Jesús es el cuerno de la salvación
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Última versión de 20:04 3 jul 2023
Por John Piper
sobre Jesucristo
Una parte de la serie The Gospel of Luke
Traducción por Silvia Griselda Buongiorne
Lucas 1:67-79
Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, cierto sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, que tenía por mujer una de las hijas de Aarón que se llamaba Elisabet. 6Ambos eran justos delante de Dios, y se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor. 7No tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada. (Lucas 1:5–7)
Pero Dios, queriendo mostrar que mira a los quebrantados de corazón y que nada humano puede detener sus propósitos a favor de ellos, envía al poderoso ángel Gabriel con una palabra para el anciano Zacarías:
Pero el ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan. 14Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento. 15Porque él será grande delante del Señor; no beberá ni vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre. 16Y él hará volver a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios. 17E irá delante de Él en el espíritu y poder de Elías PARA HACER VOLVER LOS CORAZONES DE LOS PADRES A LOS HIJOS, y a los desobedientes a la actitud de los justos, a fin de preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto. (Lucas 1:13–17)
Zacarías no podía creer la noticia. Y se lo dijo. Entonces Gabriel respondió con indignación:
Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy en la presencia de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte estas buenas nuevas. 20Y he aquí, te quedarás mudo, y no podrás hablar hasta el día en que todo esto acontezca, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo. (Lucas 1:19, 20)
Nueve meses después llegó el momento. Elisabet dio a luz a Juan el Bautista. En la circuncisión del niño, los vecinos comenzaron a llamar al niño Zacarías como su padre, pero, en obediencia a Dios, Zacarías escribió en una tablilla: "Su nombre es Juan". E inmediatamente se soltó su lengua y fue lleno del Espíritu Santo y profetizó:
68Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque nos ha visitado y ha efectuado redención para su pueblo,
69y nos ha levantado un cuerno de salvaciónen la casa de David su siervo,
70tal como lo anunció por boca de sus santos profetas desde los tiempos antiguos,
71salvación DE NUESTROS ENEMIGOS
y DE LA MANO DE TODOS LOS QUE NOS ABORRECEN;
72para mostrar misericordia a nuestros padres,
y para recordar su santo pacto,
73el juramento que hizo a nuestro padre Abraham:
74concedernos que, librados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos sin temor
75en santidad y justicia delante de Él, todos nuestros días.
76Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo;
porque irás DELANTE DEL SEÑOR PARA PREPARAR SUS CAMINOS;
77para dar a su pueblo el conocimiento de la salvación
por el perdón de sus pecados,
78por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
con que la Aurora nos visitará desde lo alto,
79PARA DAR LUZ A LOS QUE HABITAN EN TINIEBLAS Y EN SOMBRA DE MUERTE,
para guiar nuestros pies en el camino de paz.
Contenido |
El silencio y la soledad de Zacarías
Zacarías había tenido nueve meses de silencio para reflexionar, meditar, orar y rumiar en la Palabra, el Antiguo Testamento. Su silencio puede haber sido una reprensión divina por su incredulidad, pero Dios siempre convierte sus reprensiones en recompensas para los que mantienen la fe. Recuerda eso, tú que en este momento sufres las cicatrices de los pecados pasados. Si mantienes la fe ahora, Dios convertirá las marcas del pecado en memoriales de la gracia. Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia (Romanos 5:20).
Me encanta pensar en Zacarías en esos meses, gimiendo bajo la reprensión de Dios, pero descubriendo gradualmente la recompensa. Al principio lacerándose a sí mismo: "¿Por qué no creí la palabra de Dios? ¿Por qué tenía que ser tan escéptico? ¡Qué necio fui!” Pero luego, gradualmente, en el silencio de esos meses (creo que el ángel había dejado a Zacarías sordo y mudo porque en el versículo 62 dice que se comunicaban con él con señales en lugar de palabras)—gradualmente en el silencio de esos meses, cuando no podía conversar con su esposa o amigos, Zacarías comenzó a ver lo que estaba pasando. Empezó a darse cuenta en su mente y corazón que estos eran días estupendos, irrepetibles, increíblemente significativos.
