El Fruto de la Esperanza: Constancia
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Revisión de 18:09 14 may 2012
Por John Piper
sobre Esperanza
Una parte de la serie Hope in God!
Traducción por Javier Matus
1 Tesalonicenses 1:2-3
Damos siempre gracias a Dios por todos ustedes, haciendo memoria de ustedes en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de nuestra fe, del trabajo de nuestro amor y de su constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
En 1 Tesalonicenses 1:3, Pablo da gracias a Dios que la fe ha producido el trabajo y el amor ha producido el trabajo y la esperanza ha producido constancia. Si usted toma esas palabras por sí mismas, posiblemente trataría a la fe, la esperanza y el amor como fuerzas psicológicas muy generales, que tienen efectos inevitables sobre la productividad y durabilidad. Podría decir, por ejemplo, que la fe por sí misma produce el trabajo duro, y el amor por la familia produce el trabajo para ganarse la comida, y la esperanza para la victoria produce paciencia para terminar la carrera. Y, por supuesto, eso sería cierto. Pero no sería cristiano. No sería de ningún valor espiritual o eterno. No sería lo que Pablo está hablando aquí.
Cuando Pablo habla de la fe que produce trabajo y el amor produce trabajo y la esperanza produce la constancia, tiene en mente algunas transacciones cristianas, espirituales y muy definidas entre nosotros y Dios—Dios Padre, Dios Hijo y Dios el Espíritu Santo.
Fe, Esperanza y Amor y la Trinidad
Note como Pablo vincula la vida cristiana de fe y de amor y de esperanza a cada miembro de la Trinidad Cristiana:
La Relación con Dios el Hijo
Primero, observe la relación con Dios Hijo: al final del versículo 3 la fe y el amor y la esperanza son "en nuestro Señor Jesucristo." Pablo no está describiendo principios psicológicos generales, sino que está describiendo efectos espirituales particulares al estar en relación con una Persona viviente en particular, Jesucristo. La fe y el amor y la esperanza que están "en nuestro Señor Jesucristo" producen un tipo particular de trabajo y obra y constancia que cuentan para la eternidad, ya que provienen de Cristo y honran a Cristo.
La Relación con Dios Padre
Segundo, observe la relación de estas cosas con Dios Padre. Al principio del versículo 3 es a Dios Padre quien Pablo da gracias por la fe y el amor y la esperanza que los tesalonicenses tienen: "acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro…" Así que, evidentemente, Dios Padre ha sido fundamental al producir esta fe y amor y esperanza, ya que a Él se le agradece.
Pero en el versículo 4, la relación con Dios el Padre es aún más específica. El versículo 4 enseña que si la fe en Cristo produce la obra, y el amor en Cristo produce el trabajo, y la esperanza en Cristo produce constancia, esto es clara evidencia de que los tesalonicenses han sido elegidos por Dios. El versículo 4 se conecta con el versículo 3 de esta manera: "Damos gracias por su fe y amor y esperanza porque (por esto), sabemos, hermanos amados por Dios, que Él los ha elegido." Sabemos que ustedes están entre los elegidos de Dios por los frutos de su fe y amor y esperanza.
La Relación con Dios Espíritu Santo
Tercero, observe la relación con Dios Espíritu Santo. Los versículos 5 y 6 hacen clara la conexión. "Pues nuestro evangelio no llegó a ustedes en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre." Así que el cambio en la vida de estas personas no es única evidencia de que son elegidos por Dios Padre, como dice el versículo 4, es también evidencia de que el Espíritu Santo estaba obrando poderosamente dentro de ellos.
El versículo 6 detalla la evidencia de esto al igual que hizo el versículo 3: "Y ustedes vinieron a ser imitadores de nosotros y de el Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación con gozo del Espíritu Santo." El hecho de que la tribulación no destruyó el gozo de su fe es la evidencia de que el Evangelio había llegado con el poder del Espíritu Santo y no sólo en palabra.
