Exégesis bíblica/Procedimientos
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Revisión de 18:39 13 jul 2011
Por John Piper
sobre Interpretación Bíblica
Capítulo 3 del Libro Exégesis bíblica
Traducción por Desiring God
Alcanzar las metas inmediatas de la exégesis simplemente signifi ca leer bien. Es por ello que el excelente libro de Mortimer Adler puede ser titulado Como Leer un Libro.[1] Y por ello es que Pablo dice:
En vista de lo cual, leyendo, podréis comprender mi discernimiento del misterio de Cristo. (Efesios 3:4)
Los principios de exégesis Bíblica son simplemente los principios de una buena lectura. Ellos son los que cada escuela básica y media deberían estar enseñando sobre todo lo demás; lo que los escolásticos pensaban en términos de gramática, dialéctica y retórica.[2]
Veo cinco pasos que hay que atravesar en el camino para entender de un texto expositivo en el Nuevo Testamento.
Contenido |
Encontrando un texto fi able
No podemos comenzar a estudiar la intención de un autor hasta que no tengamos un texto que se corresponda substancialmente con lo que el autor en realidad escribió. Esto signifi ca que para los lectores del griego, el criticismo textual[3] es fundamental para toda exégesis confi able. Aquellos que no pueden leer el griego tienen que depender no solo de los críticos textuales, sino también de los traductores. Sin el conocimiento del griego, lo mejor que puede hacer un intérprete es entender la intención del traductor y entonces confi ar de que esta corresponde a la intención del autor original. Es por tanto la incumbencia de los intérpretes de la Biblia en español encontrar una traducción confi able. ¡Pero aquellos que prueban el regocijo del descubrimiento teológico a través de una cuidadosa exégesis gramatical, nunca serán satisfechos hasta que puedan tomar plenamente de la fuente original!
Viniendo a los términos de un autor
El segundo paso es descubrir lo que el autor quiere decir con sus palabras y frases. Debido a que cualquier palabra o frase puede tener más de un signifi cado, nuestra tarea es determinar con precisión cual es el signifi cado que el autor pretende en cada palabra y frase. Adler llama a una palabra o frase “término,” especialmente cuando es usada con un signifi cado determinado en un contexto dado.[4] “Viniendo a los términos” es lo que nosotros hacemos cuando descubrimos cual es el signifi cado determinado.
No podemos venir a los términos con un autor Bíblico al observar sus palabras en un diccionario, ni siquiera en un diccionario Griego. Un diccionario le puede dar una lista de posibles signifi cados, pero no especifi ca cual es exactamente el signifi cado que una palabra tiene en un texto dado. ¿Cómo entonces venimos a términos? Adler responde correctamente. Tenemos que descubrir el signifi cado de una palabra en su contexto, el cual ya entendemos. Esto es cierto sin importar cuán circular pudiera parecer este pensamiento al principio.[5] La única manera de saber cuando la palabra griega zelos signifi ca “celo” o cuando signifi ca “celoso” es por el contexto en el cual ocurre.
Adler llama este método “razonamiento circular” porque nos encontramos caminando en círculos en el notorio círculo hermenéutico, a saber: las palabras sólo pueden ser entendidas a partir de su contexto. Un contexto no es más que palabras y frases que también deben ser entendidas. El hecho de que todos nos comunicamos con palabras todos los días, con un alto grado de éxito, muestra que el círculo hermenéutico no es tan vicioso como suena. La mayoría de palabras, frases y patrones sintácticos son, en cierto grado, autónomos. Algunos aspectos siguen siendo los mismos independientemente del contexto.[6] Debemos hacer todo lo posible para comprender el contexto en el que está una palabra, de tal manera que, atribuyamos a la misma el único signifi cado que el autor quiso transmitir por medio de ella.
Entendiendo las proposiciones
Las palabras empiezan a transmitir signifi cados determinados sólo al considerarse como parte de una proposición. Proposiciones son los elementos básicos de un texto. El tercer paso en la lectura de un texto es entender cada proposición. Obviamente, de lo que hemos visto, el segundo y el tercer paso se relacionan entre sí, no de manera secuencial, sino de manera recíproca. El uno es seguido por el otro y es una ayuda para el logro del otro.
