Rut: Lo mejor está aún por llegar
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Revisión de 17:19 24 mar 2011
Por John Piper
sobre Esperanza
Una parte de la serie Ruth: Sweet & Bitter Providence
Traducción por Pilar Daza Pareja
RUT 4
A medida que nos aproximamos al final de la serie de artículos sobre el libro de Rut, el principal interrogante que nos surge es: ¿Qué enseñanza obtenemos de éste libro? ¿Qué es lo más importante que el autor quiere que saquemos de la lectura de esta historia?
La lección del libro de Rut
He aquí lo que yo creo que puede ser la lección más importante: La vida de una persona devota no es una línea recta hacia la gloria, pero siempre se llega a ella. La vida de una persona devota no es una autopista interestatal que atraviesa el estado de Nebraska, sino más bien una carretera estatal que pasa por las montañas Blue Ridge en el estado de Tennessee . En ella hay desprendimientos de rocas, precipicios, oscuras neblinas, osos y curvas deslizantes o muy cerradas que le obligan a retroceder para poder avanzar. Pero a lo largo de esta peligrosa y retorcida carretera, en la que no se puede ver demasiado lejos, se encuentran con frecuencia señales que indican: "Lo mejor está aún por llegar". Y en el extremo inferior derecho, escrito con una caligrafía inconfundible, encontrarán las palabras: "Vivo yo, dice El Señor".
El libro de Rut es una de esas señales que deben leer. Fue escrito y predicado para infundirles ánimo y para darles esperanza de que todas esas curvas desconcertantes que encuentran últimamente en sus vidas no son callejones sin salida. En todos los reveses que encuentran en su vida de creyentes, Dios está haciendo planes para su felicidad.
Infortunios, Esperanza y Estrategias de Rectitud
La historia de Rut es un cúmulo de infortunios. En el capítulo 1, Noemí, su esposo y sus dos hijos se ven obligados a abandonar su tierra natal en Judea debido a la hambruna. Después muere el esposo de Noemí. Sus hijos se desposan con mujeres moabitas quienes durante diez años no pueden concebir hijos. Y luego mueren sus hijos, dejando a las dos viudas en la casa de Noemí. A pesar de que Rut le es fiel a Noemí, el capítulo 1 termina con la amarga queja de Noemí: "Llena me fui, pero vacía me ha hecho volver el Señor. El Todopoderoso me ha afligido."
En el capítulo 2, Noemí se llena de esperanzas porque aparece Booz en escena como posible esposo para Rut. Pero Booz no le propone matrimonio a Rut. No hace nada. O al menos eso es lo que parece al principio. De forma que el capítulo finaliza rebosante de ilusiones y esperanzas, pero también con gran suspenso e incertidumbre por saber cuál será el resultado final.En el capítulo 3, Noemí y Rut realizan un acto arriesgado en mitad de la noche. Rut se acerca a Booz que está en el suelo de la trilladora, y le dice "Extiende sobre mí tu manto como mi esposo". Pero en el instante en que la tragedia de la viudez de Rut parece convertirse en una preciosa historia de amor, una gran roca de las montañas Blue Ridge rueda y cae sobre la carretera estatal de la vida de Rut. Hay otro hombre que, de acuerdo con las costumbres hebreas, tiene más derecho a desposar a Rut. El intachable y honesto Booz no quiere actuar sin dar a este hombre la oportunidad que por ley le corresponde. Así que el capítulo 3 termina en suspense por un nuevo contratiempo.
