Dios no se arrepiente como el hombre

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Después que Saúl desobedece, Dios dice, “Lamento [=me arrepiento] haber hecho rey a Saúl, porque ha dejado de seguirme y no ha obedecido Mis mandamientos” (1 Samuel 15:11).  Algunos han argumentado que desde que Dios se “arrepiente” de cosas que ha hecho, significa por consiguiente, que Él no pudo haber previsto lo que iba a ocurrir.  Además, ¿por qué se lamentaría o se arrepentiría, si Él conoció con anterioridad la consecuencia de su decisión?
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Sin embargo, este no es un argumento convincente contra el conocimiento previo de Dios.  Primero que todo, este argumento asume que Dios no se lamentaría sobre una situación que Él mismo escogió llevar a cabo.
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Esto no ocurre en la dimensión o experiencia humana; más importante aún, el corazón de Dios es capaz de soportar confusas combinaciones de emociones infinitamente más complejas que las nuestras.  Él bien pudo ser capaz de lamentarse sobre algo que escogió causar.
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No sólo eso, Dios pudo también ser capaz de mirar atrás al mismo momento de causar algo y lamentar ese acto en un aspecto, mientras le afirmaba como el mejor en otro sentido.  Por ejemplo, si yo le doy una nalgada a mi hijo por un acto deliberado de desobediencia y él sale corriendo lejos de casa porque lo castigué, puedo sentir remordimiento por haberlo golpeado – no en el sentido de que desapruebe lo que hice, pero si, en el sentido de sentir pena porque las nalgadas fueron parte necesaria de una sabia manera de tratar con esta situación, y de que le llevó a huir.  Si tuviera la oportunidad de repetir la situación de nuevo, todavía le daría las nalgadas.  Fue lo correcto, aun sabiendo que una consecuencia sería la enajenación o aislamiento por un tiempo. Yo apruebo las nalgadas y al mismo tiempo me arrepiento de ellas.  Si tal combinación de emociones puede acompañar mis propias emociones, no es difícil imaginar que la mente infinita de Dios pueda ser capaz de pasar por algo similar.
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Ahora la pregunta es: ¿Enseña la Biblia que Dios lamenta algunas de sus decisiones en el sentido que he descrito anteriormente (lo cual no implica que Él es ignorante de las consecuencias futuras), o enseña la Biblia que Dios lamenta algunas de sus decisiones porque Él no vio lo que iba a ocurrir?
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La respuesta es dada más adelante en 1 Samuel 15.  Después que Dios dice en el verso 11, “Lamento haber hecho rey a Saúl”  Samuel dice en el verso 29, para aclarar, “La Fuerza de Israel no miente ni se arrepiente: porque Él no es hombre para que se arrepienta” (RV). El punto de este verso parece ser que, aun cuando hay un sentido en el que Dios se arrepiente (verso 11), hay otro sentido en el cual Él no se arrepiente (verso 29).  La diferencia sería naturalmente que el arrepentimiento de Dios ocurre a pesar de su perfecto conocimiento previo, mientras que el arrepentimiento humano ocurre porque nos falta ese conocimiento previo.  La forma de “arrepentimiento” de Dios es aplicable sólo a Dios: “Dios no es hombre para que se arrepienta” (de la forma en que un hombre se arrepiente en su ignorancia del futuro).
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Dios es capaz de sentir pena por un hecho malo y doloroso visto de antemano, y aun así, continuar con el por razones sabias.  De la misma forma, cuando él vuelve atrás sobre este acto, puede sentir pena por el acto que llevó a consecuencias tristes, como fue la desobediencia de Saúl.
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Por consiguiente tenemos nuestra arma preciosa en el verso de Números 23:19 – “Dios no es un hombre, para que mienta, tampoco hijo de hombre para que se arrepienta; Él ha dicho, ¿y no hará? Él habló, y ¿no lo ejecutará?  Digo que es precioso, porque aquí el compromiso de Dios a sus promesas reposa en que no se arrepiente como lo hace el hombre.  En otras palabras, las promesas de Dios no están en peligro porque Dios puede prever todas las circunstancias, Él sabe que nada de lo que ocurrirá podrá causar que se retracte.
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Descansando en la seguridad de todas las promesas conocidas de Dios,
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Pastor John

Última versión de 03:22 23 jul 2011

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English: God Does Not Repent Like a Man

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Por John Piper sobre El Previo Conocimiento de Dios
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Traducción por Faudy Gonzalez


Después que Saúl desobedece, Dios dice, “Lamento [=me arrepiento] haber hecho rey a Saúl, porque ha dejado de seguirme y no ha obedecido Mis mandamientos” (1 Samuel 15:11). Algunos han argumentado que desde que Dios se “arrepiente” de cosas que ha hecho, significa por consiguiente, que Él no pudo haber previsto lo que iba a ocurrir. Además, ¿por qué se lamentaría o se arrepentiría, si Él conoció con anterioridad la consecuencia de su decisión?

