La Rara Joya del Contentamiento

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English: The Rare Jewel of Contentment

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Por D.A. Carson sobre Contentamiento
Una parte de la serie Southern Cross

Traducción por Susana Jerónimo


Guardado casi en el final de la carta de Pablo a los Filipenses hay un medio versículo que es citado con frecuencia, aunque algunas veces fuera de contexto: 'He aprendido el secreto de estar contento en todas y cada una de las circunstancias' (Filipenses 4:12). En una época de inquietud y malestar producto del desarraigo, nosotros hacemos bien en reflexionar sobre lo que los Puritanos acostumbraban a llamar 'la rara joya del contentamiento cristiano' (cuya expresión, por supuesto, fue el título de un libro de Jeremiah Burroughs). Uno no puede responsablemente tratar el tema en forma completa desde este pasaje, pero sí es un excelente lugar para comenzar. Cinco observaciones nos ayudarán a enfocarnos sobre lo que debemos aprender, con nuestras cabezas y nuestra experiencia, desde esta parte de las Escrituras.

1. Nosotros no debemos inferir que existe un 'secreto' esotérico para el contentamiento cristiano. El NIV (Nueva Versión Internacional) podría darle a Ud. esa impresión: 'Yo he aprendido el secreto de estar contento' –como si se tratara de revelar algo misterioso o secreto que la generalidad de los Cristianos no podría posiblemente descubrir. Yo he aprendido el 'secreto' por el cual los ilusionistas aparentemente 'levitan' a sus ayudantes, y pasan un aro sobre ellos para 'probar' que no hay un dispositivo de suspensión, la mayoría de las personas no saben cual es el 'secreto'. Pero uno no puede responsablemente hablar del 'secreto' del contentamiento en ese mismo sentido. No existe ningún indicio de esta noción en el original. La idea es, más bien, que Pablo ha aprendido como estar contento en todas las circunstancias. El NIV ha parafraseado el pasaje para incluir la palabra 'secreto', pero aunque esta interpretación facilita la lectura, la palabra 'secreto' no reviste ninguna importancia. Lo que este pasaje enfatiza no es del dominio exclusivo de los Cristianos que se hallan en una posición ventajosa, los Cristianos que están uno o dos pasos delante del común del rebaño en virtud de su conocimiento especializado, sino que es algo que se encuentra, en principio, abierto a todos los creyentes.

2. Sin embargo, no todos los Cristianos respiran contentamiento. El mismo Pablo ha aprendido a estar contento, a través del curso de su muy diverso ministerio. La palabra operativa es 'aprendido': 'Yo sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido el secreto de estar contento en todas y cada una de las circunstancias, tanto de estar saciado o de tener hambre, de tener abundancia o sufrir necesidad' (4: 12). En el discurrir de su argumento, Pablo nos da a entender con toda seguridad que él ha 'aprendido' el contentamiento al vivir períodos de prosperidad y períodos de pobreza. Él no está sugiriendo, por supuesto, que todos los que pasen por esas circunstancias aprenderán a estar contentos. Pero él está sugiriendo que él sí ha aprendido el contentamiento, con la providencia de Dios, a través de las diversas circunstancias que ha experimentado. No es difícil entender el porqué. El pagano rico o el laico rico es difícil que estén contentos, el Cristiano rico puede lograr una cierta clase de contentamiento, al estar honestamente agradecido a Dios por todos los buenos regalos que él o ella disfrutan. Pero será muy trabajoso para tales Cristianos sentirse instantáneamente contentos si ellos son despojados de sus posesiones materiales. Aún si son lo bastante maduros para evitar preguntarse si están siendo castigados, además de añorar el pasado, ellos tienen que realizar enormes ajustes.

Por otra parte, los creyentes realmente pobres, aún si por la gracia de Dios han evitado los celos, y han aprendido a deleitarse en la provisión de Dios a sus necesidades, y pensar más agradablemente de las glorias por venir en el nuevo cielo y en la tierra precisamente porque su atención no ha sido desviada por los brillos terrenales, pueden preocuparse si de pronto vuelven a ser ricos. Ellos pueden sentirse avergonzados por esto, ellos pueden sentirse culpables. Por extraño que parezca, ellos estaban contentos cuando eran pobres, ahora ya no lo están más.

Yo recuerdo a un misionero que había retornado a Canadá alrededor de 1950. El había estado en China un par de décadas. Él y su numerosa familia fueron confinados por los japoneses, y sufrieron enormemente. Liberados al final de la Segunda Guerra Mundial, ellos continuaron con su ministerio en circunstancias extraordinariamente difíciles hasta que fueron expulsados por los comunistas chinos, siendo uno de los últimos misioneros occidentales que fue echado. Pero cuando retornó a Canadá, en lugar de asumir el pastorado de una de las muchas iglesias que lo requerían, el fue a trabajar, durante dos años, como trabajador manual en el ferrocarril. El me contaba, años más tarde, que siento la necesidad de tener un período de reajuste para no ser demasiado crítico de los Cristianos canadienses que nunca habían tenido que sufrir las privaciones que él y su familia habían soportado, pero quienes ciertamente se enfrentaban a una serie de desafíos y tentaciones acerca de los cuales el sabía muy poco. Posteriormente él sirvió muy provechosamente como pastor por casi tres décadas. Él era un hombre sabio: el sabía que el contentamiento cristiano ha menudo tiene que ser aprendido desde los dos extremos, la abundancia y la necesidad.

