Acepta la carrera que Dios te da

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English: Embrace the Race God Gives You

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Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Harrington Lackey


Tienes una carrera que correr. Es una carrera que te han dado, no una que has elegido.

Es posible que no hubieras elegido tu carrera en absoluto, si la elección hubiera sido tuya. O tal vez no hubieras elegido esta ruta en particular. O tal vez no hubieras elegido tu ritmo. O tal vez hubieras elegido diferentes entornos de carreras, compañeros de equipo o entrenadores. O tal vez hubieras elegido diferentes capacidades, fortalezas y recursos, los que cree que le ayudarían a correr más eficazmente. O tal vez hubieras elegido una distancia diferente.

Pero aquí estás: en esta carrera, en esta ruta, a este ritmo, en este terreno, en este clima, con estas personas, y sus puntos fuertes y sus limitaciones, para esta distancia. Nos guste o no, esta es tu carrera.

Y la pregunta es la siguiente: ¿Aceptarás tu carrera o seguirás tratando de escapar de ella? ¿Qué mentalidad elegirás? Porque aunque no hayas elegido tu carrera, puedes elegir cómo la llevas.

Contenido

No puedes escapar

Por supuesto, escapar no es una opción verdadera. Sin embargo, la fantasía proporciona una ilusión seductora del escape. Y el mundo te ofrece un número abrumador de fantásticas experiencias virtuales para "aliviarte" de las rigurosas realidades de tu carrera.

Por <<la fantasia>> no quiero decir <<la imaginación>>. Los dos no son sinónimos. La imaginación es el regalo dado por Dioses a los seres humanos que permite que nosotros realicemos nuestro mandato de ser subcreadores y administradores de nuestra pequeña esquina de la creación (Génesis 1:28–30). Ni por <<la fantasia>> me refiero a los géneros literarios o cinematográficos de <<la fantasia>>, que, cuando usado correctamente, son subcreaciones imaginativas que nos pueden ayudar mejor a entender y aceptar la realidad.

Por <<la fantasia>> me refiero a algo con lo que todos estamos muy familiarizados: el uso de nuestra imaginación para los fines infieles, para crear falsamente una alternativa a la realidad como medio de tratar de "escapar" de la realidad. Sabes a lo que me refiero: las fantasías sexuales, fantasías de ira, fantasías de poder, fantasías de venganza. Estos son Éstos prefieren pecadoramente una carrera que Dios no nos haya dado; están fingiendo que estamos en una carrera de nuestra propia elección, una carrera en la que llegamos a ser Dios a nuestra manera.

Pero el problema con tales fantasías es que no son reales. No nos llevan a ninguna parte. Proporcionan una ilusión temporal de felicidad, pero tan pronto como quitamos las gafas de la realidad virtual, por así decirlo, somos la misma persona, en la misma carrera, en el mismo camino. Nada ha cambiado, excepto que hemos perdido tiempo valioso y nos hemos cargado con más descontento y más culpa. Somos más corredores infelices que antes, lo que a menudo nos hace querer escapar de nuevo.

Cómo correr libre

Sólo hay un camino hacia la libertad real y la verdadera alegría: debemos renunciar a nuestras carreras de fantasía, rutas, ritmos, terrenos, climas, compañeros de equipo, fortalezas o distancias, y acceptr la carrera que se nos ha dado. Así es como correr libre y de alegría:

Por lo tanto, ya que somos rodeados por una nube tan grande de testigos, vamos a dejar también a un lado cada peso y pecado que adhiere tan estrechamente, y nos dejan dirigir con la resistencia la carrera que no es puesta antes de nosotros, contemplar a Jesús, el fundador y perfeccionador de nuestra fe, quien para la alegría que no fue puesta antes de él soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y es asentado en la mano derecha del trono de Dios. (Hebreos 12:1–2)

Este texto nos muestra cómo correr nuestra carrera y correrla bien.

1. Aprende de los grandes corredores

Estás corriendo una carrera única, pero no una carrera sin precedentes. Nadie ha experimentado exactamente lo que ustedes tienen, pero muchos han experimentado las mismas emociones, tentaciones y varios otros desafíos comunes al hombre (1 Corintios 10:13). Es por eso que la Biblia incluye una "gran nube" de ejemplos de carreras fieles.

Si quieres correr bien, estudia a otros corredores. Los hebreos 11 proporcionan una lista del juez de salida provechosa, pero no es de ningún modo exhaustivo. Estudie a los grandes corredores de la fe. Examine todos los aspectos de sus cursos. Dios hizo mucho más en abundancia que todo que preguntaron o pensaron (Ephesians 3:20). Hará más para usted, también, si corre con la fe.

2. Corre tan ligero como sea posible.

Esta es tu carrera. Dios le ha dado a ti. Esta verdad es para su liberación, no su limitación. Está destinado a liberarte, no a constriñirte. Es una locura y un pecado perder tiempo desear que tu carrera era diferente o resentir las opciones de Dios. La mayoría de ellos en la gran nube de testigos no tenía ni idea de todo lo que Dios estaba haciendo mientras estaban corriendo muchas carreras difíciles. A ti tampoco. Pero aprende de los testigos que los propósitos de Dios son más grandes y mejores de lo que te puedas imaginar.

Pone a un lado todos los pesos de la fantasía y escapa. Pone a un lado los pesos de los pecados y lamentaciones del pasado. Hace que sea miserable, lento correr. La cruz paga por todo el pasado, y la alegría futura hará que todas las dificultades presentes parezcan ahora ligeras y momentáneas (2 Corintios 4:17). Concéntrate en tu carrera y solo lleva lo que Dios te da. Su carga es ligera (Mateo 11:30).

3. Corre con resistencia

La resistencia sólo aumenta empujando nuestros límites actuales. Es difícil, sí. Y no sabes cómo podrás correr como otros grandes corredores de fe. Tampoco lo hicieron cuando empezaron.

Comience hoy y empuje sus límites. Cuando llegue mañana, corre y supera tus límites. Lo que te agota hoy será mucho más fácil en seis meses, pero entonces estarás empujando límites diferentes. No mires tu idea fantástica de un gran corredor de fe. Deja que Jesús te convierta en el corredor que quiera. Tiene como objetivo fiel y piedad para aumentar sus límites de resistencia actuales.

4. No dejes de pensar en el premio

Contemple a Jesús. Es tu mayor ejemplo, su Salvador y tu mayor intercesor (hebreos 7:25). Es la fuente de tu mayor alegría — tu gran premio por correr bien (Salmo 16:11; John 15:11). Una carrera es sólo dirigida para un premio. Si el premio no es delante de sus propios ojos, perderá la motivación. Si te sientas inmotivado para dirigir su carrera, puede ser porque el premio ha sido obscurecido. Tu prioridad: ¡los ojos en el premio otra vez, todo lo que tome, todo lo que tome! Y luego <<Corred de tal modo que ganéis>> (1 Corintios 9:24).

Acepta tu carrera

Esta es tu carrera. Dios lo ha puesto delante de ti. Hay más gloria en ella de lo que aún comprendes. ¿Cómo vas a correr?

No se puede cambiar el pasado - deja de intentarlo. Hay mucho que no se puede cambiar sobre el presente - deja de intentarlo. Hay muchas fantasías cantando como sirenas para atraque a la ilusión del escape indulgente. Deja de escuchar, y no dejes que se coman tu tiempo de carrera y te pesen.

Acepta tu carrera. Estudia a los grandes corredores de fe, corre con la mayor luz posible, empuja tus límites de resistencia actual y no dejes de pensar en el Gran Premio. Corre más libre, corre más rápido y corre por la alegría.


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