No puedo pasar por alto esta experiencia de Zacarías sin hallar una aplicación para hoy día. Y es esto: si no buscamos el silencio, probablemente no sentiremos en nuestras vidas la estupenda trascendencia de la obra de Dios en la historia. Sería algo inusual el poder ser aferrado y movido profundamente en una habitación ruidosa. Existe una estrecha correlación entre la quietud y la sensación de lo maravilloso. Las cosas más sorprendentes de la realidad probablemente las pasen por alto aquellos que usan la radio y la televisión como un zumbido de fondo constante. Estad quietos, sed mudos y sordos, y sabed que yo soy Dios. ¡Qué significaría para tu vida si durante nueve meses no pudieras oír ni decir nada! He tratado de imaginar lo que significaría para mi ministerio y mi vida familiar. Sin predicación. Sin asesoramiento. sin cantar Pero mucho más ver. Mucho más mirar a los ojos a mi esposa e hijos. (¿Cuándo fue la última vez que miró fijamente a los ojos de alguien?) Mucho más leyendo los grandes libros. Mucho más escribir diarios, poemas, cartas, pensamientos sobre la vida. Mucha más oración y meditación en la Palabra de Dios. Todo en absoluto silencio. Si Dios alguna vez me diera tal período, espero que lo convierta en algo tan bueno como lo hizo Zacarías. Porque cuando salió Zacarías, salió lleno del Espíritu Santo y cantando lo que se ha llegado a conocer como el Benedicto, una canción llena de perspicacia y con un sentido de la tremenda importancia de lo que estaba a punto de suceder con el nacimiento de Jesús. Entonces, mientras reflexionamos ahora sobre cómo buscaremos un poco de silencio para nosotros mismos, aprendamos de lo que el Espíritu Santo le enseñó a Zacarías.
Canción del Salvador de Zacarías
La mayor parte de la canción de Zacarías no se trata de su propio hijo, sino de la salvación que traería el Mesías. Sólo dos versículos (76 y 77) se refieren específicamente a Juan el Bautista: Irá delante del Señor para preparar sus caminos llamando al pueblo al arrepentimiento. El resto del Benedictus trata sobre lo que significará la venida de Jesús.
Zacarías comienza en el versículo 68: "Bendito sea el Señor Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo". Note cuatro cosas notables. Primero, nueve meses antes, Zacarías no podía creer que su esposa tuviera un hijo. Ahora, lleno del Espíritu Santo, está tan seguro de la obra redentora de Dios en el Mesías venidero que lo expresa en tiempo pasado. Para la mente de fe, un acto prometido de Dios es tan bueno como hecho. Zacarías ha aprendido a tomar la palabra de Dios y por eso tiene una seguridad notable: "¡Dios ha visitado y redimido!"
En segundo lugar, la venida de Jesús el Mesías es una visitación de Dios a nuestro mundo: "El Dios de Israel ha visitado y redimido". Durante siglos, el pueblo judío languidecía bajo la convicción de que Dios se había retirado: el espíritu de profecía había cesado, Israel había caído en manos de Roma. Y todos los piadosos de Israel esperaban la visita de Dios. Lucas nos dice en 2:25 que el devoto Simeón "buscaba el consuelo de Israel". Y en Lucas 2:38, Ana-la mujer de oración, estaba "esperando la redención de Jerusalén". Fueron días de gran expectativa. Ahora la tan esperada visita de Dios estaba a punto de ocurrir; de hecho, estaba a punto de llegar de una manera que nadie esperaba.
Tercero, el viene a redimir. No viertas en esta palabra de inmediato todo lo que sabemos de la redención del apóstol Pablo. Zacarías probablemente nunca soñó que el Mesías tendría que morir para lograr la redención. Le tomó años a Jesús lograr que sus discípulos entendieran el hecho de que "el Hijo del hombre debe sufrir muchas cosas y ser rechazado. . . y morir, y resucitar al tercer día.” Había indicios de esto en el Antiguo Testamento (como Isaías 53), pero ninguno de los judíos en los días de Jesús entendió esto.