Una proposición es una simple afi rmación acerca de algo. La palabra “Jesús” no transmite ningún signifi cado en particular cuando se ve por si sola. Pero cuando decimos “Jesús lloró,” un claro signifi cado es transmitido porque esta declaración es una proposición. Con el fi n de entender las proposiciones, debemos saber al menos los rudimentos de la gramática y la sintaxis. Las proposiciones sólo tienen signifi cado porque son puestas juntas de acuerdo a las normas establecidas. No podemos comunicarnos si desobedecemos todas las reglas. “Pablo cargó la canasta” y “la canasta cargó a Pablo” son dos proposiciones que poseen exactamente las mismas palabras, pero transmiten signifi cados distintos. Hay una regla sintáctica en español que dice que el sujeto de una oración precede al verbo. Un nuevo juego de reglas deben ser aprendidas cuando queremos leer el Nuevo Testamento griego. Pero sea que leamos el Nuevo Testamento griego o en inglés [o en español], debemos recurrir a las reglas apropiadas de la gramática si queremos entender el signifi cado de las proposiciones de un autor.
Mucho de la palabra de Dios permanece sin ser escuchada hoy porque algunas personas devotas piensan que es poco espiritual mirar con atención a los sujetos, objetos, modifi cadores y antecedentes en una oración Bíblica. A otros, por otro lado, nunca se les ha enseñado tales cosas.[7]
Relacionando las proposiciones unas con otras
Tras el dominio de la sintaxis de una proposición, y viniendo a los términos de las palabras en el mismo, todavía no podemos comprender su signifi cado. Así como las palabras derivan el signifi cado de su uso en una proposición, así también una proposición recibe el signifi cado preciso de su uso en relación a las otras proposiciones.
Por ejemplo, en Colosenses 2:21, Pablo dice: “No manipules, ni gustes, ni toques.” Tomadas por separado, estas tres proposiciones sugerirían que Pablo esta prescribiendo ciertas reglas de conducta. Eso seria un gran malentendido. La proposición anterior, la pregunta retórica del verso 20 dice: “¿Por qué os sometéis a preceptos tales como?” Así que, lo que Pablo quiere decir es totalmente lo contrario a lo que estas tres proposiciones del verso 21 parecerían decir al ser separadas de su contexto. Lo que él quiere decir es: Tengan cuidado con regulaciones tales como: “No manipules, ni gustes, ni toques.”
Otro ejemplo lo tenemos en Filipenses 2:12: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.” Esta proposición no será correctamente construida a menos que sea vista en relación a la cláusula que sigue: “Porque Dios es el que produce en vosotros el querer como el hacer por su buena voluntad.” (Filipenses 2:13) Toda una teología cuelga de cómo relacionamos estas dos proposiciones. Si hacemos de la segunda cláusula el resultado de la primera, entonces la acción santifi cadora de Dios depende de nuestro trabajo. Si hacemos la segunda cláusula el fundamento de la primera, entonces nuestros esfuerzos hacia la santidad son iniciados por, y posiblemente solo porque, Dios está listo para trabajar en nosotros. Pablo no deja lugar a dudas cuando une dos cláusulas con la conjunción gar o “porque.” La obra de Dios en nosotros es el motivo y el poder de nuestro trabajo.
El punto de ver las proposiciones relacionadas no es simplemente aclarar el signifi cado de cada proposición, sino que también nos ayuda a atrapar la corriente del autor. Es una revelación transformadora descubrir que Pablo, por ejemplo, no hizo simplemente una colección de pronunciamientos divinos, sino que también argumentó. Esto signifi ca todo un nuevo enfoque de lectura bíblica. Ya no sólo leemos y memorizamos los versos, sino que además comprendemos y memorizamos los argumentos. Se trataba de encontrar el punto principal de cada unidad literaria y luego ver la manera en que cada proposición encaja para desarrollarse y apoyar el punto principal.
Para cargar este paso de pensamiento exegético, necesitamos dos cosas: Primero, necesitamos conocer los tipos de relaciones que puedan existir entre las proposiciones. El no conocer como los pensamientos se relacionan unos con otros es un gran obstáculo para entender como las proposiciones forman unidades complejas de signifi cado. Si solo tenemos una idea vaga de como dos proposiciones están relacionadas, estamos obstaculizados porque no conocemos como poner nuestro entendimiento dentro de las palabras. Necesitamos una lista de relaciones lógicas posibles, con nombres descriptivos, de tal manera que podamos usarlas cuando discutimos el signifi cado de un texto.
También necesitamos algún tipo de método o herramienta que nos ayude a mantener un argumento largo o complejo en nuestra mente. Para la mayoría de nosotros, es imposible sostener en nuestras mentes las complejas interrelaciones de un argumento desarrollado en la parte superior de una página, mientras estamos luchando para ver cómo las proposiciones en la parte inferior de la página concuerdan. Puede ser que el argumento anterior es la clave para la posterior. Por lo tanto, debemos encontrar una forma de preservar, en un breve espacio, las interrelaciones de la línea de argumento progresivo de un autor. De lo contrario será casi imposible comprender la totalidad y la unidad de lo que quiere decir.