Así que el resultado de todo esto es que la fe y el amor y la esperanza del versículo 3 no son los principios psicológicos generales que suceden para trabajar y hacer a la gente más productiva y estable. Más bien son realidades teológicas profundas. Vienen de una relación con el Señor vivo, Jesucristo. Son el resultado y la evidencia de haber sido elegido por Dios Padre. Y son la obra del Espíritu Santo a través de la predicación de un mensaje en particular llamado el Evangelio.
¿Cómo Seguir Adelante?
Lo que queremos enfocarnos en esta mañana es la relación entre la constancia y la esperanza. Nuestro texto es el versículo 3, y en particular la frase, "constancia en la esperanza." Para mí, esto significa que la esperanza produce constancia, o que la constancia es el fruto de la esperanza. Mi razón por esta interpretación es que "la obra de la fe" y "el trabajo de amor" parecen tener el mismo significado—es decir, una obra que viene de la fe y un trabajo que viene del amor. La fe produce la obra. Y el amor produce el trabajo. Del mismo modo, entonces, la constancia proviene de la esperanza y la esperanza produce constancia.
La pregunta que quiero hacer esta mañana es esta: ¿Cómo seguir adelante en un camino de obediencia a Cristo—digamos, en algún tipo de relación o algún ministerio—cómo sigues mes tras mes por años o incluso décadas cuando hay obstáculos emocionales y relacionales y espirituales y financieros, y cuando los estímulos humanos normales se evaporan y te sientes olvidado?
¿Qué se necesita para seguirle, cuando la emoción se ha ido? El centro de atención es terriblemente inestable. Se mueve de un ministerio a otro en la iglesia local. Durante un tiempo está en el ministerio de la música. Luego hay un enfoque especial en la Educación Cristiana. Luego viene la Semana de Misiones, y ser un cristiano del mundo y el ir a través de las culturas es algo glorioso. Luego, destaca el ministerio de estudiante internacional, luego los ministerios urbanos, luego los pequeños grupos, luego el ministerio de la oración y la emoción de ser una iglesia de oración con equipos orando a través de todos los servicios y todas las mañanas de la semana.
A medida que el centro de atención se mueve y se centra en un ministerio, se ve brillante y emocionante, y entonces el ministerio consigue gente. Hay un sentido de emoción y gozo y camaradería y poder. Pero entonces el centro de atención pasa. Poco a poco, nadie parece estar hablando más de su ministerio. Ya no llega a ser la ESTRELLA como antes. Los reclutas ya no se piden desde el púlpito. Otras cosas que parecen emocionar a la gente ahora.
La Necesidad de la Constancia
Entonces, ¿acaso Dios quiere que los ministerios florezcan sólo cuando están en el centro de la atención y la gloria? ¿Quiere ministerios dinámicos de música y educación y misiones y estudiantes internacionales y asuntos urbanos y grupos de 20:20 y oración sólo cuando tienen el centro de atención de toda la iglesia? La respuesta es clara, NO. Entonces, ¿qué se necesita? La respuesta es: la constancia.
Es absolutamente indispensable, en la vida actual de la iglesia de Dios, el poder para seguir adelante mes tras mes, año tras año, aún década tras década en el camino de la obediencia. Y para muchos de nosotros eso significa un largo recorrido de constancia en un ministerio en particular, a pesar de los obstáculos emocionales y relacionales y espirituales y financieros, aún cuando los estímulos de la fama y la atención y la gloria y la admiración se han ido, y nos sentimos como si las alegrías de la vida nos pasan de largo.
Habrá un mundo de diferencia entre el gozo y el entusiasmo y la admiración cuando comisionamos a los Roys y los Richters y los Reyes esta noche, y el estrés y la soledad y la enfermedad dentro de seis meses en Camerún y Guatemala. ¿Qué exige Dios de tales misioneros? ¿Qué requiere de usted en su ministerio, en su matrimonio, en la carga de su enfermedad o discapacidad? Él requiere constancia. ¿Y de dónde proviene la constancia? Viene de la esperanza. "Damos siempre gracias a Dios…del trabajo de su amor y de su constancia en la esperanza."