Lo que Zacarías tenía en mente cuando dijo que Dios había visitado y redimido a su pueblo era probablemente lo mismo que Moisés tenía en mente cuando describió la liberación de Dios de los israelitas de Egipto. En Éxodo 6:6 Moisés cita a Dios, diciendo: "Yo soy el Señor, os sacaré de debajo de la carga de los egipcios y os libraré de su servidumbre y os redimiré con brazo extendido y con grandes hechos de juicio". Zacarías, sin duda, espera que el Israel de su época sea librado de sus opresores señores romanos y que el Mesías, el rey de David, reine sobre un Israel liberado. No se le ha revelado a Zacarías que esta liberación nacional-política no sucederá en la primera venida del Mesías, sino solo en su segunda venida. Sin embargo, veremos señales en el hijo de Zacarías de que la redención del Mesías es más que la liberación nacional.
La cuarta cosa a notar sobre el versículo 68 es que Dios "ha visitado y redimido a su pueblo". Es el "consuelo de Israel" que espera Zacarías. Es el "Señor Dios de Israel" que viene a redimir a su pueblo. El pueblo a la vista es el pueblo de Israel. Esta era la nación escogida a quien se le habían dado las promesas. Dios tenía el mundo a la vista, pero su objetivo era llegar primero a Israel. Así que Jesús dijo en Mateo 15:24: "Solo he sido enviado a las ovejas perdidas de la casa de Israel". Pero así como hay una pista en la canción de Zacarías de que la redención de Dios es más que nacional, también hay una pista de que los beneficiarios de esa redención son más que israelitas. Veremos esto en un momento.
Así es como Zacarías comienza su himno en el versículo 68, "El Señor Dios de Israel ha visitado y redimido a su pueblo". Ahora, en el versículo 69, nos dice cómo ocurrirá esta visitación y redención: "Dios nos ha levantado un cuerno de salvación en la casa de su siervo David". Este es Jesús, no Juan el Bautista. Juan no era de la casa de David. Jesús es el cuerno de la salvación.
El Cuerno de la Salvación
Esta ha sido una imagen emocionante para mí para tener ante los ojos de mi mente esta Navidad: Jesús como el cuerno de la salvación. El tipo de cuerno al que se hace referencia aquí no es un instrumento musical sino el arma mortal del buey salvaje. Este es el único lugar en el Nuevo Testamento donde a Jesús se le llama cuerno, así que debemos volver al Antiguo Testamento, sin duda donde Zacarías obtuvo la imagen, para ver lo que significa.
El Salmo 92:9 y 10 nos da una imagen de lo que representaba el cuerno:
9Porque he aquí, tus enemigos, SEÑOR, porque he aquí, tus enemigos perecerán; serán esparcidos todos los que hacen iniquidad.10Pero tú has exaltado mi poder como el del búfalo; he sido ungido con aceite fresco.
El cuerno es un signo de fuerza y un medio de victoria. En Miqueas 4:13 Dios le dice a Jerusalén: 13”Levántate y trilla, hija de Sión, pues yo haré tu cuerno de hierro y haré tus pezuñas de bronce, para que desmenuces a muchos pueblos”
Yo solía mirar la serie televisada de Rawhide cuando era niño, y el programa siempre empezaba con una estampida de ganado, la mayoría con grandes cuernos. Pero nunca me impresionó mucho el tamaño o la fuerza del ganado hasta que fui a la Feria Estatal de Minnesota por primera vez hace unos seis años. Y todavía me hace sentir débil cada año cuando vuelvo y veo esos novillos premiados. Sus espaldas me llegan hasta la cabeza. ¡Sus cuellos son tan grandes como un barril, y esos dos cuernos! Cada vez que paso por delante de ese puesto pienso: "¿Y si ese animal se enfadara?". No es difícil imaginar que el cuerno del buey salvaje se convirtió - para los antiguos pueblos del Cercano Oriente (que no tenían automóviles, tanques o motores) - en un símbolo de tremenda fuerza y un arma de victoria en la batalla.
