Tratados como a Hijos
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Revisión de 15:32 12 mar 2012
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Perseverancia de los Santos
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Silvana Enriqueta Mellino
“Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?” (Heb. 12:7)
-Hebreos 12:7
Hace dos mil años, la audiencia original de la epístola a los hebreos descubrió que sufría por su fe. Sin embargo, en lugar de soportar con orgullo los sufrimientos por Cristo, algunos pensaron en abandonar a Jesús y regresar al antiguo pacto. Se habían olvidado de la resistencia que debían tener en medio de sus terribles experiencias.
Para aquellos en la audiencia con verdadera fe, esta falta de memoria sería sólo temporaria. Los elegidos tienen asegurada su salvación. Pueden dudar de su fe, pero regresarán a ella antes del final. La pondrán en práctica nuevamente, y al hacerlo, preservarán sus almas (v.39). Sin embargo, es necesario hacerles acordar a los elegidos acerca de la resistencia para que dejen la duda y continúen con amor y fe renovados.
La resistencia solo viene si ponemos los ojos en Jesús, Autor y Consumador de nuestra fe (12:2). Sólo viene mientras consideremos que Jesús fue aquel que soportó mucho sufrimiento y aún así continuó porque Él buscaba gloria futura (v.3). Si nos apartamos de la mirada del Señor, no resistiremos.
Cuando ponemos los ojos en el Señor, podemos descubrir, al igual que la audiencia original de los hebreos, que Dios, a veces, nos trae sufrimientos a nuestras vidas con el fin de disciplinarnos. El pasaje de hoy nos cuenta que la audiencia original estaba sufriendo porque Dios los estaba disciplinando al igual que un padre lo hace con su hijo (v.7). Cuando Su pueblo se descarría o se encuentra en peligro de descarriarse, Dios traerá sufrimiento a menudo con el propósito de renovar su lealtad.
Pese a que Dios nos disciplina por los pecados cometidos, no necesariamente deberíamos compararlo con un castigo por venganza. Los comentaristas están de acuerdo en que los elegidos no son castigados cuando están siendo disciplinados porque Cristo ya ha sido castigado en su lugar. De hecho, si Dios fuera realmente a castigar a aquellos con verdadera fe, no podrían soportarlo.
Cuando el pueblo de Dios está disciplinado, no está castigado en el sentido más estricto, ya que ser castigado significaría que seríamos enviados al infierno. Sin embargo, no deberíamos pensar que la disciplina no es real o que a Dios jamás se lo puede disgustar con nuestros pecados. Dios sí nos disciplina realmente. Él, en verdad, nos castiga al traernos penurias a nuestras vidas para que nos arrepintamos de nuestros pecados ante Él. En realidad, Él hace todas estas cosas para que comprendamos la gravedad de nuestro pecado y la misericordia que Él confiere a Sus hijos.
Coram Deo
Los buenos padres terrenales siempre aman a sus hijos aún cuando a veces se disgusten con ellos. Así también lo hace Dios. Siempre ama a Sus elegidos aunque a veces lo disgusten a Él. Examina tu vida y fíjate si tu trabajo o relaciones son desagradables a Dios. Si es así, toma las medidas necesarias para poder mejorarlas y lograr que a Dios le sean agradables.
Pasajes para un Estudio Adicional
2 Samuel 11
Proverbios 16:7 2
Corintios 5:9–10 1
Tesalonicenses 2:3–4
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