Es mejor ser salvos que exitosos

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Por John Piper sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Marcia Barrientos


Discurso de graduación | Bethlehem College & Seminary | Minneapolis

Jesús envió a 70 discípulos a las ciudades donde iba a ir. Les dijo: “Sanad a los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘Se ha acercado a vosotros el reino de Dios’” (Lucas 10:9). Cuando volvieron del ministerio, Lucas cuenta que:

Los setenta regresaron con gozo, diciendo: Señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y Él les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad, os he dado autoridad para hollar sobre serpientes y escorpiones y sobre todo el poder del enemigo, y nada os hará daño. Sin embargo, no os regocijéis en esto, de que los espíritus se os sometan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos (Lucas 10:17-20).

No os regocijéis en vuestro asombroso poder sobre el mal (¡aun en mi nombre!), sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

Contenido

Escritos para la redención

¿Qué significa que nuestros nombres estén escritos en los cielos? El apóstol Juan nos dice que nuestros nombres fueron escritos en los cielos aun antes de la fundación del mundo. También sabemos que el libro en donde están escritos estos nombres se llama "el libro de la vida del Cordero que fue inmolado" (Apocalipsis 13:8). En otras palabras, es el libro de salvación, de los redimidos.

Si tu nombre está en el libro, significa que estas cosas son ciertas para ti (o lo serán):

Esto significa tener nuestro nombre escrito en los cielos.

El mayor de todos los gozos

Ahora, cuando los setenta regresaron gozosos al ver que los poderes de las tinieblas, maldad y destrucción habían caído ante ellos en el nombre de Jesús, ¿por qué dijo: "No os regocijéis en esto, de que los espíritus se os sometan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos" (Lucas 10:20)? ¿Por qué lo diría?

No creo que Jesús prohibiera terminantemente que nos gocemos por haber rescatado a personas del mal de Satanás. En Lucas 15, en la parábola del hijo pródigo, nos dice que nos gocemos cuando se rescate una oveja perdida (v. 6), una moneda perdida (v. 9) o un hijo perdido (v. 32). Así que, cuando Jesús dice: "No os regocijéis en esto, de que los espíritus se os sometan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielo", pienso que quiere decirnos que gozarnos en nuestra salvación (gracias al Dios de salvación) es algo más esencial.

Tiene que ser el gozo más esencial, es decir, el gozo con las raíces más profundas, el más duradero, el que produce mayor satisfacción, el que sostiene y da forma a todos los gozos, el que es inconfundible para quienes nos rodean, el que no se puede reprimir, pero que marca sus ministerios y sus vidas. Permitan que ese gozo sea esto: que sus nombres estén escritos en los cielos. Permitan que ese gozo sea esto: que son salvos.

Sientan una emoción más profunda, más duradera, más alegre, más penetrante, más inconfundible e irreprimible por el hecho de ser salvos que por ser dotados, competentes, productivos, exitosos, famosos, poderosos o fructíferos, aun en el nombre de Jesús.

No se alegren de que, con título en mano, están preparados para marcar la diferencia, sino de que sus nombres están escritos en el cielo. Es decir, cuando reciban su diploma y estén contentos por incorporarse al mundo por el bien de los demás y la gloria de Dios, háganlo de tal manera que la gente diga: "Su mayor gozo es ser salvos. Esos graduados están emocionados al saber que sus nombres están escritos en el cielo. Esa es la razón".

Siete razones para regocijarse

Volvamos a nuestro pregunta inicial. ¿Por qué Jesús nos dice que no nos regocijemos en el éxito de nuestro ministerio, sino que lo hagamos porque nuestros nombres están escritos en los cielos? ¿Por qué importa? Por estas siete razones: legalismo, autenticidad, celo, gloria, amor, muerte y vergüenza.

1. Legalismo

Mientras no nos emocionemos por ser salvos, nos inclinaremos hacia el legalismo. Si el ministerio no desborda el gozo en Cristo, pasará a ser la obtención del gozo, pero no será en Cristo. Si nuestro trabajo no nace del gozo, se convertirá en un esfuerzo desesperado por alcanzar el gozo.

2. Autenticidad

Mientras no nos emocionemos por ser salvos, no podremos recomendar a Cristo con autenticidad como el Salvador que todo lo satisface. Siempre habrá una sensación de falta de autenticidad en nuestro ministerio y nuestro testimonio: "Si Él no me satisface, ¿por qué intento mostrárselo a los demás?".

3. Celo

Mientras no nos emocionemos por ser salvos, nuestro celo por cualquier causa estará distorsionado, fuera de tono. La causa puede ser totalmente justa, pero le faltará la melodía de la presencia de Dios que todo lo satisface. La gente puede admirar sus estatus de guerreros, pero la música de sus vidas no sonará como los placeres de conocer a Cristo.

4. Gloria

Mientras no nos emocionemos por ser salvos, Dios no será glorificado en nuestra vocación como debería serlo. ¿Por qué? Porque la plenitud de su valor, belleza y grandeza se conoce y se muestra únicamente donde Él se siente claramente como la alegría más profunda, dulce y duradera de la vida.

5. Amor

Mientras no nos emocionemos por ser salvos, nuestro amor por el prójimo se verá comprometido. Porque, ¿qué es el amor, sino esforzarse por ofrecer a los demás lo que es mejor para ellos, lo que les satisface plena y eternamente? Ese esfuerzo se debilita por cada dosis de gozo que no encontramos en nuestra propia salvación.

6. Muerte

Mientras no nos emocionemos por ser salvos, nos acercaremos a nuestro propia muerte sin paz. Seremos atormentados por las noches con el persistente temor de haber amado más al servicio que al Salvador. (Y aquí hago un paréntesis: En mi última conversación con Tim Keller, nos deleitamos con el versículo de Lucas 10:20. Escribió: "Ese libro celestial es el que consoló a Lloyd-Jones. Probablemente conozcas su historia cuando lo cita cerca del final de su vida"). Queridos jóvenes graduados, les prometo que dentro de sesenta años, si han pasado su vida deleitándose en el Salvador más que en su servicio, se sentirán muy contentos.

7. Vergüenza

Mientras no nos emocionemos por ser salvos, tendremos miedo de mirar al Señor en el día final. Cuando Él nos pregunte: "¿Qué fue lo que más disfrutaste de la vida que te di en la tierra?", ¿cómo le miraremos? ¿Cómo le miraremos si debemos confesar: "Tú no eras mi gozo más esencial"?

Gozo hoy, gozo por siempre

A todos los graduados (y al resto de nosotros) les digo con Jesús, "No os regocijéis en esto, de que los espíritus se os sometan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos" (Lucas 10:20). Hagan de esa gozo su gozo más esencial. Que todos lo conozcan.

Así, se alejarán del legalismo, ministrarán con autenticidad, su celo tendrá la melodía del cielo, Dios será glorificado en sus vidas, saborearán la dulzura de amar a la gente, se enfrentarán a la muerte sin miedo, y mirarán al Señor sin vergüenza.


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