El versículo 70 dice que la venida de este cuerno de salvación fue profetizada en la antigüedad. Uno de los ejemplos más claros de tal profecía es el Salmo 132:17, donde Dios dice acerca de Jerusalén: 17Allí haré surgir el poder de David; He preparado una lámpara para Mi ungido.18A sus enemigos cubriré de vergüenza”
Cuando un cuerno brota en la cabeza de un buey y se vuelve como hierro, entonces debe ser temido por todos sus enemigos.
Pero en el Antiguo Testamento siempre se encuentra la convicción de que Dios es quien lucha por Israel. Él es el que es fuerte y el que obtiene la victoria sobre los enemigos de su pueblo. Por lo tanto, no sorprende que las únicas dos instancias de la frase "cuerno de salvación" en el Antiguo Testamento sean referencias a Dios, no al hombre. Uno está en 2 Samuel 22:3 y el otro en Salmo 18:2. Ambos registran el mismo salmo de David después de que Dios lo salvó de su enemigo Saúl. Él dice: 2El SEÑOR es mi roca, mi baluarte y mi libertador; mi Dios, mi roca en quien me refugio; mi escudo y el cuerno de mi salvación, mi altura inexpugnable.
Dios es su defensa (su escudo) y su ofensa (su cuerno mortal y poderoso).
Es un cuerno de salvación porque usa su poder para asegurar y proteger a su pueblo.
Y eso nos lleva de vuelta ahora a Lucas 1:69. Jesús es el cuerno de la salvación porque es un arma mortal y un poder tremendo que, según el versículo 71, Dios usa para salvar a su pueblo de sus enemigos y de todos los que los odian. Zacarías significa principalmente; que el Mesías un día literalmente destruirá a sus enemigos y reunirá a su pueblo en su tierra y los gobernará en paz. Y de hecho, lo hará cuando venga por segunda vez. Pero las palabras de Zacarías necesariamente implican más que eso.
Los versículos 74 y 75 muestran que la meta de la redención de Dios al levantar un cuerno de salvación es "para que nosotros, librados de la mano de nuestros enemigos, le sirvamos sin temor en santidad y en justicia delante de él todos los días de nuestra vida." El objetivo de Dios al levantar un cuerno de salvación no es simplemente liberar a un pueblo oprimido, sino crear un pueblo santo y justo que viva sin temor porque confía en él.
Esto significa que la redención de la que se habla en el versículo 68 debe incluir la redención del temor de los enemigos y de toda injusticia. E implica que, en última instancia, las personas de las que se habla en el versículo 68 no son simplemente judíos, sino que son cualquiera que no sea enemigo del Mesías, cualquiera que "sirva a Dios sin temor en santidad y justicia". Entonces, aunque Zacarías está pensando principalmente en la eventual redención nacional del Israel creyente, su propia visión de las cosas, bajo la guía del Espíritu Santo, implica que esta visitación y redención de Dios significará una profunda transformación espiritual y una batalla espiritual. Y, por lo tanto, ver a Jesús como un cuerno de salvación es verlo no solo como un libertador nacional sino, mucho más importante para nosotros ahora, como un conquistador espiritual.
Si se ha de lograr la meta de la redención de Dios, la reunión de un pueblo intrépido y justo, entonces Él debe vencer el miedo y vencer la injusticia. Y la buena noticia del cántico de Zacarías, la buena noticia de la Navidad, es que Dios ha levantado un cuerno de salvación. Jesús es el gran cuerno de buey de la salvación para todos los que le invocan y confían en él.