Sin la constancia de la esperanza, la obra de la fe y el trabajo de amor demostrarán que no son una verdadera obra de Dios, sino sólo el amor de la atención. No vivimos en una generación que pone una gran énfasis en la constancia en las relaciones o en puestos de trabajo o en el ministerio. Y nosotros precisamente hijos de nuestra era. Si seguimos a las Escrituras aquí, vamos a estar nadando contra la corriente. ¡Que así sea! ¡Este es un llamado a la constancia de los santos! (Apocalipsis 13:10; 14:12)
Una Pregunta Crucial Sobre la Constancia y la Salvación
Vamos a investigar la conexión entre la esperanza y la constancia haciendo una pregunta muy crucial y práctica: ¿se supone que los cristianos sean constantes en el camino de la obediencia para heredar las bendiciones del cielo, o se supone que los cristianos sean constantes porque las bendiciones del cielo son sin duda e infaliblemente de ellos?
Vamos a preguntarlo de otra manera: ¿es la constancia en el camino de la obediencia a Cristo, una condición que debemos cumplir para obtener la herencia de la salvación, o es la herencia de la salvación un don ya garantizado por lo que nuestra confianza en ella es lo que nos permite ser constantes?
O, para preguntarlo de otra manera: ¿Es el mensaje del Evangelio, debes ser constante hasta el fin para ser salvo, o es el mensaje del Evangelio, serás constante hasta el fin, porque eres salvo?
Ambos / Y
¡La respuesta bíblica a todas estas seis preguntas es un rotundo SI! Usted debe ser constante hasta el fin para poder ser salvo. Y será constante precisamente porque es salvo. La salvación es a la vez la recompensa de la constancia, y el regalo gratis de la gracia. Perseveramos para heredar las bendiciones del cielo y porque estamos seguros de que las bendiciones del cielo son sin duda nuestras.
Ahora, la razón por la que insisto en esto es que el lugar a donde usted debe ir a fortalecer su esperanza es a las Escrituras, y lo que encontrará cuando lo hace serán ambas enseñanzas (el "debe" y el "hará"; el "para" y el "porque"). Y yo no quiero que usted tuerza las Escrituras, o que pierda el ánimo precioso de Dios en ambos tipos de textos. Permítanme ilustrar estos dos tipos de Escritura y tratar de mostrar cómo ambos son realmente intencionados para fortalecer y sostener su esperanza y energizar su constancia. Primero echemos un vistazo a los HARÁ y luego a los DEBE.
Los "Hará"
Recordará la semana pasada cómo las promesas del nuevo pacto fueron mejores que el antiguo pacto, porque son acompañadas con la seguridad del poder espiritual para cumplir con las condiciones del pacto. Por ejemplo, en Jeremías 32:40 Dios promete,
Haré con ellos un pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.
Este es el mismo que Ezequiel dice en 36:27.
Pondré dentro de ustedes mi Espíritu, y haré que anden en mis estatutos, y guarden mis preceptos, y los pongan en obra.
Entonces, ¿qué podemos aprender de estos versículos? Aprendemos que el pueblo de Dios SÍ perseverará en el camino de la obediencia. "¡Pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí!" "Pondré dentro de ustedes mi Espíritu, y haré que anden en mis estatutos." La constancia es un regalo prometido del nuevo pacto. ¡Es uno de los grandes HARÁ de la gracia soberana de Dios!
Y así llegamos al Nuevo Testamento y leemos en Filipenses 1:6, "Estando persuadido de esto, que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo." Dios lo HARÁ. Y 2 Timoteo 1:12, "Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel Día." En otras palabras, Dios HARÁ que Pablo permanezca fiel en el ministerio que le ha sido dado.
A los Corintios (1 Corintios 1:8-9) Pablo dice: "Cristo también los confirmará hasta el fin, para que sean irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fueron llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor." En otras palabras, si Dios te llama a la comunión con su Hijo, Él te dará la constancia hasta el final. "Fiel es el que los llama, ¡el cual también lo HARÁ!" (1 Tesalonicenses 5:24). "A los que llamó, a estos también justificó, y a los que justificó, a estos también glorificó" (Romanos 8:30).
