Lo que Dios da cuando quita
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Última versión de 03:57 29 sep 2020
Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Javier Matus
No se ve realmente lo que verdaderamente amamos y lo que confiamos hasta que la pérdida nos pone a prueba.
Esencialmente, este es el punto que Satanás hizo al hablar con Dios sobre Job. En esa extraña escena del primer capítulo de Job, cuando Satanás se presentó ante Dios, Dios le dijo: “¿No has considerado a Mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” (Job 1:8).
La respuesta de Satanás fue:
“¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora Tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra Ti en Tu misma presencia”. (Job 1:9-11)
Sí, Dios, claro que Job Te “teme” cuando su vida está llena de bendiciones. Pero quita las bendiciones y su confianza se convertirá en maldición.
Nota la ironía aquí. En este momento manipulador, Satanás inadvertidamente señaló el error central de la teología de la prosperidad: la prosperidad oscurece, en vez de revelar, cuánto aman a Dios los seres humanos caídos. Las “bendiciones” fácilmente se convierten en maldiciones cuando los pecadores sutilmente (o no tan sutilmente) llegan a amar y confiar en las bendiciones más que al Que Bendice.
Satanás sabía esto por experiencia. Estaba tan seguro de que Job maldeciría a Dios si las bendiciones fuesen eliminadas porque lo había visto ocurrir miles y miles de veces en otros.
Satanás sabía que “quitar” más que “dar” revelaría la verdad —lo que Job realmente confiaba y amaba. Dios también. Así que Dios le dio permiso a Satanás para quitar los hijos, la riqueza, la salud y la reputación de Job —todo en lo que la mayoría de los hombres ponen su esperanza durante la vida.
¿Y el resultado?
Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:20-21).
Se demostró que Satanás estaba equivocado acerca de Job.
Cuando sabes que la amas
Pero Satanás no se equivocó en cuanto al poder oculto de la prosperidad y el poder revelador de la pérdida. Incluso el mundo a veces vislumbra este principio, como la banda Passenger captura en la canción “Let Her Go” [suéltala].
Bueno, solo necesitas la luz cuando está disminuyendo
Solo extrañas el sol cuando comienza a nevar
Sólo sabes que la amas cuando la dejas ir
Solo sabes que has estado drogado cuando te sientes mal</p> Solo odias el camino cuando echas de menos tu casa
Sólo sabes que la amas cuando la dejas ir
“Solo sabes que la amas cuando la dejas ir”. Habiendo ocultado el amor, la pérdida reveló el amor.
Satanás no obtiene placer de que los humanos disfruten del placer verdadero. Preferiría matar, mutilar, robar, destruir y privar, si hacerlo no empuja a alguien hacia la fe en Dios (Juan 10:10).
Pero también sabe que una herramienta eficaz y constante para debilitar, impedir y enfermar a la iglesia es dejarla prosperar. La prosperidad tiene una mayor tendencia a ocultar la idolatría y la fe falsa. Así que, tal como lo intentó con Jesús, Satanás a veces nos ofrecerá el mundo (Lucas 4:5-7). Preferiría que seamos prósperos infieles que afligidos y fieles.
Pérdida por el bien del verdadero evangelio de la prosperidad
Pero Jesús quiere que abracemos el verdadero evangelio de la prosperidad. Él quiere que tengamos un verdadero “tesoro en el cielo” (Marcos 10:21) y el don de “delicias para siempre” (Salmo 16:11). Entonces, cuando Jesús nos llama, a menudo nos pide que dejemos hogares, tierras, familias y vocaciones por Su bien y el del evangelio (Marcos 10:29). Por eso Él requiere que nos neguemos a nosotros mismos y tomemos nuestras cruces (Mateo 16:24). Porque, como lo describió Pablo, cuando por amor a Cristo estamos dispuestos a abandonar aquellas cosas que el mundo considera la única ganancia que vale la pena tener, eso demuestra que Cristo es verdaderamente ganancia para nosotros (Filipenses 3:8).
También es por eso que, cuando Dios nos disciplina (Hebreos 12:5-6) y nos conforma a la imagen de Su Hijo (Romanos 8:29), Él, como Job, quitará las cosas terrenales que son preciosas para nosotros. Los afectos de nuestros corazones, tanto pecaminosos como justos, que estaban más ocultos en el tener, se revelan más en el perder. El pecado que es revelado, Él busca mortificarlo; Él busca revelar la justicia de la fe para nosotros y para el mundo que nos mira.
Las pruebas son más que solo para nosotros
Sí, nuestras pruebas son más que solo para nosotros. Debemos recordar que, al igual que la experiencia de Job, a menudo suceden más cosas en nuestra experiencia que las que ven nuestros ojos. Job no sabía que cuando sucedieron las calamidades, Dios estaba avergonzando a Satanás.
Pedro y los discípulos no hubieran sabido de la participación de Satanás en sus tentaciones durante la semana de la Pasión si Jesús no se los hubiera dicho (Lucas 22:31). Del mismo modo, a menudo no somos conscientes de la lucha cósmica completa en la que estamos involucrados. Pero estos textos y otros nos recuerdan que la lucha está ocurriendo, y debemos tener cuidado de sacar conclusiones basadas únicamente en nuestras percepciones.
Dios quita nuestro gozo
Lo más importante que debemos recordar es que todo lo que Dios hace por nosotros como hijos suyos es para nuestro bien. Él es bendecido tanto en dar como en quitar porque ambos son por el bien de nuestro gozo.
A menudo es al quitar donde se revelan nuestro verdadero amor y confianza, lo cual es una gran misericordia para nosotros y, por lo general, para los demás. Y a menudo, en esta época, los dones más valiosos, satisfactorios, beneficiosos y duraderos que recibimos y pasamos a otros acaban llegando a través de las experiencias de nuestras pérdidas.
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