Nuestra necesidad desesperada
Si alguien me hubiera dado una ratonera súper garantizada para las Navidades, el año pasado, habría sentido muy poco aprecio. Nunca tuvimos ratones en nuestra antigua casa. Si alguien me diera una trampa para ratones con la garantía de atraparlos estas Navidades, realmente sentiría aprecio porque ahora tenemos ratones y no puedo atraparlos a todos. Si me ofrece un viaje rápido después del servicio a la sala de emergencias del Centro Médico Metropolitano, pensaré que es extraño a menos que vea la herida en mi brazo o sienta el dolor intenso en mi abdomen. Entonces lo amaría por la oferta. Si un coche de policía frena con un chirrido a mi lado del camino hacia a casa desde la iglesia una noche, y un hombre me grita que suba, pensaré que me está engañando a menos que vea a la banda armada acechando a la vuelta de la esquina.
Y así es en toda la vida: no apreciamos los regalos que no satisfacen las necesidades o deseos que tengamos. No valoramos ni amamos una oferta de ayuda a menos que sepamos que estamos enfermos o en peligro por algún enemigo. Un gran número de personas ven a Jesús y la historia navideña de su venida como una ratonera inútil, un viaje loco a la sala de emergencias, una molesta recogida por parte de la policía, porque no saben que tienen una enfermedad terminal llamada pecado no perdonado, y no creen en el temible enemigo, Satanás. Para ellos, el "cuerno de salvación" es un juguete inútil. Para mí, es mi única esperanza de recuperación de esta enfermedad mortal del pecado que infecta mi alma y mi única protección contra Satanás, el enemigo externo más peligroso.
Porque hay una enfermedad real y mortal. “Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:8). "La paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23). Y hay un enemigo real y poderoso. “Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, ronda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). “Él es el dios de este mundo y ciega el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo” (2 Corintios 4:4). Así que hay una enfermedad mortal y un enemigo temible. Y cada uno de nosotros morirá de esta enfermedad y será devorado por ese enemigo si no hay cuerno de salvación para nosotros.
Pero, "bendito sea el Señor Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, y nos ha levantado un cuerno de salvación en la casa de su siervo David, como lo había dicho por boca de sus santos profetas desde la antigüedad". , para que seamos salvos de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecen . . . Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor para preparar sus caminos, para dar conocimiento de salvación a su pueblo en el perdón de sus pecados”.
Estas dos cosas hacen que la Navidad sea una buena noticia de gran alegría para todos los que creen. 1 Juan 3:8, "La razón por la que apareció el Hijo de Dios fue para deshacer las obras del diablo". Hebreos 9:26, "Cristo se apareció una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado". El miedo y la culpa, los dos grandes saboteadores de la vida, han sido quitados porque Satanás ha sido desarmado y el pecado ha sido perdonado. Hebreos 2:14-15 dice: "Cristo asumió una naturaleza humana para destruir por medio de la muerte al que tiene el imperio de la muerte, es decir, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban sujetos a servidumbre de por vida. " Y por esa misma muerte pagó la deuda de nuestro pecado, de modo que si nos volvemos y le seguimos en la fe, somos libres de toda nuestra culpa. "Bendito sea el Señor Dios de Israel que ha visitado y redimido a su pueblo levantando un cuerno de salvación para nosotros. . . para que nosotros, librados de nuestros enemigos, le sirvamos sin temor en santidad y justicia delante de él todos los días de nuestra vida”.
Satanás puede ser un león rugiente que busca a quien devorar, pero ninguno de los que se refugian en Cristo, el cuerno de nuestra salvación, puede destruir. Si fuera un artista, pintaría para mi casa un cuadro navideño especial este año y lo colgaría en la pared cerca del pesebre. Sería uno de esos grandes lienzos al óleo. La escena sería la de una colina lejana al amanecer. El sol está a punto de salir detrás de la colina y los rayos salen disparados de la imagen. Y completamente solo, recortado en la colina en el centro de la imagen, muy oscuro, es un magnífico buey salvaje de pie con su lomo de siete pies de altura y la coronilla de su cabeza de nueve pies de altura. A ambos lados de su cabeza hay un cuerno curvo hacia afuera y hacia arriba de seis pies de largo y doce pulgadas de grosor en la base. Está allí, soberano y sereno, de cara al cielo del sur con su enorme cuello ligeramente inclinado, y empalado al final de su cuerno derecho cuelga un enorme león, muerto.
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