Yo Amo A Jesucristo
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Por John Piper
sobre Jesucristo
Una parte de la serie Article
Traducción por Javier Matus
Un momento inolvidable en el seminario
Por John Piper
31 de diciembre de 2008
Uno de los momentos más memorables de mis días en el seminario fue durante el año escolar 1968-69 en el Seminario Fuller en la tercera planta del edificio de aulas justo después de una clase de teología sistemática. Un grupo de nosotros estaba amontonado alrededor de James Morgan, el joven profesor de teología que decía algo sobre la participación de los cristianos en la justicia social. No recuerdo lo que yo dije, pero él me miró justo a los ojos y dijo: “John, amo a Jesucristo”.
Fue como un trueno en mi corazón. Un hombre fuerte, inteligente, maduro y socialmente involucrado acababa de decir en voz alta frente a media docena de hombres: “Amo a Jesucristo”. Él no estaba predicando. Él no se estaba pronunciando sobre ningún tema. Él no estaba cantando en la iglesia. Él no estaba tratando de conseguir un empleo. Él no estaba siendo grabado. Él me estaba diciendo que amaba a Jesús.
El eco de ese trueno sigue sonando en mi corazón. ¡Eso fue hace 40 años! Hay mil cosas que no recuerdo de esos días en el seminario. Pero esa tarde sigue siendo inolvidable. Y todo lo que dijo fue: “John, amo a Jesucristo”.
James Morgan murió un año después de cáncer del estómago, dejando una esposa y cuatro hijos pequeños. Su legado principal en mi vida fue una declaración durante una tarde en Pasadena. “Amo a Jesucristo”.
Amar a Jesús es natural y necesario para los hijos de Dios. Es natural porque es parte de nuestra naturaleza como hijos de Dios. “Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente Me amaríais; porque Yo de Dios he salido” (Juan 8:42). Los hijos de Dios tienen la disposición natural de amar a Su Hijo.
Amar a Jesús también es necesario porque Pablo dice que, si no amas a Jesús, serás maldecido: “El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema.” (1 Corintios 16:22). Amar a Jesús es una marca esencial (no opcional) de ser un beneficiario de la gracia de Dios. “La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable” (Efesios 6:24). Si te aferras al amor de algo por encima de Jesús, no eres Su discípulo: “El que ama a padre o madre más que a Mí, no es digno de Mí; el que ama a hijo o hija más que a Mí, no es digno de Mí” (Mateo 10:37).
Amar a Jesús no es lo mismo que obedecer todos los mandamientos de Jesús. Jesús dijo: “Si Me amáis, guardad Mis mandamientos” (Juan 14:15). Eso significa que la obediencia a los mandamientos es el resultado de amar a Jesús, no es lo mismo que amar a Jesús. El amor es algo invisible e interno. Es la raíz que produce el fruto visible de amar a los demás.
Así que, aquí, a principios de 2009, me uno a James Morgan al decir: “Amo a Jesucristo”.
Y mientras lo digo, quiero aclarar lo que quiero decir:
- Admiro a Jesucristo más que cualquier otro ser humano o angelical.
- Disfruto Sus caminos y Sus palabras más de lo que disfruto los caminos y palabras de cualquier otra persona.
- Quiero Su aprobación más que la aprobación de cualquier otra persona.
- Quiero estar con Él más de lo que quiero estar con cualquier otra persona.
- Me siento más agradecido con Él por lo que ha hecho por mí que con cualquier otra persona.
- Confío en Sus palabras más plenamente de lo que confío en lo que dice cualquier otra persona.
- Estoy más contento en Su exaltación que en la exaltación de cualquier otra persona, incluyéndome a mí mismo.
¿Orarías conmigo para que en 2009 amásemos a Jesucristo más que nunca? Y que nuestro Señor Jesús conceda que de vez en cuando entreguemos tranquila y naturalmente un trueno en los corazones de los demás con las simples palabras: “Amo a Jesucristo”.
“A Quien amáis sin haberle visto, en Quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso” (1 Pedro 1:8).
Amándolo contigo,
El pastor John
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