Estas son las dos cosas necesarias para trazar el hilo de pensamiento de un autor. En el currículo no publicado de hermenéutica de Daniel Fuller, Plan de Estudio Hermenéutico, (Chapter 4)[8] encontraremos un método que responde a estas dos necesidades. Este libro de interpretación del Nuevo Testamento proporciona algo esencial en la interpretación: una forma de ver el enredado desarrollo del pensamiento de un autor en su complejidad y unidad. Lo que ha llegado a ser conocido como “arqueo,” ha demostrado ser una de las más fructíferas herramientas exegéticas. Sus principios aseguran todo mi enfoque en la interpretación bíblica.
No hemos de reproducir todo el capítulo del libro de Fuller con relación a las interrelaciones de las proposiciones, pero lo condensaremos y proveeremos algunas ilustraciones de su aplicación.
Las relaciones entre las proposiciones caen dentro de dos grandes grupos: Relaciones coordinadas y relaciones subordinadas. Dos cláusulas tienen una relación coordinada si una no soporta a la otra en alguna manera, sino que cada una es independiente y hace su propia contribución dentro del todo. Por ejemplo:
Yo fui al correo, y recogí a mi esposa de camino a casa.
Estas dos proposiciones no se sustentan la una con la otra, sino que describen una serie de cosas que se hicieron.
Una cláusula tiene una relación subordinada con otra cláusula si la sustenta en alguna manera. Por ejemplo:
Yo fui al correo porque tenía que enviar una carta.
Aquí la proposición, “porque tenía que enviar una carta,” está subordinada a la cláusula principal, “yo fui al correo.” Esta sustenta a la cláusula principal dándole el fundamento o causa del porque ir al correo.
Hay un número de subclases debajo de estas dos clases. Los arcos siguientes representan grupos de proposiciones. Los símbolos entre o dentro de los arcos son abreviaturas para la clase de relación que existe entre las proposiciones simbolizadas.
- ↑ Mortimer Adler y Charles Van Doren, How to Read a Book, rev. ed. (New York: Simon y Schuster, 1972).
- ↑ Para un ensayo esplendido de como el sistema educacional moderno ha abandonado su verdadera tarea de enseñar a las personas a como aprender. Ver Dorothy Sayers, “The Lost Tools of Learning” in A Matter of Eternity, ed. Rosemary Kent Sprague (Grand Rapids: Williams B. Eerdmans Pub. Co., 1973), pp. 107-135.
- ↑ Criticismo textual es la ciencia dedicada a la reconstrucción, a partir de cientos de manuscritos preservados, de un texto del Nuevo Testamento (y del Antiguo Testamento) que se aproxime lo más posible a lo que los autores escribieron originalmente. Para un tratamiento en profundidad de cómo los críticos trabajan y la historia de la disciplina, véase Bruce M. Metzger, The Text of the New Testament: Its Transmission, Corruption and Restoration (New York: Oxford University Press, 1969). Para un breve tratamiento, véase George Ladd, The New Testament and Criticism (Grand Rapids: William B. Eerdmans Pub. Co, 1967), capítulo tres. Aparte de las herramientas en el griego del Nuevo Testamento, la ayuda más práctica para hacer juicios críticos del texto es Bruce Metzger, A Textual Commentary on the Greek New Testament (New York: United Bible Societies, 1995) lo que explica porque la versión del Nuevo Testamento Griego de las Sociedades Bíblicas ha hecho las opciones textuales que tiene.
- ↑ How to Read a Book, pp. 96-113.
- ↑ Ibid. p. 107.
- ↑ E.D. Hirsch, Validity in Interpretation (New Haven: Yale University Press, 1967) p. 76f. Este es uno de los más importantes libros sobre hermenéutica. Este da la formulación clásica del círculo hermenéutico y por qué “es menos misterioso y paradójico que muchos en la tradición hermenéutica alemana la han hecho ser.”
- ↑ Tal vez valga la pena recordar que no tendríamos el Nuevo Testamento si los escritores apostólicos no hubieran gastado la energía intelectual, como los niños, para aprender gramática y sintaxis griega y, como adultos, para componer gramaticalmente prosa inteligible.
- ↑ El método de Fuller ha sido descrito claramente en el libro de Tom’s Schreiner Interpreting the Pauline Epistles (Grand Rapids: Baker Book House Co, 1990), capítulo seis.
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