Padres, Exijan Obediencia A Sus Hijos
De Libros y Sermones BÃblicos
(Página creada con '{{info|Parents, Require Obedience of Your Children}}<br> Escribo esto para suplicar a los padres cristianos que exijan obediencia a sus hijos. Estoy movido a escribir esto al v...')
Última versión de 21:11 8 dic 2020
Por John Piper sobre Crianza de los Hijos
Traducción por Javier Matus
Escribo esto para suplicar a los padres cristianos que exijan obediencia a sus hijos. Estoy movido a escribir esto al ver a los niños pequeños que no prestan atención a las peticiones de sus padres, sin consecuencias. Los padres le dicen a un niño dos o tres veces que se siente o que se detenga y venga o que se vaya, y después de la tercera desobediencia, lo sobornan riendo. Esto puede obtener el comportamiento deseado o no.
La semana pasada vi dos cosas que motivaron este artículo. Uno fue la muerte de Andy López, de 13 años, en Santa Rosa, California, a manos de la policía que pensó que estaba a punto de dispararles con un rifle de asalto. Era una pistola de juguete. Lo que hizo que esto fuera relevante fue que la policía dijo que le dijeron al niño dos veces que soltara el arma. En vez de eso, les apuntó con ella. Ellos dispararon.
No sé los detalles de esa situación ni si Andy siquiera escuchó las órdenes. Así que no puedo decir con certeza que fue un insubordinado. Así que mi punto aquí no es sobre el mismo joven López. Se trata de un “y si”. ¿Y si escuchó a la policía y simplemente desafió lo que dijeron? Si eso es cierto, le costó la vida. Ese sería el precio de desobedecer la autoridad adecuada.
Una tragedia en construcción
Fui testigo de tal escenario en construcción en un avión la semana pasada. Vi a una madre preparando a su hijo para que le dispararan.
Estaba sentado detrás de ella y su hijo, que podría tener siete años. Él estaba jugando en su tableta digital. La azafata anunció que todos los dispositivos electrónicos deberían estar apagados para el despegue. Él no la apagó. La madre no lo requirió. Mientras la azafata pasaba, ella dijo que él necesitaba apagarla y siguió caminando. No lo hizo. La madre no lo requirió.
Una última vez, la azafata se paró a su lado y dijo que el niño tendría que darle el dispositivo a su madre. Él lo apagó. Cuando la azafata tomó asiento, el niño volvió a encender su dispositivo y lo mantuvo encendido durante el despegue. La madre no hizo nada. Pensé para mí mismo: ella lo está entrenando para que la policía le dispare.
Rescate de la crianza necia
Puedo entender el desafío y la pereza de padres incrédulos. Tengo categorías bíblicas del comportamiento de los espiritualmente ciegos. Pero el descuido de los padres cristianos me deja perplejo.
¿Qué hay detrás del fracaso en exigir y recibir obediencia? No estoy seguro. Pero puede ser que estas nueve observaciones ayuden a rescatar a algunos padres de la necedad de la crianza laissez-faire.
1. Exigir la obediencia de los niños está implícito en el requisito bíblico de que los niños obedezcan a sus padres.
“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo” (Efesios 6:1). No tiene sentido que Dios exija que los hijos obedezcan a los padres y, sin embargo, no requiera que los padres exijan la obediencia de los hijos. Es parte de nuestro trabajo —enseñar a los niños la gloria de un espíritu feliz y sumiso a las autoridades que Dios ha establecido. Los padres representan a Dios para los niños pequeños, y es mortal entrenar a los niños para que ignoren los mandamientos de Dios.
2. La obediencia es una categoría del evangelio del nuevo pacto.
La obediencia no es simplemente una categoría “legal”. Es una categoría del evangelio. Pablo dijo que su objetivo del evangelio era “para la obediencia a la fe” (Romanos 1:5). Dijo: “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras” (Romanos 15:18).
El objetivo de Pablo era llevar “cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5). Lo requirió de las iglesias: “Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él” (2 Tesalonicenses 3:14).
Los padres que no enseñan a sus hijos a obedecer a las autoridades designadas por Dios los preparan para una vida que no está en sintonía con la Palabra de Dios —una vida que no está en sintonía con el mismo evangelio que desean enfatizar.
(Si alguien duda de cuán crucial es esta doctrina, por favor considera leer el capítulo de Wayne Grudem: “Agradando a Dios con nuestra obediencia: Una enseñanza descuidada del Nuevo Testamento” en Por la fama del Nombre de Dios, editado por Justin Taylor y Sam Storms).
