Matrimonio al borde de la eternidad
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Última versión de 12:26 4 nov 2020
Por Francis Chan sobre Matrimonio
Traducción por Mariana Ramirez
¿Cuánto crees que va a durar tu matrimonio? ¿Otros cinco años? ¿Diez? ¿Cincuenta?
Creo que todos podemos acordar que no durará mucho - no si lo comparamos con la eternidad.
La eternidad cambia la manera en la que disfrutamos el matrimonio y todo lo demás en esta vida. La eternidad cambia la manera en la que amamos. Sería poco amoroso dejar que mi esposa e hijos estuvieran tan enfocados en esta vida que no estuvieran preparados para la siguiente.
Algunos cristianos enfatizan tanto en el matrimonio que puede llevar a algunos a creer que el objetivo del cristianismo es tener un matrimonio feliz, entonces Dios se convierte en el medio para lograrlo. Escucho a muchos cristianos agradecer más a Dios por sus familias que por el sacrificio en la cruz. Obviamente Dios quiere que amemos a nuestras familias, pero seamos cuidadosos.
¿Qué verso citaría Jesús?
No me malentiendas, me encanta estar casado. Después de veinte años, amo a mi esposa Lisa más que nunca. Una de las claves en nuestro matrimonio ha sido mantener el matrimonio en el lugar correcto. Dios nos manda a valorar el matrimonio, pero también es claro que no debemos sobre valorarlo. Después de todo,estamos en una misión durante nuestro corto tiempo en la tierra. Eso es lo que Pablo dice,
¿Estás unido a mujer? No procures separarte. ¿Estás libre de mujer? No busques mujer. Pero si te casas, no has pecado; y si una doncella se casa, no ha pecado. Sin embargo, ellos tendrán problemas en esta vida, y yo os los quiero evitar. Mas esto digo, hermanos: el tiempo ha sido acortado; de modo que de ahora en adelante los que tienen mujer sean como si no la tuvieran. (1 Corintios 7:27–29 LBLA)
Pablo, quien escribió Efesios 5, también escribió 1 Corintios 7. El que dijo “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella” (Efesios 5:15), también escribió “los que tienen mujer sean como si no la tuvieran” (1 Corintios 7:29). Necesitamos encontrar la tensión saludable de obedecer ambos versículos. No olvidemos las palabras de Jesús: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:26).
Nuestra tendencia, cuando enseñamos sobre el matrimonio, es deshacernos de algunos de estos versos con una oración o dos, y luego regresar rápido a Efesios 5. Pero, ¿Está eso bien? ¿O será que Dios quiere que enfatizamos en todos los pasajes de la misma manera? ¿Darle el mismo tiempo “aire”? ¿Qué pasajes citaría Jesús si estuviera celebrando un matrimonio este fin de semana?
Es entendible que pasemos tanto tiempo enseñando Efesios 5. Después de todo, las familias se están desmoronando. Los divorcios están sucediendo a un ritmo alarmante. Hay crisis en la iglesia. Los esposos están descuidando a su esposas y viceversa. A primera vista puede parecer peligroso enseñar ciertos pasajes. La sabiduría humana nos dice que nos saltemos los versículos que nos advierten que nuestras familias nos pueden distraer del reino. Pero predicar “todo el consejo de la palabra de Dios” significa que valoramos, confiamos y enseñamos la Biblia completa.
No lo hagas al revés
Como el divorcio se encuentra desenfrenado incluso en la iglesia, tiene sentido que tendamos a sobrecompensar enfatizando el matrimonio más de lo que las Escrituras lo hacen. Pero al hacer esto puede que estemos dañando los matrimonios en lugar de arreglarlos. Las parejas pueden volverse egocéntricas, en lugar de enfocarse en la misión. Solteros que en algún momento servían a Jesús de manera radical ahora pasan sus días mejorando y disfrutando su matrimonio. O eso, o pelean incesantemente y pasan sus días en terapia y desesperación. De cualquier forma, se vuelven virtualmente inútiles para los propósitos del reino.
¿Puedes pensar en alguna pareja que sirva más a Dios ahora que están casados? No tiene que ser de esta manera. Es la razón por la cual Pablo escribió 1 Corintios 7. “Y esto digo para vuestro propio beneficio; no para poneros restricción, sino para promover lo que es honesto y para asegurar vuestra constante devoción al Señor” (1 Corintios 7:35).
El objetivo es “devoción indivisa al Señor”. Medita en estas palabras. Recuerda que la Biblia no es un libro sobre el matrimonio; es un libro sobre Dios. Lo mejor que podemos hacer con nuestras cortas vidas es dedicarlas a Él y su misión. Ese es el objetivo. De hecho el matrimonio nos puede ayudar alcanzar este objetivo. Es por eso que Pablo alienta al matrimonio a quienes son tentados sexualmente. Un matrimonio saludable ayuda a prevenir las tentaciones que destruirían nuestra eficacia. Pero hay que recordar que la meta es ser completamente devotos a Dios. El matrimonio puede ser usado como un medio para mejorar nuestra devoción a Jesús. No hagamos las cosas al revés y pensemos que él es un medio para mejorar nuestro matrimonio.
En una ocasión Lisa describió nuestro matrimonio como un largo episodio de “The Amazing Race”. Si nunca viste ese programa, es una competencia donde una persona escoge un compañero y luego van alrededor del mundo contra otras parejas. Su punto era que ella y yo vemos nuestras vidas como los participantes de ese programa. Como Pablo, vemos nuestras vidas en la tierra como una carrera (1 Corintios 9:24-27). No tenemos tiempo para pelear, ni para relajarnos. Estamos en búsqueda de un premio. Estamos tratando de hacer todos los discípulos que podamos (Mateo 28:18-20), con tanta profundidad como sea posible. Habrá suficiente tiempo para celebrar una vez que crucemos la línea de llegada. Por ahora, debemos seguir corriendo.
Entren al campo de batalla juntos
La Biblia nos enseña que estamos en una verdadera guerra con un verdadero enemigo (2 Corintios 10:3-4; Efesios 6:10-10). Dios nos ha dado una misión, así que no podemos permitirnos quedar “enredados en los negocios de la vida diaria” (2 Timoteo 2:3-4).
Imagina una casa bonita con una cerca blanca y tu familia feliz descansando dentro. Ahora imagina una guerra a gran escala sucediendo solo a unas cuantas cuadras. Tus amigos y vecinos están luchando por sus vidas mientras tu remodelas la cocina e instalas tu nueva televisión. Tienes contratistas instalando ventanas mejores para que el ruido no entre a tu casa.
Es una imagen bastante patética, pero es una comparación apropiada para las vidas que se ofrecen a tantas parejas cristianas. Están ignorando la misión de Jesús con la esperanza de disfrutar esta vida. No caigas en esto. La verdadera vida se encuentra en la batalla. Actualmente, hay muchos hermanos y hermanas siendo torturados del otro lado del mundo debido a su fe. Oremos por ellos y seamos animados por su ejemplo para entrar en la lucha.
Estar en una guerra juntos puede ser lo que nos mantenga sin estar en guerra el uno contra el otro. En lugar de descuidar la batalla para trabajar en tu matrimonio, tal vez lo mejor que puedes hacer por tu matrimonio es entrar al campo de batalla juntos.
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