Sin embargo, este no es un argumento convincente contra el conocimiento previo de Dios. Primero que todo, este argumento asume que Dios no se lamentaría sobre una situación que Él mismo escogió llevar a cabo.

Esto no ocurre en la dimensión o experiencia humana; más importante aún, el corazón de Dios es capaz de soportar confusas combinaciones de emociones infinitamente más complejas que las nuestras. Él bien pudo ser capaz de lamentarse sobre algo que escogió causar.

No sólo eso, Dios pudo también ser capaz de mirar atrás al mismo momento de causar algo y lamentar ese acto en un aspecto, mientras le afirmaba como el mejor en otro sentido. Por ejemplo, si yo le doy una nalgada a mi hijo por un acto deliberado de desobediencia y él sale corriendo lejos de casa porque lo castigué, puedo sentir remordimiento por haberlo golpeado – no en el sentido de que desapruebe lo que hice, pero si, en el sentido de sentir pena porque las nalgadas fueron parte necesaria de una sabia manera de tratar con esta situación, y de que le llevó a huir. Si tuviera la oportunidad de repetir la situación de nuevo, todavía le daría las nalgadas. Fue lo correcto, aun sabiendo que una consecuencia sería la enajenación o aislamiento por un tiempo. Yo apruebo las nalgadas y al mismo tiempo me arrepiento de ellas. Si tal combinación de emociones puede acompañar mis propias emociones, no es difícil imaginar que la mente infinita de Dios pueda ser capaz de pasar por algo similar.

Ahora la pregunta es: ¿Enseña la Biblia que Dios lamenta algunas de sus decisiones en el sentido que he descrito anteriormente (lo cual no implica que Él es ignorante de las consecuencias futuras), o enseña la Biblia que Dios lamenta algunas de sus decisiones porque Él no vio lo que iba a ocurrir? La respuesta es dada más adelante en 1 Samuel 15. Después que Dios dice en el verso 11, “Lamento haber hecho rey a Saúl” Samuel dice en el verso 29, para aclarar, “La Fuerza de Israel no miente ni se arrepiente: porque Él no es hombre para que se arrepienta” (RV). El punto de este verso parece ser que, aun cuando hay un sentido en el que Dios se arrepiente (verso 11), hay otro sentido en el cual Él no se arrepiente (verso 29). La diferencia sería naturalmente que el arrepentimiento de Dios ocurre a pesar de su perfecto conocimiento previo, mientras que el arrepentimiento humano ocurre porque nos falta ese conocimiento previo. La forma de “arrepentimiento” de Dios es aplicable sólo a Dios: “Dios no es hombre para que se arrepienta” (de la forma en que un hombre se arrepiente en su ignorancia del futuro).

Que Dios diga, “Lamento haber hecho rey a Saúl” no es lo mismo que decir, “No lo haría rey si tuviera que hacerlo de nuevo”. Dios es capaz de sentir pena por un hecho del que conoció el mal y el dolor, y sin embargo, seguir a Dios es capaz de sentir pena por un hecho malo y doloroso visto de antemano, y aun así, continuar con el por razones sabias. De la misma forma, cuando él vuelve atrás sobre este acto, puede sentir pena por el acto que llevó a consecuencias tristes, como fue la desobediencia de Saúl.

Por consiguiente tenemos nuestra arma preciosa en el verso de Números 23:19 – “Dios no es un hombre, para que mienta, tampoco hijo de hombre para que se arrepienta; Él ha dicho, ¿y no hará? Él habló, y ¿no lo ejecutará? Digo que es precioso, porque aquí el compromiso de Dios a sus promesas reposa en que no se arrepiente como lo hace el hombre. En otras palabras, las promesas de Dios no están en peligro porque Dios puede prever todas las circunstancias, Él sabe que nada de lo que ocurrirá podrá causar que se retracte.

Descansando en la seguridad de todas las promesas conocidas de Dios,

Pastor John


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