3. Claramente, lo menos que Pablo está diciendo es que su contentamiento cristiano es independiente de las circunstancias físicas. Su contentamiento no depende de la abundancia, ni aún, por una cierta espiritualidad invertida, de las privaciones. El punto es que su contentamiento es independiente de sus circunstancias físicas. Los Filipenses habían observado algo de la remarcable madurez de Pablo en este aspecto cuando él visitó por primera vez su ciudad. Arrestados y apaleados, él y Silas, con sus piernas en cepos, cantaban alabanzas a Dios a la medianoche, en desafío de la acostumbrada expectativa. Sin duda en este caso ellos juzgaban sus sufrimientos como una insignia de honor, como lo hicieron los apóstoles originales cuando ellos se consideraron dignos de padecer la afrenta por su Nombre (Hechos 5:41). Pero el contentamiento de Pablo no lo abandona aún cuando él está pasando por un momento de relativa abundancia o relativa pobreza. En este pasaje, Pablo no declara explícitamente que lo hace seguir adelante.

Pero echando una mirada sobre la epístola en su totalidad, nosotros descubrimos numerosas pistas. Su pasión es conocer a Cristo, el poder de su resurrección y la participación en sus sufrimientos (3: 10). Él ciertamente reconoce que sirve como modelo para los creyentes de todas las iglesias (3: 17). Habiendo recibido tanto beneficio del evangelio (2: 1-4), el reconoce su obligación de seguir a Cristo incondicionalmente, y especialmente seguirlo en una actitud fundamental que no está basada en derechos y privilegios sino que espera la vindicación final de Dios (2:5-11). De hecho, lo que Pablo espera ansiosamente no es otra ronda de riqueza material, sino el retorno de Cristo, que un día transformará nuestros humildes cuerpos y serán igual a su glorioso cuerpo (3:20-21).

Con estas perspectivas, es completamente entendible que Pablo esté contento en cada circunstancia. Su contentamiento no puede ser comprado por circunstancias externas pasajeras, porque todas sus esperanzas y todo su corazón están sujetos a las realidades de esta meta oculta. Sin duda nosotros podríamos encontrar otras razones en sus cartas relacionadas al motivo por el cual Pablo expresa esta posición. Por ejemplo, él claramente cree que Dios controla en toda su soberanía, y se puede confiar en que actúa no solo para su propia gloria sino también para el beneficio de su propia gente, sin importar cuan sombrías parezcan sus circunstancias presentes (Romanos 8:28).

De esto se puede inferir que el pasar a través de diversas circunstancias en la vida no será usado por Dios para convertirnos en creyentes de Jesucristo totalmente contentos, sin tener en cuenta nuestras circunstancias físicas, a menos que al mismo tiempo nuestras esperanzas y aspiraciones sean esperanzas evangélicas, aspiraciones centradas en Cristo.

4. La resolución de Pablo esta enfocada en Dios que lo fortalece. (4: 13). Después de insistir que el conoce como estar contento en todas las circunstancias, Pablo escribe, 'Todo lo puedo en Cristo que me fortalece ' (4: 13).

Es importante reconocer lo que este versículo no dice.

Pablo no afirma que puede comprender todo acerca de la física nuclear o los ciclos de vida de las tortugas marinas, que puede caminar sobre el agua o construir un reactor nuclear, a través de Cristo quién le da la fuerza. Ni da aquí ninguna garantía para manipular a la gente para que haga cosas que probablemente no debería estar haciendo. Uds. conocen la clase de situaciones que tengo en mente: el líder cristiano que insiste a la señorita Brown para que enseñe a una clase de grado para varones (aunque ella sienta que no tiene el talento ni la vocación) basándose en que todo lo puede realizar con la fortaleza de Cristo. Sin duda el 'todo' es tan amplio como lo que Dios realmente desea que hagamos. Pero el 'todo' de Pablo está limitado por el contexto: él puede vivir en contentamiento sin tener en cuenta su comodidad, en toda circunstancia, a través de Cristo que le da fuerza.

Esta última cláusula es la más importante. Pablo no reclama que él puede vivir en contentamiento porque tiene la suficiente experiencia, o la suficiente disciplina, o la suficiente espiritualidad. Él reconoce que su resolución y madurez en este tema del contentamiento depende completamente en Cristo. Sin la fuerza de Cristo, las distintas experiencias de Pablo serían inadecuadas para hacer de él una persona contenta. Esto es nada más que una precisa defensa de lo que el apóstol antes nos ha enseñado en su carta: donde las virtudes cristianas abundan, donde la resolución cristiana prevalece, allí nosotros encontramos evidencia que Dios está trabajando en su gente de tal forma que ellos lo quieran y actúen de acuerdo a su buen propósito (2: 12-13).

5. La actitud de Pablo no debe ser confundida con una estoica independencia de las circunstancias. Pablo esta comprometido emocionalmente así como intelectualmente: leer, por ejemplo, el patetismo emocional que caracteriza sus relaciones con los creyentes filipenses, incluso en sus oraciones por ellos (p.ej.1:3-8). Aún en este contexto en Filipenses 4, Pablo les está agradeciendo por su reciente regalo (4: 10), e insistiendo que cuando él expresa su agradecimiento no está subrepticiamente insinuando que le envíen más (4: 11). Al contrario: él no podría estar pidiendo algo más, cuando él está contento como está (4: 12-13). En cualquier caso, él está más interesado en que la bendición de Dios descienda sobre ellos porque su generosidad es el verdadero regalo (4: 17).

Lo que esto sugiere es que el contentamiento cristiano de Pablo nunca debe ser confundido con una adusta, rígida y estoica resolución, o con una desapasionada, actitud distante y no comprometida, que algunos confunden con el artículo genuino. Este es apasionadamente centrado en Cristo; diligentemente busca lo bueno de otros creyentes; es desplegado en un contexto del más tierno amor por ellos.

Ruego a Dios que la rara joya del contentamiento cristiano se convierta en menos rara.



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