3. Es posible exigir la obediencia de los niños.
Ver a los padres actuar como si estuvieran indefensos en presencia de niños desobedientes es lamentable. Dios requiere que los hijos obedezcan porque es posible que los padres exijan obediencia. A los niños pequeños, menores de un año, se les puede mostrar con eficacia las razones para no tocar, morder, jalar, picar, escupir o chillar. Tú eres más grande que ellos. Usa tu tamaño para salvarlos para el gozo, no para condenarlos al egoísmo.
4. La exigencia de obediencia debe practicarse en casa en cosas inconsecuentes para que sea posible en público en cosas consecuentes.
Una explicación de por qué los niños están fuera de control en público es que no se les ha enseñado a obedecer en casa. Una razón de esto es que muchas cosas en casa no parecen valer la pena. Es más fácil hacerlo nosotros mismos que tomarnos el tiempo y el esfuerzo para lidiar con la falta de voluntad de un niño para hacerlo. Pero esto simplemente entrena a los niños a pensar que la obediencia en cualquier lugar es opcional. La constancia en exigir obediencia en casa ayudará a que tus hijos sean agradables en público.
5. Requiere esfuerzo exigir obediencia, y vale la pena.
Si le dices a un niño que se quede en la cama y él se levanta de todos modos, es más fácil decirle: “Regresa a la cama”, que levantarse y lidiar con la desobediencia. Los padres están cansados. Yo simpatizo. Durante más de cuarenta años, he tenido hijos menores de dieciocho años. Exigir obediencia requiere energía, tanto física como emocionalmente. Es más fácil simplemente dejar que los niños se salgan con la suya.
¿El resultado? Niños incontrolables cuando importa. Han aprendido a manipular. Mamá es impotente y papá es un lacayo. Pueden detectar cuando estás a punto de explotar. Así que desafían tus palabras poco antes de eso. Esto da frutos amargos a todos. Pero el trabajo que se necesita para ser inmediatamente consistente con cada desobediencia produce frutos dulces para los padres, los hijos y otras personas.
6. Puedes romper la disfunción multigeneracional.
Una de las razones por las que los padres no requieren disciplina es que nunca la han visto. Vienen de hogares que tenían dos modalidades: pasividad e ira. Saben que no quieren ser padres en ira. La única alternativa que conocen es la pasividad. Hay buenas noticias: esto puede cambiar. Los padres pueden aprender de la Biblia y de personas sabias lo que es posible, lo que se ordena, lo que es sabio y cómo hacerlo con un espíritu paciente, firme, amoroso y cimentado en el Evangelio.
7. La paternidad con gracia lleva a los niños desde la obediencia externa hasta la disposición gozosa.
Los niños necesitan obedecer antes de poder procesar la obediencia a través de la fe. Cuando llega la fe, la obediencia que han aprendido del miedo y la recompensa y el respeto se convertirá en la expresión natural de la fe. No exigir obediencia antes que la fe es una necedad. No es amor a largo plazo. Corta surcos profundos de hábitos desobedientes que luego la fe no debe infundir, sino vencer.
8. Los niños cuyos padres exigen obediencia son más felices.
La crianza laissez-faire no produce hijos humildes y con gracia. Produce malcriados. No son ni divertidos para estar cerca de ellos ni tampoco están felices ellos mismos. Son exigentes e insolentes. Su “libertad” no es una bendición para ellos ni para los demás. Son libres de la misma manera que un barco sin timón es libre. Son víctimas de sus caprichos. Tarde o temprano, estos caprichos se cruzarán. Eso significa miseria. O incluso un encuentro mortal con la policía.
9. No es lo mismo exigir obediencia que exigir perfección.
Dado que los padres representan a Dios para los niños —especialmente antes de que puedan conocer a Dios a través de la fe en el evangelio— les mostramos ambas la justicia y la misericordia. No toda desobediencia es castigada. Algunas son anotadas, reprobadas y pasadas por alto. No hay un manual preciso para esta mezcla. Los niños deben aprender de nuestra crianza que el Dios del evangelio es fuego consumidor (Hebreos 12:7, 29) y que es paciente y lento para la ira (1 Timoteo 1:16). En ambos casos —disciplina y paciencia— el objetivo es una obediencia rápida, feliz y completa. Eso es lo que produce el conocer a Dios en Cristo.
Padres, pueden hacer esto. Es una temporada dura. He pasado más del sesenta por ciento de mi vida en ella. Pero hay gracia divina para esto, y serán recompensados con creces.
Vota esta traducción
Puntúa utilizando las estrellas