(Capítulo 4)
1Y Booz subió a la puerta y allí se sentó, y he aquí que el pariente más cercano de quien Booz había hablado iba pasando. Y le dijo: Eh, tú, ven acá y siéntate. Y él vino y se sentó. 2Y Booz tomó diez hombres de los ancianos de la ciudad, y les dijo: Sentaos aquí. Y ellos se sentaron. 3Entonces dijo al pariente más cercano: Noemí, que volvió de la tierra de Moab, tiene que vender la parte de la tierra que pertenecía a nuestro hermano Elimelec. 4Y pensé informarte, diciéndote: "Cómprala en presencia de los que están aquí sentados, y en presencia de los ancianos de mi pueblo. Si la vas a redimir, redímela; y si no,dímelo para que yo lo sepa; porque no hay otro aparte de ti que la redima, y yo después de ti." Y él dijo: "La redimiré". 5Entonces Booz dijo: El día que compres el campo de manos de Noemí, debes adquirir también a Rut la moabita, viuda del difunto, a fin de conservar el nombre del difunto en su heredad. 6Y el pariente más cercano respondió: "No puedo redimirla para mí mismo, no sea que perjudique mi heredad. Redímela para ti; usa tú mi derecho de redención, pues yo no puedo redimirla". 7Y la costumbre en tiempos pasados en Israel tocante a la redención y el intercambio de tierras para confirmar cualquier asunto era ésta: uno se quitaba la sandalia y se la daba al otro; y esta era la manera de confirmar en Israel. 8El pariente más cercano dijo a Booz: Cómprala para ti. Y se quitó la sandalia. 9Entonces Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: Vosotros sois testigo, hoy que he comprado de la mano de Noemí todo lo que pertenecía a Elimelec y todo lo que pertenecía a Quelión y a Mahlón. 10Además, he adquirido a Rut la moabita, la viuda de Mahlón, para que sea mi mujer a fin de preservar el nombre del difunto en su heredad, para que el nombre del difunto no sea cortado de sus hermanos, ni del atrio de su lugar de nacimiento; vosotros sois testigos hoy. Y todo el pueblo que estaba en el atrio, y los ancianos, dijeron: Testigos somos. Haga el SEÑOR a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales edificaron la casa de Israel; y que tú adquieras riquezas en Efrata y seas célebre en Belén. 12Además, sea tu casa como la casa de Fares, el que Tamar dio a luz a Judá, por medio de la descendencia que el SEÑOR te dará de esta joven. 13Booz tomó a Rut y ella fue su mujer, y se llegó a ella. Y el SEÑOR hizo que concibiera, y ella dio a luz un hijo. 14Entonces las mujeres dijeron a Noemí: ¡Bendito sea el SEÑOR que no te ha dejado hoy sin redentor; que su nombre sea célebre en Israel! 15Sea él también para ti restaurador de tu vida y sustentador de tu vejez; porque tu nuera, que te ama y es de más valor para ti que siete hijos, le ha dado a luz. 16Entonces Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo y fue su nodriza. 17Y las mujeres vecinas le dieron un nombre, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí. Y lo llamaron Obed. Él es el padre de Isaí, padre de David. 18Estas son las generaciones de Fares: Fares engendró a Hezrón, 19Hezrón engendró a Ram, Ram engendró a Aminadab, 20Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, 21Salmón engendró a Booz, Booz engendró a Obed, 22Obed engendró a Isaí e Isaí engendró a David.
Más contratiempos en el camino hacia la Gloria
Tras el encuentro nocturno del capítulo 3, Booz va a la ciudad, al lugar donde se llevaban a cabo los negocios oficiales. El pariente más cercano se acerca y Booz le expone la situación. Noemí está vendiendo las pocas propiedades que tiene, y la obligación del pariente más cercano es comprarlas para que la herencia permanezca dentro de la familia. Para nuestra consternación, el pariente dice al final del versículo 4: "Yo lo redimiré". Pero nosotros no queremos que lo haga, Queremos que sea Booz quien lo haga. Así que al parecer se produce un nuevo contratiempo. Y lo irónico de éste es que lo ocasiona la rectitud. El hombre sólo está cumpliendo con su deber. Algunas veces la autopista de las montañas Blue Ridge está atascada, no con piedras o con osos, sino con buenos hombres que cumplen con su deber. Nuestra frustración es causada no solo por el pecado, sino también (¡aparentemente!) por la rectitud en el momento menos oportuno.
Justo cuando estamos a punto de decir "¡Oh no, Detengan la historia! ¡No dejen que este otro hombre se quede con Rut! Booz le dice al pariente más cercano: "¿Sabes que Noemí tiene una nuera, no?" Así que cuando tengas que hacer el papel de pariente redentor, también debes tomarla como esposa y criar a sus hijos en nombre de su esposo Mahlón. Y entonces, para nuestro gran alivio, el pariente dice, en el versículo 6, que no puede hacerlo. Puede ser que ya esté casado. Sea cual fuere la razón, nos alegramos en el fondo que Booz salga del atasco de las montañas Blue Ridge y vaya a toda velocidad hacia su fiesta de boda, llevando a la bella y joven Rut de su brazo.