El camino de la justificación a la glorificación es un camino de obediencia. Este camino es la garantía y el regalo de Dios comprado para el pueblo de Dios con la sangre del nuevo pacto: "Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, les haga aptos en toda obra buena para que hagan su voluntad, haciendo Él en ustedes lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén" (Hebreos 13:20-21). La bendición comprada con la sangre del nuevo pacto es el compromiso de Dios Todopoderoso de nunca alejarse de hacernos el bien y de obrar en nosotros lo que es agradable delante de Él, y así causar que estemos en CONSTANCIA en la obediencia hasta el final. La constancia es un regalo y la garantía del nuevo pacto sellado con la sangre de Jesús para todos los que confían en Él.
Y así recordamos cuando nos sentimos débiles, y quitamos la vista de nosotros mismos hacia la gracia de Dios y su poder y reavivamos nuestra esperanza de que podemos y vamos a ser constantes en el camino de la obediencia a la que Él nos ha llamado.
Los "Debe"
Ahora, este es un tipo de texto que usted encuentra en la Biblia cuando busca aliento y fuerza. Pero hay otro tipo también. El primer tipo dice que la constancia ha sido comprada por la muerte de Cristo para su pueblo y está garantizada. El segundo tipo dice que la constancia es un deber del pueblo de Dios y por ello obtendrán la recompensa de la salvación. El primero dice: Usted será constante porque es salvo. El segundo dice, Usted debe ser constante para ser salvo. Echemos un vistazo a este segundo tipo de texto.
Cuando describe los tiempos finales, Jesús dice: "Por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere [sea constante] hasta el fin, éste será salvo." (Mateo 24:13; 10:22, 2 Timoteo 2:12). Usted debe ser constante hasta el final para poder ser salvo. Pablo le dice a la iglesia en Roma: "Dios pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando [ser constante] en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad" (Romanos 2:6-7 ). Vamos a obtener la vida eterna SI ES QUE por nuestra constancia seguimos adelante en hacer el bien.
Él dice prácticamente lo mismo en la gran epístola de libertad. Gálatas 6:8-9, "Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción, mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien [o sea, ¡seamos constantes!], porque a su tiempo segaremos si no desmayamos." La cosecha de la vida eterna se alcanza sólo por aquellos que siembran para el Espíritu y no se cansan de hacer el bien, aquellos que son constantes. Debemos ser constantes para heredar (segar) la vida eterna.
Y Hebreos 10:35-36 enseña lo mismo: "No pierdan, pues, su confianza, que tiene grande recompensa, porque les es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengan la promesa." Es necesario que usted sea constante para que pueda hacer la voluntad de Dios, para que pueda obtener lo que se promete. La herencia sólo se da a aquellos que son constantes en la obediencia a la voluntad de Dios (Hebreos 3:6, 12f;. 6:11; 10:23; 12,1ff.).
Esos son los dos tipos de textos que encontramos en la Biblia acerca de la constancia. Un tipo nos asegura que VAMOS a ser constantes porque somos salvos. El otro tipo que nos insta a ser constantes para que seamos salvos. La constancia es un regalo y la constancia es un deber. Y éstos no están en conflicto. Cuando tratamos con un Dios santo y soberano, éstas no son contradicciones. DEBEMOS ser constantes hasta el fin, porque Él es santo, y VAMOS a ser constantes hasta el fin, porque Él es soberano.
En cierto sentido, hay dos diferentes tipos de Escrituras, ya que tienen dos propósitos diferentes. Pero en otro sentido, son perfectamente uno. Considere sus diferentes propósitos.
Los HARÁ de la Escritura Hacen Tres Cosas
1. Nos apartan de toda autonomía y jactancia (1 Corintios 4:7) y nos dirigen al poder soberano de Dios. "¡Él hará que seamos constantes!"
2. Los HARÁ de las Escrituras nos alejarán de todo legalismo—la idea de que alguna vez podríamos ganar el premio celestial. Fue comprado por Cristo. Es un regalo gratuito y no puede ser ganado. La constancia no es una manera de pagar por la salvación. Es una manera de experimentar la gracia (1 Pedro 4:10-11, Gálatas 5:10) y de vivir por fe (Gálatas 2:20).
