuyo tiempo ha pasado mucho tiempo.
Esto tiene un golpe emocional, a menudo aterrizando en nuestro plexo solar espiritual. De repente, el problema es binario: o existen demonios y la negación de ellos (explícita o funcionalmente) es cruel, o los demonios no existen y el diagnóstico de ellos es cruel. Ninguno de nosotros quiere ser cruel; queremos ayudar, no dañar, a los afligidos. Pero un lado del binario es cruel. Uno podría llamarlo demoníaco con precisión.
Estar de pie en firme
Para los cristianos occidentales, esto significa que si queremos comprometernos seriamente en la Gran Comisión para "hacer discípulos de todas las naciones" (Mateo 28:19) y ver a muchas personas "pasar de la oscuridad a la luz y del poder de Satanás a Dios" (Hechos 26:18), debemos estar dispuestos a soportar la c avergonzamiento ultural (quizás eventualmente peor) que vendrá de tomar demonios en serio. Debemos estar más dispuestos a ser considerados tontos que dejar cruelmente a la gente víctimas de esclavizar el mal.
La forma en que pensamos acerca de las fuerzas satánicas, y cuán en serio nos tomamos la instrucción de Dios acerca de ellas, determina cómo vivimos. Cuanto más alineados estemos con la visión de la Biblia de la realidad, más fielmente seguiremos a Jesús, más útil espiritualmente seremos para las personas, y más daño sabremos en el dominio de las tinieblas. Pero también soportaremos el reproche que Jesús sufrió (Hebreos 13:13).
La Biblia es un libro robustamente sobrenatural. La guerra espiritual entre Dios y sus ángeles y el diablo y sus ángeles, y los seres humanos a ambos lados del conflicto, llena sus páginas de principio a fin. Y así es como nos indica que vivimos:
Sé fuerte en el Señor y en la fuerza de su poder. Ponte toda la armadura de Dios, para que puedas enfrentarte a los planes del diablo. Porque no luchamos contra la carne y la sangre, sino contra los gobernantes, contra las autoridades, contra los poderes cósmicos sobre esta oscuridad actual, contra las fuerzas espirituales del mal en los lugares celestiales. Por lo tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el mal día, y habiendo hecho todo, permanecer firmes. (Efesios (6:10-13).
Tomemos esto en serio. No dejemos a la gente cautiva a planes demoníacos. Y nos quedemos firmes en el asalto.
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