Pero hay una nube en el horizonte. Rut es estéril. O al menos, eso parece. En 1:4 nos dijeron que había estado casada durante diez años con Mahlón y no habían tenido hijos. Así que el suspense aún no ha pasado. ¿Podéis ver, pues, por qué dije que la enseñanza que nos deja el libro de Rut es que la vida de una persona devota no es una línea recta hacia la gloria? La vida es una curva tras otra, y nunca sabemos lo que va a venir después. Pero el punto principal de la historia es que lo mejor está aún por llegar. No importa donde estén, si aman a Dios, lo mejor está aún por llegar.
¿Por qué es Noemí el centro de atención?
La nube que se cierne sobre la cabeza de Rut y de Booz está cargada de misericordia, y descarga bendiciones sobre sus cabezas en el versículo 13: "Booz tomó a Rut y ella fue su mujer, y se llegó a ella. Y el SEÑOR hizo que concibiera, y ella dio a luz un hijo" Pero observen cómo el punto de atención en los versículos 14 a 17 no recae sobre Rut ni sobre Booz. La atención recae sobre Noemí y el niño. ¿Por qué?
Hace unos años vino un hombre de aspecto sucio a la oficina de la iglesia a solicitar ayuda. Le pregunté su nombre y me respondió: "Maro, ese es mi nombre, Maro " Pues bien, el nombre de Noemí al comienzo de esta historia era Mara. . . Noemí Mara. Así es como el autor de este libro quería que la conociéramos. Porque el eje del libro es que la vida de una persona devota no es una línea recta hacia la gloria, pero siempre llegan a ella. La historia comenzó con la pérdida que sufre Noemí. Y termina con la ganancia de Noemí. Comienza con la muerte y termina con el nacimiento. Un hijo ¿para quién? EL versículo 17 es el gran destino final de la larga y retorcida carretera de Noemí. Y las mujeres vecinas le dieron un nombre, diciendo: "Le ha nacido un hijo a Noemí". ¡No a Rut! ¡Sino a Noemí! ¿Por qué? Para demostrar que no era cierto lo que Noemí había dicho en 1:21, que el Señor la había devuelto vacía desde Moab. Y si tan sólo aprendiéramos a esperar y a confiar en Dios, se demostraría que todas nuestras quejas contra Dios están equivocadas.
Señales de la misericordiosa obra de Dios en los dolorosos contratiempos
El libro de Rut fue escrito para ayudarnos a ver las señales de la gracia de Dios en nuestras vidas, y para ayudarnos a confiar en su gracia aun cuando las nubes son tan densas que no podemos ver la carretera, y mucho menos los letreros en los lados de la misma. Volvamos atrás y recordemos que fue Dios quien actuó para convertir cada revés en un peldaño hacia la felicidad, y que Dios, en todas nuestras amargas providencias, es quien está trazando un plan para nuestro beneficio.
El don de Rut
Primero, cuando la vida de Noemí parecía derrumbarse en Moab, fue Dios quien le dio a Rut. Esto lo sabemos porque lo expresa en dos versículos. En 1:16 nos dicen que en la base del compromiso de Rut con Noemí se halla el compromiso de Rut con el Dios de Noemí: "Tu Dios será mi Dios". Dios se había ganado la lealtad de Rut en Moab y así, era a Dios a quien Noemí debía el maravilloso amor de su nuera. También en 2:12 se nos dice que cuando Rut llega a Judea con Noemí, ella viene a refugiarse bajo las alas de Dios. Por tanto es a Dios a quien debemos el hecho de que Rut haya abandonado su casa y a su familia para seguir y servir a Noemí. Todo el tiempo ha sido Dios quien convertía los reveses de Noemí en alegría, aun cuando ella no se percataba de Su gracia.
La Reserva de Booz
Segundo, en el capítulo 1 Noemí nos da la impresión de que no hay esperanza de que Rut pueda desposarse y criar hijos para continuar la línea familiar (1:12). Pero mientras tanto Dios le tiene reservado un hombre devoto y acaudalado llamado Booz para llevar a cabo precisamente esto. La razón por la que sabemos que esto era obra de Dios es porque la misma Noemí lo admite en 2:20. Ella acepta que tras el encuentro "casual" de Rut con Booz se encontraba "la bondad de Dios que no ha abandonado a los vivos ni a los muertos". En cada pérdida que los piadosos han de sufrir, Dios ya está planificando su ganancia.
