¿Te sientes poco valorado en el trabajo?
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Última versión de 00:12 2 jul 2020
Por Andre Yee sobre Trabajo y Vocación
Traducción por Paola Montano
Para Trabajadores Poco Valorados
No soy ajeno al desánimo de sentirme poco valorado, pero a lo largo de los años, la exhortación del apóstol Pablo en Colosenses 3:22–24 me ha sido de gran ayuda.
Siervos, obedeced en todo a vuestros amos en la tierra, no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, temiendo al Señor. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís.
No tengo una idea detallada de cómo puede haber sido la vida laboral para los siervos cristianos del primer siglo, pero sospecho que no fue tan agradable para muchos de ellos. Algunos fueron sometidos a malos tratos, y sin duda gran parte de su trabajo no fue reconocido.
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Entonces, ¿qué hace Pablo para animarlos? Los anima de dos maneras. Primero, los exhorta a mirar más allá de sus amos terrenales, hacia su amo celestial. Él les insta a trabajar “como para el Señor,” recordándoles que “es a Cristo el Señor a quien servís.” En lugar de simplemente rendir cuentas ante sus amos terrenales por la esencia de su trabajo, les muestra a Cristo como su verdadero amo y jefe.
Pero la exhortación de Pablo es aún más profunda. Pablo también les asegura a estos santos una recompensa futura como motivación para trabajar fielmente en esta vida — “sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia."
Promesa de una Recompensa Eterna
Imagínate a un esclavo cristiano trabajando día tras día en un ambiente de trabajo en el que no sólo podría ser poco valorado por su esfuerzo sino también maltratado. Las jornadas laborales eran largas. Era un trabajo servil con poca compensación. Bajo tales condiciones, ¿cómo se resiste la fuerza gravitacional de la mediocridad — para hacer solo lo mínimo requerido? ¿Qué motivaría a este siervo a trabajar fielmente, con honestidad y tal vez incluso con alegría?
La respuesta de Pablo: la promesa de una recompensa incomparablemente valiosa y eterna que es tan segura como cualquier beneficio presente que pueda recibir. Ves, el antídoto de Pablo para el problema de un ambiente de trabajo duro y posiblemente desalentador no fue un discurso motivacional o un llamado al deber de perseverar. En cambio, reveló el generoso corazón de Dios para ser tanto el Recompensador como la Recompensa para todos los que confían en él.
El Jefe Supremo y Verdadero
Como resultado, esta no es solo una exhortación para los siervos del primer siglo, sino también para mí mientras navego por las aguas de la vida laboral moderna. Cuando pienso en la promesa de una recompensa futura en Cristo, mi necesidad de ser reconocido por los demás se ve eclipsada por la luz resplandeciente de sus misericordias. Entiendo que incluso si nadie reconoce mi esfuerzo, puedo encomendarme a Cristo, quien es mi jefe supremo y verdadero. Él se asegurará de que ningún trabajo hecho fielmente a él sea desvalorado o sin recompensa.
¿Te sientes desanimado hoy porque nadie valora o aprecia lo que haces en el trabajo? Estas palabras del apóstol Pablo indicarían que estás equivocado — Cristo tu amo sí lo ve, y del "Señor recibiréis la recompensa de la herencia."
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