3. Los HARÁ de las Escrituras dan la confianza y la paz al quebrantado y contrito que se entrega a Jesús para perdón y ayuda.
Los DEBE de la Escritura Hacen Tres Cosas
1. Nos recuerdan que el milagro de la conversión no es una ficción jurídica. Usted no puede ser convertido a Cristo y que todo permanezca tal como era. DEBE haber un cambio—un cambio que sea constante. Debe haber la "obra de fe, el trabajo de amor, y la constancia de la esperanza." "Aquellos que son de Cristo han crucificado la carne" (Gálatas 5:24).
2. Los DEBE de las Escrituras dirigen nuestra atención hacia el valor muy grande de la recompensa de los cielos. Si tenemos que ser constantes, y si la constancia proviene de la esperanza, entonces tengo que liberar mi corazón del amor al mundo y ponerlo sobre el valor de las cosas de arriba, para que mi esperanza en Dios se avive y yo tenga el poder para ser constante en la obediencia a Cristo.
3. Los DEBE de las Escrituras nos proporcionan una manera de probar si tenemos algún derecho a reclamar los HARÁ por nosotros mismos. ¿A quién pertenecen los HARÁ de la Escritura? Pertenecen a los que son quebrantados por los DEBE de la Escritura y acuden a Cristo para perdón y ayuda.
Así que los HARÁ de las Escrituras dan a la vida cristiana su paz y seguridad y estabilidad, y los DEBE de las Escrituras dan a la vida cristiana su urgencia y seriedad y misión. Los HARÁ basan la vida cristiana en la soberana gracia y poder de Dios. Los DEBE nos recuerdan la necesidad de depender en esta gracia y poder.
Así que al final tanto los HARÁ y los DEBE de las Escrituras nos apuntan a la misma cosa: nos dirigen lejos de nosotros mismos hacia la soberana gracia y poder de Dios. Los HARÁ lo hacen directamente con la promesa de la gracia. Los DEBE lo hacer indirectamente ordenándonos hacer cosas que no podemos hacer sin la gracia.
Los Debe, los Hará, y la Constancia de la Esperanza
Y así, cuando usted lea en la Escritura que Dios te HARÁ que seas constante (Jeremías 32:40), el objetivo es que, con toda paz y gozo, usted ponga su esperanza en la gracia soberana de Dios, y en la esperanza encuentre la fuerza para ser constante. Y cuando lea en las Escrituras que DEBE ser constante (Lucas 21:19), el objetivo es el mismo: que, con toda urgencia y seriedad, ponga su esperanza en la gracia soberana de Dios, y en esa esperanza encuentre la fuerza para ser constante.
Los HARÁ de las Escrituras son llamamientos dulces y de ánimo para tener esperanza en Dios. Los DEBE de las Escrituras son llamamientos urgentes y serios para tener esperanza en Dios.
Los DEBE no nos están diciendo que seamos constantes en nuestra propia fuerza. Y los HARÁ no nos están diciendo que no tenemos que ser constantes. Tanto los HARÁ y los DEBE nos dicen: ¡TEN ESPERANZA EN DIOS! ¡TEN ESPERANZA EN DIOS! ¡TEN ESPERANZA EN DIOS! Porque ésta es la gran fuente de poder para ser constante en el camino de la obediencia.
Si usted pone su esperanza en la soberana gracia y poder de Dios y no en su propia fuerza, o en la aprobación de los demás o en el dinero o en placeres efímeros, o en su estatus, entonces cuando el centro de atención se desplaze lejos de su ministerio y su vida, y la alabanza del hombre se haya ido, y se evapore la emoción de la auto-negación y se desmorone todos los apoyos de los hombres, entonces SERÁ constante, con la constancia de la esperanza.
Así que, hermanos míos amados, estén firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano.
Después de 17 semanas de mensajes sobre la esperanza me siento obligado a suplicar a ustedes que no han puesto su esperanza en Cristo a hacerlo ahora mismo. Humíllense bajo la poderosa mano de Dios, reconozcan su pecado, suelten las esperanzas terrenales, y confíen en Cristo para el perdón de los pecados, el poder para ser constante, y la esperanza de vida eterna.
¡Amén!
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