La apertura del vientre de Rut
Tercero, ¿quién fue el que dio a las estériles entrañas de Rut un hijo, para que las mujeres de la localidad pudiesen decir: "Un hijo le ha nacido a Noemí?" Dios le dio el hijo. Miren en 4:11: la gente de la localidad reza por Booz y Rut. Ellos saben que Rut estuvo casada durante diez años y no tuvo hijos. Así que se acuerdan de Raquel, a quien el Señor había abierto su vientre hacía mucho tiempo. Y le rezan al señor para que haga que Rut sea como Raquel y Leah. Y es así como el autor deja muy claro, en el versículo 13, quién fue el que hizo que este niño fuese concebido. "Booz entró en ella, y el Señor hizo que concibiera".
Así que una y otra vez en este libro, es Dios quien estaba actuando en los amargos infortunios de Noemí. Cuando perdió a su esposo y a sus hijos, Dios le dio a Rut. Cuando no podía imaginar a ningún pariente que criara un hijo para la continuación del linaje familiar, Dios le dio a Booz. Cuando la estéril Rut desposó a Booz, Dios le dio un hijo. El eje de la historia está en la vida de Noemí. La vida de una persona devota no es una línea recta hacia la gloria, pero Dios se asegura que lleguen a ella.
¿Es la palabra "Gloria" una exageración?
Quizás crean que la palabra Gloria es un poco exagerada. Después de todo, sólo es un niño. Una abuela sosteniendo a un niño pequeño tras una vida ardua y de mucho sufrimiento. Ah, pero ese no es el final de la historia.
Elevando nuestros ojos al bosque y a las nieves perpetuas
En 1912 John Henry Jowett, por esa época pastor de la quinta iglesia presbiteriana de la ciudad de Nueva York dio clases de predicación en la Universidad de Yale. Hay un pasaje en una de sus charlas en las que describe una gran predicación, y nos da una visión de lo que el autor del libro de Rut estaba haciendo cuando terminó la historia.
Jowett describe al gran predicador como aquel que parece que mira hacia el horizonte, en lugar de mirar a un campo vallado o a un paisaje local. Tiene una maravillosa forma de conectar cada tema con la eternidad pasada y con la eternidad por venir. . . Es como si estuviesen mirando un trozo de madera tallada en una ventana de un pueblo suizo, y levantaran los ojos para ver el bosque donde la madera fue nutrida, y más alto aun, ¡las nieves perpetuas! Si, así era la forma como lo hacía Binney, Dale, Bushnell, Newmann y Spurgeon. Siempre querían detenerse en la ventana del pueblo, pero siempre unían las calles con las alturas, y enviaban sus almas a vagar sobre las eternas colinas de Dios. (The Preacher: His Life and Work, p. 95)
Si la historia de Rut simplemente terminara en un pequeño pueblo de Judea con una abuela abrazando a su nieto, quizás la palabra gloria sería una exageración. Pero el autor no lo deja ahí. El eleva sus ojos hacia el bosque y hacia las nieves en la montaña de la historia de la redención. En el versículo 17 dice simplemente que este niño, Obed, fue el padre de Isaí, e Isaí fue el padre de David. Y de repente comprendemos que todo este tiempo hay algo mucho más grande en perspectiva de lo que somos capaces de imaginar. Dios no estaba simplemente trazando un plan para bendecir a unos pocos judíos en Belén. Estaba haciendo los preparativos para la venida del más grande rey que Israel había tenido, David. Y el nombre de David trae consigo la esperanza del Mesías, la nueva era, paz, rectitud y la liberación del dolor, del llanto, de la tristeza y de la culpa. Esta sencilla y corta historia se ensancha como lo hace un pequeño arroyo cuando llega a un gran rio de esperanza.
