Permanece alerta al peligro espiritual
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Última versión de 19:53 9 oct 2024
Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Adriana Varela
La falta de vigilancia es peligrosa para nuestras almas — y me refiero a un peligro muy real, no metafórico, ni virtual, ni poético.
El apóstol Pablo conocía los peligros que enfrentaríamos al seguir a Cristo:
“Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos. Todas vuestras cosas sean hechas con amor.” (1 Corintios 16:13-14)
La exhortación puede parecer algo fuera de lugar en una lista de actualizaciones personales (1 Corintios 16:1-24), pero las líneas “fuera de lugar” en las Escrituras pueden ser especialmente reveladoras. Pablo claramente carga con un serio peso para que sus lectores sean vigilantes y valientes, especialmente los hombres que lideran y pastorean la iglesia y sus hogares: “actúen como hombres.” Sin embargo, el llamado a la vigilancia y al valor es común en las cartas de Pablo — uno que hace tanto a hombres como a mujeres. El Espíritu, a través del apóstol, desea que todos los cristianos actúen con valentía, sin importar dónde su Señor los haya colocado en la línea de batalla espiritual.
A través de la preocupación de Pablo por los corintios, el Espíritu Santo ahora nos está llamando a la valentía — un llamado que en Occidente cada vez necesitamos escuchar más, porque se está volviendo cada vez más costoso — y, por tanto, difícil — para nosotros “mantener firme la confesión de nuestra esperanza sin vacilar” (Hebreos 10:23).
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Estad Vigilantes
En el Nuevo Testamento, “vigilante” (1 Pedro 5:8) o “despierto” (Marcos 13:37) o “alerta” (Hechos 20:31) son términos que los escritores usan frecuentemente para instarnos a no descuidar el peligro significativo que nos rodea.
Lo vi en un conejo alimentándose temprano esta mañana justo fuera de la ventana de mi oficina. Este conejo era el epítome de la vigilancia. Nunca bajaba la guardia, sin importar lo que hiciera; estaba constantemente en alerta. Y con razón. Los perros pasan regularmente. Un conejo es vulnerable a los perros; la falta de vigilancia puede costarle la vida.
Ese es el tipo de vigilancia que el Espíritu Santo, a través de Pablo, nos está diciendo que mantengamos. “Cuídense de los perros” (Filipenses 3:2). Cuidado con los “lobos feroces que entrarán entre ustedes y no perdonarán al rebaño” (Hechos 20:29). Un cristiano, como una oveja, es vulnerable a los “perros” y “lobos” del maligno. Pablo está usando una metáfora para representar la amenaza, pero no la amenaza en sí misma. Estas amenazas espirituales son mayores para nosotros que los lobos para las ovejas.
Por lo tanto, el Espíritu desea que estemos sobria y vigilante mente atentos a la actividad del diablo (1 Pedro 5:8). ¿Realmente sabes lo que te acecha? ¿Sabes dónde está en relación contigo (Gálatas 6:1)? ¿Sabes dónde está en relación con tu familia y tus hermanos y hermanas en Cristo (Efesios 6:18)?
Nuestro llamado es a protegernos unos a otros, y parte de eso implica permanecer firmes en la vigilancia en oración (Colosenses 4:2). Todos sabemos lo que significa, porque cada vez que sentimos un peligro real, nuestras oraciones se vuelven muy sinceras, muy rápido. La falta de vigilancia en nosotros indica que no creemos que el peligro sea inminente. Y esa es una mentalidad peligrosa para alguien vulnerable.
Manteneos Firmes, Sed Fuertes
“Manteneos firmes en la fe.” Este tipo de determinación no es simplemente una buena intención o el propósito débil de Año Nuevo. Esta es una verdadera resolución: una santa, terca determinación. Es trazar la línea en la arena y no retroceder. Es la voluntad de mantener la posición, venga lo que venga.
Pablo usa esta frase con frecuencia (2 Corintios 1:24; Gálatas 5:1; Filipenses 1:27; 2 Tesalonicenses 2:15). Es lenguaje de guerrero: “Tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6:13).
La guerra espiritual no es una metáfora. Es muy real y muy peligrosa. No es para los débiles de corazón, aunque en el fragor de la batalla cada guerrero siente la tentación de desfallecer en la lucha. Los soldados deben ser recordados de mantenerse firmes. Deben recordar que hay una causa y camaradas que necesitan ser defendidos y un enemigo que debe ser derrotado.
Debemos fortalecernos contra cualquier temor que la amenaza provoque y decidir mantener nuestra posición. Eso es lo que significa la fortaleza espiritual en la práctica. En la mente de Pablo, “ser fuertes” es elegir la acción valiente ante el peligro, pero solo con la fuerza y el armamento que Dios nos proporciona (Efesios 6:10, 14-17). La fuerza o armas sin fe no sirven en esta batalla (2 Corintios 10:4-5).
Que Todo Se Haga con Amor
A primera vista, podríamos preguntarnos qué tienen que ver las advertencias vigilantes, y casi violentas, de “velar”, “mantenerse firmes” y “ser fuertes” con la exhortación de “que todo lo que hagan sea con amor” (1 Corintios 16:13-14). Pero no hay ninguna inconsistencia.
El amor es el mayor poder en acción entre Dios y el hombre, y entre el hombre y el hombre (1 Corintios 13:13). El amor también es el poder más destructivo contra el dominio de las tinieblas. Jesús vino “a destruir las obras del diablo” (1 Juan 3:8). Hizo esto principalmente cuando “dio su vida por nosotros” como propiciación por nuestros pecados, y luego nos instruyó a “dar nuestras vidas” unos por otros en espíritu de amabilidad sacrificada, paciente y llena de gracia (1 Juan 3:16).
Nada demuestra y comunica el evangelio tan claramente como el amor (Juan 13:35). Nada es tan sanador en las relaciones como el amor (1 Pedro 4:8). Y cuando el amor falta, es evidencia de la influencia del diablo (1 Juan 3:10).
Así que, “considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Hebreos 10:24). Porque las palabras y actos de amor, aunque son lo más sanador para el alma humana, son los actos más destructivos que podemos cometer contra nuestro adversario espiritual. El amor es el mayor don espiritual (1 Corintios 13:13), y el amor es el arma espiritual más poderosa (Romanos 12:20-21).
Nuestra Necesidad de Vigilancia
Necesitamos esta palabra de Pablo ahora mismo — esta advertencia casi casual insertada en una lista de detalles logísticos. Porque necesitamos una vigilancia y valentía amorosas. Siempre las necesitamos, por supuesto, pero sentiremos nuestra necesidad de ellas cada vez más a medida que nuestra sociedad se vuelva cada vez más hostil hacia el cristianismo.
Necesitamos una santa vigilancia para no permitir que los lobos de las falsas enseñanzas pastoreen en el rebaño de Dios. Necesitamos valor, no para luchar como guerreros de la cultura, sino como guerreros espirituales del Nuevo Testamento. Necesitamos una santa y terca determinación de no ceder ni una pulgada del verdadero terreno del evangelio, sin importar los cambios en los valores sociales y las políticas gubernamentales. Y para asegurarnos de que nuestra vigilancia y valentía sigan siendo semejantes a Cristo, debemos hacer todo con amor.
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