La enfermedad de la Trivialidad
Uno de los grandes males de nuestros días es la trivialidad. Las cosas con las cuales la mayoría de la gente pasa su tiempo son completamente triviales. Y lo que hace que esto sea una enfermedad es que nosotros, que fuimos creados a imagen de Dios, estamos hechos para vivir por causas grandiosas. Realmente ninguno de nosotros está satisfecho con las actividades triviales del mundo. Nuestras almas no estarán satisfechas con nimiedades. ¿A qué se debe que en el periódico exista una sección completa dedicada a los deportes, y casi nada dedicada a la historia más grande del universo - el crecimiento y el despliegue de la iglesia de Jesucristo? Es una locura, una verdadera locura, que insignificantes juegos ocupen un papel preponderante en nuestra cultura. Es simplemente una de las muchas señales de que estamos esclavizados por las trivialidades. Vivimos en la tienda del pueblo suizo contemplando las estatuillas de madera, y casi nunca alzamos nuestros ojos para ver el bosque y las nieves perpetuas. Vivimos en una permanente y desesperada lucha por satisfacer nuestro deseo por las cosas triviales. Así que nuestras almas se marchitan. Nuestras vidas son triviales. Y nuestra capacidad de una gran adoración, muere.
La gloriosa obra de Dios a través de la historia
EL libro de Rut nos enseña que el propósito de vida que Dios tiene para su pueblo es el de conectarnos con algo más grande que nosotros mismos. Dios quiere que sepamos que si le seguimos, nuestras vidas serán siempre más significativas de lo que creemos Para los cristianos siempre hay una conexión entre los sucesos corrientes de la vida y las maravillosas obras de Dios a través de la historia. Todo lo que hacemos por mandato de Dios, sin importar lo pequeño que sea, es importante. Forma parte de un mosaico cósmico que Dios pinta para mostrar la grandiosidad de su poder y sabiduría, y a las principados y potestades en los lugares celestiales (Efesios 3:10). La profunda satisfacción de la vida cristiana es que no se abandona a las trivialidades. Para el cristiano, actos como ayudar a una suegra viuda, trabajar en el campo, enamorarse o tener un hijo, están todos ellos, conectadas con la eternidad. Ellos forman parte de algo mucho más grande de lo que aparentan.
Así que la palabra gloria no es demasiado fuerte. La vida de una persona devota no es una línea recta hacia la gloria, pero siempre llegan a ella. – Dios se ocupa de que así sea. Existe una esperanza para nosotros que va más allá del precioso bebé y de la feliz abuela. Si no la hubiera seríamos los más desgraciados entre los hombres. La historia apunta hacia David. Y David apunta hacia Jesús. Y Jesús apunta hacia la resurrección de nuestros cuerpos mortales (Romanos 8:23) cuando "ya no haya más muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado" (Revelaciones 21:4).
Lo mejor está aún por llegar Esta es la inamovible verdad acerca de la vida del hombre y la mujer que siguen a Cristo en la obediencia de la fe. Yo se lo digo a los jóvenes que son fuertes y optimistas, y también se lo digo a los ancianos, a quienes su naturaleza exterior se está deteriorando rápidamente. Lo mejor está aún por llegar
Una parábola del pacto de amor de Dios
Lo vi un viernes en una parábola Me encontraba visitando a unos de nuestros ancianos en un centro de Carolina, y me subí al ascensor con una anciana en una silla de ruedas, que se veía contrahecha y confusa. Movía la cabeza de forma inconsciente, emitía sonidos sin sentido y permanecía boquiabierta. Luego observé que un hombre bien vestido, tal vez de unos sesenta y tantos años, empujaba la silla de ruedas. Me preguntaba quién sería. Y entonces, cuando salíamos todos del ascensor le escuche decir "Ten cuidado con los pies, cariñito"
Cariñito. A medida que caminaba hacia el coche pensé: Si un pacto matrimonial entre un hombre y una mujer puede producir este tipo de fidelidad, compromiso y afecto en esas circunstancias, entonces estoy seguro que bajo los términos misericordiosos y grandes de la nueva alianza con Cristo, Dios no tendrá ninguna dificultad en llamar "cariñito" a Odette McAviney, y a Harold Holmgren, y a Mary Agnes Danielson, y a Ud. y a mi (¡enfermos como estamos!). Y si lo hace, no existe una verdad más inmutable en todo el mundo que esta: Para ellos y para nosotros, lo mejor está aún por llegar. Amén.
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